Capítulo 76: Hipocresía

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Niall James Horan no había tenido nunca idea de lo que era un celo de verdad.

Era el siglo XX, la química había avanzado y su familia era conservadora.

Desde el principio había recibido ayuda de los novedosos supresores, que ayudaban con los síntomas. 

Si se sentía excitado esos días y odiaba el doloroso sangrado posterior pero no era más que una ligera molestia al final y no entendía porqué los demás se quejaban tanto.

George también había sido cuidadoso con eso.  Le compraba los mejores productos del mercado.

Y durante la guerra aún lograba hacerse con ellos gracias a sus padres.

Pero nunca, jamás en su vida había sentido la necesidad ansiosa y absoluta, la desesperación que la naturaleza había maldecido y bendecido a su raza, del celo real y sin ayuda. 

Su cuerpo estaba hirviendo.  Solo podía escuchar la voz de Harry.  Su cuerpo llamaba a Harry como las sirenas llamaban a Ulises y el general estaba a punto de caer en esa trampa deliciosa sin mucha gana de oponer resistencia.

El cuerpo de los alfas estaba hecho para complacer a los omegas.

Los cristales del coche se ahumaron.  Niall gemía y se movía en el asiento como un gusano en peligro en el pico de un pájaro.

-Estamos a punto de llegar -la voz de Harry sonó ronca, profunda.

-Para.

-Estamos a punto de llegar.  Tienes supresores y te ayudaré...

-¡Para!

Harry frenó en seco y el coche derrapó por el césped que rodeaba la carretera.

Los ojos de Niall eran todo pupila.

-Alivíame, mi alfa.

Un alfa no podía negar jamás eso a su omega.  Sería lo menos honorable del mundo, su cuerpo se había construido interiormente para satisfacer y aliviar. 

Pasaron al asiento trasero y Harry perdió la noción de cualquier tipo de decoro u honorabilidad.

Le rompió a Niall la cremallera y le bajó los pantalones y la ropa interior.  Le empezó a besar el cuello y con la mano le acarició el tronco del pene.  Estaba tan sensible.

Le coloco de rodillas contra la ventanilla.

Niall gimió muy fuerte.

Así, así le gustaba.  Duro.  Fuerte.  Y con el riesgo de que un coche pasase por la carretera.

Ese pensamiento le provocó una eyaculación inmediata y apenas se estaba recuperando de ella cuando Harry entró en él.

-Alfa.... -gimió-Harry...

-Omega...

Harry empezó a empujar dentro de él y a lamer su cuello.  La marca de Niall aún era muy visible pero era un viudo.  Era su derecho y su deber.

Y mordió, satisfecho de al fin poseer lo que era suyo.

Niall volvió a correrse.  No entendía como eso podía suceder. Porque los empujones de Harry le provocaron un tercer orgasmo.

Y el semen del general inundó su interior.

Cuatro veces esa noche.

Le coloco sobre su espalda, le coloco sentado sobre sus muslos, le besó, le marcó y le folló hasta que la voz afónica de Niall sólo podía pronunciar el nombre de Harry.



Niall abrió los ojos.

Estaba recostado sobre el pecho de Harry, desnudo, sentado en la parte trasera del coche y con su pene dentro.

Comenzó a moverse, excitado.

Era tan grande que acariciaba su próstata en esa postura.

Harry abrió los ojos y respondió a su deseo una vez más.  Hasta que su semen alivió el dolor interior de Niall.

-Te... a casa.

Harry se vistió como pudo y condujo el kilómetro y medio hasta la casa de Niall.

Nadie del servicio dijo nada de su aspecto.

Ni de que se encerraran en el dormitorio.

Solo la niñera.

-Bueno... ganaré más.

Acendrado ||Narry||Ziam||Omegaverse|| Historical-Fiction||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora