Acendrado ||Narry||Ziam||Omegaverse|| Historical-Fiction||

Capítulo 38: Una invitación para cenar

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Niall sabía que Faith era una pequeña personita dura. 

Lo sabía desde que salió de su útero gritando y con mucho más tamaño que su hermana y lo había sabido a lo largo de esos casi cuatro años criándola en solitario.

Era como una roca.  Resistente, dura pero hermosa. 

Pero aquella vez había superado todas sus expectativas.  Tras sólo una semana en el hospital, los doctores consideraron adecuado que la niña continuase su recuperación absoluta en casa.

Se había sentido muy reconfortado con las visitas de Louis y de Harry. 

Le agradaba ver que Harry y Faith tenían una buena relación.

Para un omega con una hija era importante constatar que el alfa que le pretendía sería amable con la niña.

-Buenos días... -Harry entró en el cuarto del hospital.

-Buenos días, Harry.  Gracias por venir pero hoy me dan el alta -dijo Faith con una sonrisa inmensa.

-Lo sé, pero Louis no puede venir hoy.  El y Dominick han encontrado una nueva casa que les gusta mucho más para la clínica y viajo a Londres para culminar la transacción.  Yo os llevaré a casa.  Me ha dejado su coche.

Niall sonrió, sintiendo un agradable calor por el pecho.  Harry comportándose como un alfa familiar era todo lo que su cuerpo en ese momento pedía y necesitaba. 

-Perfecto.

-Yo te llevare -dijo Harry riéndose y sacando a Faith de la cama.  La sostuvo en brazos y también llevó la bolsa con su ropa. 

Niall les siguió.

-Te has convertido en la niña más popular del pueblo -le dijo Harry a Faith – todos hablan de que te operaron por ese estallido en la arena. 

Cuando llegaron a casa, Faith quería ponerse en pie pero Niall fue inflexible.

-Todavía tienes que guardar cama.

Faith no parecía conforme.  Harry guardó silencio tratando de contener una risa.

-Quédate un rato acostada y podrás bajar al salón a cenar.  Podemos invitar al general a cenar con nosotros si quiere...

-Será un placer.

-Tengo una idea.  Iré a comprar pastel de postre para la cena.  ¿Puedes... quedarte con Faith?

-Claro.

Connor empezaba a ponerse nervioso.

No sabía si aún podía contar con el general Styles.  Le había dicho que demorarían el inicio de esas sesiones hasta que Faith saliese del hospital.  De hecho ese día iba a ir a buscarla.

Y no sabía si lo mantendría ahora o no.  Necesitaba un trabajo de verdad y con urgencia.

Otra semana más.  Tres meses y una semana de embarazo.  Iba a notarse pronto, la ropa empezaba a quedarle ajustada y...

Su padre no estaba en la panadería esa tarde.  Le había dejado al cargo y él estaba dejando salir toda su autocompasión.

Y su frustración.

Estaba sentado llorando en el suelo de la cocina llenándose de puñados de chocolate sin ningún tipo de control.

El mundo era injusto y una mierda.  Le juzgaban por lo mismo que los alfas hacían sin problemas.  Y su padre...  nunca le había preocupado que Connor viese todas las amigas que se llevaba a casa desde que su madre murió, ni que con once años le ayudase en el obrador de pan.

Pero si le preocupaba lo que dijesen los demás.

Como todos esos omegas que le miraban con la nariz levantada y su ropa nueva. 

Se metió otro puñado de chocolate cuando escuchó las campanillas de la puerta.

Estupendo, pensó al levantarse.

Horan.

Uno de esos omegas afortunados que le saludaba bajando los ojos.

-Buenas tardes -dijo saliendo hacia la zona de mostrador.