Capítulo 17: Colas

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Harry se subió al tren y buscó un lugar donde sentarse.  El dolor en la cadera ese día era molesto.  Definitivamente debía estar avecinándose una tormenta.

No le había dado tiempo a pasarse por casa de Niall, pero eso no tenía porqué ser un contratiempo.  Un cortejo serio a un omega no era algo acelerado, llevaba su tiempo y un fuego lento, como los platos más exquisitos.

El pensamiento le recordó que necesitaba contratar personal para la casa.  Quería una cocinera que le llenase cada día el paladar de sabores para olvidar la pólvora en su garganta, y comprar sábanas suaves que borrasen el picor provocado por las mantas del ejército. 

Quería un hogar.





Louis le había aconsejado que le pusiese a Faith las vacunas que proveía el Gobierno.  La mortalidad infantil se había disparado durante los años de guerra y el Estado se había aplicado en serio la protección del futuro de su pueblo .  Aún había muchas enfermedades que se expandían aprovechándose de que en esos momentos aún no era tan fácil encontrar comida. 

Muchas personas no tenían nada, muchos alfas muertos en el frente eran simples soldados que habían dejado pagas minúsculas y muchos omegas habían quedado preñados en visitas de alfas que prometían todo tras la guerra y les había dejado como viudos de nadie, solteros y solteras con niños pequeños que lloraban con el mismo hambre que los niños con paternidad reconocida en el registro civil. 

Niall colocó a Faith bien en sus brazos, contra su cadera.  La cola era larga.

Su mente se retrotrajo muchos meses, años atrás.

Él no llevaba un traje gris pulcramente planchado y almidonado.  Llevaba un suéter color marrón claro de George, lo más grande que había encontrado en el armario y un pantalón que otra omega que había sido madre un año antes le había dejado en préstamo.

El viento soplaba en el exterior del pabellón de la escuela del pueblo donde les habían pedido esperar.  A Niall le dolían las piernas y los bebés en su interior pateaban tanto que le hacían sentir náuseas. 

Pero había llegado un cargamento de ayuda y tenían harina, arroz y leche. 

Llegó a la cabeza de la fila, al fin.  Sacó el papel arrugado donde apuntaban lo que le correspondía, se le entregaba y cuánto.

No era un soldado.  Era una omega funcionaria del Gobierno.  Esas no solían ser tan generosas.

Niall se mordió el labio.  Jamás había creído verse necesitado de decir lo que estaba a punto de decir.

-Me corresponden tres litros de leche y dos kilos de arroz porque estoy en estado de buena esperanza.

La omega le miró con superioridad.

-Quedarse en ese estado en momentos como el que estamos viviendo no resulta la decisión más inteligente. 

Niall agachó la mirada.  Cuando su embarazo se confirmó el médico le había ofrecido un aborto gratuito como cortesía de un gobierno que en plena guerra se veía obligado a mantener una política proteccionista hacia gestantes y bebés pero que en realidad les veía como una carga económica. 

Era muy fácil encontrar anticonceptivos.  Más fácil que comida. 

La mujer siguió juzgándole con la mirada.  Pero estaba poniendo las raciones extra en su cesta. 

Levantó el sello para señalar que se le había entregado la comida cuando se detuvo un momento.

-Señor Tomlinson, ¿me permite algo?

-¿Qué necesita?

-Tocarle para asegurarme de que no lleva una almohada para fingir y lograr más comida.



Niall volvió al presente.  Quería olvidar aquel momento humillante de su vida, las garras de esa mujer en torno a su vientre.

Caminó dos pasos.  Un niño salía sollozando y pataleando en el cuello de su madre.

Y entonces vio a a Mathilda Jonhson con su bebé en brazos saliendo de la cola.

-¿Mathilda?

-Me han dicho que no hay vacunas para sucios alemanes.

Frieda, su hija de meses, lloró en sus brazos.  Niall miró a la mujer que tomaba los datos de la cola.

-No entiendo.  Tu esposo es británico. 

-Nos casamos en Alemania.  No les importa que yo fuera otra víctima del nazismo, no quieren entenderlo.  No hay vacuna para Frieda.

Niall miró alrededor, tratando de ver un rostro conocido.

-Allí está tío Louis -dijo entonces Faith – el le pondrá la vacuna.  Él es importante. 



Louis se encontró al hospital sobrepasado por las demandas de vacunas.  Eso y una operación inesperada de apendicectomía más un planeada hacían que todo estuviese vuelto un caos. 

Pero no le permitían hacer labores de médico o enfermero.

-Si de verdad quiere ayudar, puede agarrar ese cubo de fregar y esa fregona y limpiar en la sala de espera, un niño se ha mareado.

Louis lo sujetó y fue a limpiarlo.

No le importaba.  Solo quería ayudar. 

Se dirigió con el cubo al vestíbulo y entonces fue cuando su pierna decidió que definitivamente no quería cargar pesos.

Sus músculos se tensaron y la pierna le falló.

El suelo se vino contra él mientras el agua se derramaba.

-¿Se encuentra bien? ¿Puedo ayudarle?

Reconoció esa voz.  Y se quedó mirando esos ojos de colores dispares.

-Es la pierna.  Lesión de guerra.

-Acompáñeme.  Que alguien recoja esto.  Yo le miraré esa pierna.





Niall le pidió a Mathilda que esperase.  Casi era su turno con Faith.

En la consulta había una doctora y una enfermera. 

-Justo con la vacuna ofrecemos un reconocimiento.  El gobierno quiere saber si sus niños están fuertes.

-Muy bien.  Faith, ya sabes.  Nada de llorar.  Eres una niña buena.

El peso y la medida resultaron muy satisfactorios. También el análisis visual y la presión sanguínea.  Faith se rió cuando comprobaron sus reflejos. 

Cuando le sacaron sangre pareció mas asustada pero entonces llegó la vacuna.

Apretó la cara contra su padre.  Dolía.  Pero papá le había enseñado a ser fuerte.

-Muy bien -dijo la doctora – eres una niña muy fuerte -dijo dándole un trozo de manzana.

-Tengo una pregunta -dijo Niall entonces.

-¿Sí, señor Tomlinson?

-Mi marido entregó su vida por defendernos de un enemigo que creía en la superioridad de su raza por encima de todas.  ¿Por qué mi gobierno rechaza tratar a una alemana casada con un británico como si fuese inferior a nosotros?

-Solo seguimos órdenes, señor.

-Si esto es así, la guerra no ha servido para nada.

Niall sujetó bien a su hija y se fue.

Acendrado ||Narry||Ziam||Omegaverse|| Historical-Fiction||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora