Capítulo 69: Un aliado

734 103 14
                                    







Connor recogió su papel que le identificaba como un miembro sano y apto para salir al mundo exterior y útil para trabajar.

Había pasado la cuarentena y no había enfermado.

-Has tenido suerte, chico. -dijo la enfermera que adjudicaba los certificados.

Connor se la quedó mirando con el papel apretado entre las manos.

¿Suerte?

Al menos mientras estaba en cuarentena tenía una cama y una habitación con una estufa de carbón.

Se dio la vuelta y abandonó la fila ante los empujones de aquellos que por fin podían volver a su vida normal.

En aquellos días su vientre se había hecho redondeado e inocultable.  Ahora llevaba un jersey que el doctor Coleman le había dejado pero aún así se notaba. 

-No tienes que preocuparte – Louis se acercó a él. Al parecer había estado enfermo en su casa y de ahí su aspecto pálido, sus ojeras marcadas y que su cojera fuese más obvia que nunca.  – puedes ocupar ya tu puesto de trabajo como encargado de la limpieza pero no hagas muchos esfuerzos.

-Gracias...

-Te mostraré tu cuarto.  Hoy descansa y te incorporas mañana.  Te he encargado un uniforme y una mascarilla para mayor seguridad.

Connor le siguió, escuchando todo.  Tenía dos turnos, una semana de mañanas y una de tardes.  A las seis tenía que empezar a limpiar las oficinas...

Cuando Louis se fue, Connor vio que le había dejado un papel.  Era una invitación a la fiesta de inauguración, en dos días.

-He escuchado todo y desde luego no va a hacer nada de eso.

Una voz profunda le habló.  Ni siquiera le había oído llegar dado su sigilo.  Era un hombre alto y atractivo, uno de los doctores.

-Tengo que hacerlo.

-Yo hablaré con Louis, él no es doctor y aún así como todos los alfas lo único que sabe del proceso de gestación es hacer el bebé y que nueve meses después sale mágicamente.

-Usted es alfa.

-Soy especialista en obstetricia.  Y con cinco meses de embarazo no va a trabajar seis horas no va a trabajar seis horas limpiando cristales o arrastrando un cubo de fregar.

-No puedo perder este trabajo.

-Estoy seguro de que Louis comprenderá.  Pásese por mi consulta cuanto antes.  Supongo que no ha controlado su embarazo.

Connor se quedó sentado en la cama.  El hombre se fue, sin más.

El bebé pateó.



-Los gestantes siempre han trabajado.  Yo solo quiero ayudar al omega.

Ethan asintió, sentado frente al sillón de director de Louis.

-Y ese es un gran error y causa en gran parte de la alta mortalidad en gestantes de baja extracción social.

-¿Me aconsejas que no trabaje?

-Supongo que no vas a echarle a la calle.

-Por supuesto que no.  Pero gastará comida y recursos y ahora mismo no abundan.

-Yo me haré cargo de los gastos de alimentación que genere.

-No seas idiota, yo lo haré.  Pero no tenía ni idea de esto.  Tengo mucho que aprender.



Connor entró en la consulta del doctor Wellington y por primera vez en su vida sintió vergüenza al desnudarse ante un hombre, y lo había hecho ante muchos. 

Le había dado un camisón y trataba de ser respetuoso, con su educación y su acento americano, pero eso no hacía que Connor se sintiera menos extraño.

Tuvo que subirse a una silla o algo parecido.  Era incómoda y las piernas le quedaron completamente abiertas y sus genitales expuestos en su totalidad.

-¿Cuándo tuvo su último periodo?

Respondió.  El doctor Wellington parecía serio y profesional.

-¿Puede decirme quién es el padre?

-Puedo, pero ya está lejos.  Era un soldado italiano.  Se fue cuando me quede en estado.

-Conteste con sinceridad porque es importante.  ¿Ha intentado abortar?

Connor sintió un frío por todo su cuerpo.

-No.  Nunca.  Es mi bebé.

-Tranquilo... necesitaba saberlo para evaluar su estado.  No le hubiese juzgado de haberlo hecho.

Connor respiró profundamente.

El examen fue un poco doloroso.  Estaba nervioso y cerrado. 

-Creo que todo va bien -El doctor se quitó los guantes -es un bebé grande.

-Lo sé por cómo me patea.

-Le voy a dar vitaminas y calcio.  Y usted las va a tomar.

Connor asintió.

Al fin alguien que no le juzgaba y le ayudaba.  Louis, el doctor Coleman y ahora el doctor Wellington.

No podía creer su suerte.

Acendrado ||Narry||Ziam||Omegaverse|| Historical-Fiction||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora