Capítulo 96: Hermann y Adler: un nuevo comienzo

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Adler terminó de colocar los abrigos y los gorros a los niños de la familia.  Esa tarde tenía al fin tiempo libre.

Normalmente iba con su hija al parque Saint James y se gastaba buena parte de su asignación en comprarle un helado en el puesto más popular y en dejarle subir al carrusel.

Ese día su corazón latía más rápido.  Había visto a Hermann dos dias antes, de nuevo frente a la escuela.  Llevaba escrito en un papel su plan de los jueves tarde y disimuladamente se lo había deslizado en el bolsillo.

Esperaba verle y poderle presentar a su hija.  Sabía que ya estaba buscando a su primogénito, y era la primera vez en años que tenía esperanzas de que su familia se pudiese reunir de nuevo.

Su otra mitad, el complemento de su alma, estaba allí de nuevo.



Saint James era el parque por excelencia de la capital británica.  Durante muchísimos años había sido escenario de chismorreos, escándalos, duelos, confirmaciones de romances, muerte y vida concebida entre los sitios más recónditos buscados por los amantes.

Hermione ya conocía a Hermann pero Adler necesitaba presentarles como padre e hija, necesitaba explicar a su marido lo ocurrido.

Cambio su habitual corbata negra de luto por una morada.  Vistió a la niña con su ropa de domingo y se dirigió al parque.

-Me gustaría mucho tener una bicicleta como esos niños.

-Ya te lo he dicho, Hermione.  No gano tanto y los otros niños te dejan el suyo.

Sacó la bolsa con pan duro para los patos y le dio un puñado de migas para que Hermione les diese de comer.  La vio alejarse y alguien le tocó el hombro.

-Adler.

Se dio la vuelta y no pensó ni por un segundo antes de hundir su cabeza en el pecho de Hermann y humedecerlo con sus lágrimas.

-Creía que habías muerto. Durante años lo creí.

-Yo no sabía nada de ti. Ni... de ella.

-Lo supe durante el viaje a Inglaterra.

-Cada vez estoy más cerca de encontrar a Josh.  Luego buscaré un trabajo y compraré una casa y viviremos juntos.

-¡Hermione! Ven aquí -grito Adler aún con la voz temblorosa.

La niña obedeció. 

-Hermione, este es Hermann.  Te puse tu nombre por él... es tu padre.

La niña observó a Hermann con sus inmensos ojos claros.

-Creia que tu padre había muerto pero no fue así, y pronto podremos vivir de nuevo como una familia.

Hermann abrazo a su hija contra sus piernas y besó a Adler.  Éste se entregó por completo y su pecho estalló de alegría.  Sintio como su cuerpo se desperezaba de un largo tiempo dormido y deseo que el beso nunca se rompiese.

-Pronto me iré de Londres unos días. Por Josh.

-Tranquilo... ya nada nos separará.

-Ni lo dudes.

-¿Puedo ir al carrusel?

La niña les interrumpió.  Se acercaron a la fila de niños y Hermann sacó una moneda del bolso para entregársela al encargado del carrusel. Por su físico y su acento comprendió que era otro inmigrante alemán.

Le pagó de más.

La niña disfrutaba de las vueltas del carrusel cuando Hermann susurró al oído de Adler.

-¿Puedes lograr que tus jefes te den la noche libre mañana? Quiero invitarte a cenar y... enseñarte mi habitación.

Ese susurro en el cuerpo de Adler se convirtió en un rugido.

-Por supuesto. Les diré que tengo que estar con algún amigo.  No quiero que sepan que estoy con un hombre hasta que podamos reivindicar nuestro estado como matrimonio.

-Mañana a las siete y media en el restaurante que hay en Times Square.

Acendrado ||Narry||Ziam||Omegaverse|| Historical-Fiction||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora