Acendrado ||Narry||Ziam||Omegaverse|| Historical-Fiction||

Capítulo 55: A solas

Treinta y cinco para actualizar ❤️

Niall Tomlinson era capaz de enfrentarse a bombardeos, parir gemelas, limpiar la casa del hollín de las bombas, pero no era capaz de reaccionar con rapidez si una situación le incomodaba.

Por eso cuando Connor se desmayó, y una extraña sensación le latió en el pecho, algo que hubiese llamado culpabilidad de haberse atrevido a ponerle nombre, se quedó bloqueado hasta el punto de decidir huir cuando la gente empezó a rodear al chico.

En la puerta se encontró con Dominick.  Tenía aspecto cansado y Niall recordó que ese día iba a ir con su abuela a Londres.

-Connor se ha desmayado -dijo, y contribuir a que se pusiese mejor le alivio un poco la carga de conciencia.

Caminó hacia su casa con la cabeza convertida en un caos.  Seguro que ese chico no había desayunado o algo así.  Que se hubiese desmayado al verle no tenía nada que ver con él.

Harry estaba acostado bocarriba en su cama.   Hacía mucho rato que los demás se habían levantado.  Había escuchado a Zayn y Liam, Liam cerrando furtivamente la puerta del otro alfa y echando un polvo de buenos días con él.  El agua correr, olor a desayuno.  Después se habían ido. 

Liam estaba buscando un empleo y Zayn igual.  A pesar de económicamente estar cubiertos por la pensión militar, ninguno era hombre de estarse quieto.

Josh se había ido con ellos ese día.  Se aburría hasta que pudiese empezar las clases tras la Navidad.

Harry se acurrucó en la cama.

Había comprado un radiotransistor en Londres.  Había puesto una emisora que emitía música y los ritmos alegres le transportaban mentalmente a un universo alterno y mejor.

Una vez le habían invitado a un baile y ahora Louis le había dicho que harían una fiesta para la inauguración de la clínica y que esperaban contar con su presencia.

El baile al que había asistido había sido en París.  El lujo era extremo pero él estaba demasiado afectado por lo que había visto en los campos de concentración.

Ahora sería distinto. Le pediría a Niall que fuese su acompañante.

Se imaginó al omega sonriendo, bailando con él, ambos vestidos de etiqueta. 

El rostro de Niall pegado al suyo.

Como había estado la noche anterior, su rostro enrojecido y su respiración entrecortada por el placer.

Se le había puesto dura.

Aún no había hecho ninguno de los ejercicios que Connor le había dicho.  La casa estaba sola y su cuerpo ardía de excitación al recordar cómo él omega se había corrido con sus manos horas antes.

Ya estaba desnudo.

Había dormido tantas veces con uniforme que desde que eran tiempos de paz prefería solo su piel como pijama.

Abrió las piernas al máximo.  Los músculos de su espalda y sus glúteos se tensaron a la vez que toda la sangre abandonada su cerebro e invadía las terminaciones nerviosas de su miembro ansioso.

Podía recordar la forma de la polla de Niall.  A la perfección, como si la tuviese en ese momento entre su mano otra vez.  Se acarició el tronco del pene y empezó a notar una humedad que le advertía de la proximidad de su corrida.

No, no.  Tenía que aprender a dilatar eso.  Si ahora apretaba bruscamente en busca de una liberación instantánea y un alivio pasajero volvería a correrse como un adolescente cuando estuviera entre las piernas del omega.

Y eso no iba a suceder.

Mantuvo la mano quieta y respiró muy despacio, contando hasta veinte.  Sentía la intensa necesidad de estrujar su glande y extraer su semen como si fuese una cuestión de vida o muerte.

Y en su mente, la sonrisa ladeada de Niall y sus labios hinchados, húmedos y entreabiertos gimiendo mientras le pedía más, la forma de sus cojones duros como pelotas de golf en sus dedos...

Unos minutos después, presionó su glande como le habían dicho.  Mantuvo la Palma de la mano apretada contra la punta gruesa y rosada de su polla y entonces volvió a acariciar, hacia abajo, hacia arriba, cada vez más rápido. 

Se corrió como nunca antes.  Como si su cuerpo estallase, eyaculando con fuerza como una botella de champán descorchada.

En la radio, empezaba a sonar una cuña publicitaria de café.