Capítulo 16: Jabón con aromas

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El amanecer olía mejor en tiempos de paz.

Harry estaba corriendo en forma humana por los alrededores del pueblo.

No era un hombre que desarraigase fácilmente sus costumbres, como los entrenamientos y el ejercicio físico.

Prefería correr como lobo, pero planeaba hacer una visita de cortesía a Niall antes de tomar el tren de media mañana a la ciudad. 

Había mucha gente en movimiento a esas horas.  Lo bueno de la reconstrucción era que todo el mundo se sentía de algún modo íntimamente implicado en la labor de levantar a su pueblo de nuevo. 

Saludo con la cabeza a Louis Tomlinson.  El alfa cojeaba ese día.  Quizás era porque el cielo gris avecinaba tormenta.  Pero su rostro reflejaba la amargura de quien una vez fue perfectamente sano y ahora cargaba con su cruz particular.

Giró una esquina y se detuvo.  Creyó estar viendo un espejismo.

El General  Zayn Malik fumando apoyado en la pared de un establecimiento que ofrecía habitaciones baratas de alquiler. 

Iba a dar un paso hacia él cuando el espejismo se convirtió aparentemente en una alucinación compleja.

Porque el general Payne acababa de salir por la puerta del establecimiento y había acercado su rostro al de Zayn.

Le había dicho algo y luego culminado en un beso rápido y furtivo.

Harry no se sorprendió.  Sabía que debería sorprenderse o escandalizarse pero algo en su interior simplemente se encogió de hombros y asimiló eso como el curso natural de la relación que había ido viendo forjándose entre ambos hombres. 

Solo se acercó a ellos, feliz de verles.

-¿Liam? ¿Zayn?

Los aludidos le miraron asustados y culpables, ante lo cual Harry asumió como mejor comportamiento hacer como que sus ojos no habían visto absolutamente nada.

-¿Qué hacéis aquí?

-Zayn me acompaña.  Yo tengo unos asuntos que tratar con el alfa Tomlinson.  Él fue mi amigo y yo quiero aclararle algunas cosas que no hice muy bien.

-Mierda... estoy muy feliz de veros.

-Todo lo que Liam dijo es verdad.  En cuanto a mi, mi familia se ha vuelto a Asía y vendido todas las propiedades.  No tengo a donde ir.  Liam me ofreció su hospitalidad.

-Es lo que hacen los amigos -dijo Liam. 

-Y yo os ofrezco la mía.  Hoy mismo voy a culminar la compra de una propiedad aquí.  Me vendrá bien compañía.  Alguien con quien hablar...

-Perfecto porque mi casa está en obras y durarán meses.

-Vine a este pueblo para cumplir mi promesa con George.  Pero surgieron algunas cosas que me hicieron desear quedarme.  Mi futura casa es la gris y blanca con fachada de piedra al final de la calle principal.  Sentiros libres de ser vosotros mismos en ella.

-¿Ahora te vas?

-Tengo que ir a Londres.  Y antes de eso, tengo algunas cosas pendientes hoy.



Niall dio una vuelta en la cama.  El tic tac del reloj le molestaba.

El ataque de asma no había sido muy grave pero los pensamientos agolpados en su cabeza no le habían dejado dormir demasiado bien.

Decidió levantarse de la cama pese a que solo eran las siete. 

Ese día no tenía demasiado que hacer.  Así que podía acercarse al hospital y vacunar a Faith contra el tifus.  Según Louis, hacerlo era altamente recomendable. 

Luego iba a hablar con su cuñado y alfa para pedirle que le ayudase a planificar algunos cambios en la casa.  Quitar muebles y cosas que eran más refugio de carcoma y malos recuerdos que útiles. 

Necesitaba saber cuánto dinero aportaría Louis como heredero en efecto de la mansión.

Era curioso.  Niall había sido el dueño de la casa pero ahora solo era quien la usaba y disfrutaba hasta que muriese, porque solo era el viudo del verdadero dueño.  Toda su herencia se basaba en estipendios, usufructos y lágrimas. 

En realidad nada era suyo. 

Excepto las pesadillas. 



Caminó descalzo hasta su cuarto de baño.  El inodoro estaba inutilizado pero la pequeña bañera no.  Aunque llamar a aquello bañera era muy optimista, le servía para una ducha y le permitía el lujo de la intimidad que desde que Faith había aprendido a caminar había desaparecido.

Allí lloraba en privado cuando no quería que nadie le escuchase.

Y allí a veces le permitía a su cuerpo pequeñas licencias en forma de placeres. 

Se enjabonó la piel.  Añoraba los jabones de aromas.  Iba a comprar la próxima vez que fuese a Londres.

Es más, iría ese fin de semana a Londres, con Faith.  Sacaría dinero en efectivo de su cuenta familiar y se darían caprichos. 

Como hacía a veces el antes de la Guerra.

Café expresso en el centro.  George imitaba el acento italiano.

Aquellas semanas en que se conocieron y su boda...

"Te encantan los jabones.  Eres un omega coqueto.  Cada día hueles diferente.  Me encanta..."

Niall dejó caer el jabón basto con el que se estaba lavando.  El producto se estaba desperdiciando pero ya qué importaba.  La guerra había acabado. Louis había liberado el dinero.  Su pensión de viudo de un alto militar, la manutención establecida en el testamento de George, no era pobre.  Ya no era pobre nunca más.  Podía comprarse jabón de olor. 

¿Por qué esa clase de pensamientos?

Cerró el agua. Él sabía porqué.

Ese alfa de penetrantes ojos verdes era el culpable de su delirio.

-George... ¿Qué me aconsejarías tu?  Siempre sabias que hacer. 

Apretó el rostro contra las baldosas de la pared.

George querría que viviese. George querría que fuese feliz. 

Que volviese a coleccionar jabones y a reír, George le querría vivo, no muerto en vida.

Hasta ahora no lo había visto.

Pero asimilarlo no daba menos miedo.

Acendrado ||Narry||Ziam||Omegaverse|| Historical-Fiction||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora