Capítulo 93: Tú

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Connor había salido temprano de trabajar.  Le dolía la espalda así que le habían enviado a casa.

Despertó un poco confuso por haberse dormido a las cinco de la tarde.  Fuera estaba empezando a anochecer. Se escuchaba a un grillo con su pesado y a la vez tranquilizador sonido.

La infusión que le había recomendado Ethan había funcionado. Las lumbalgias  eran normales en su estado, le había dicho, y más trabajando.

Se apuró. Él siempre se encargaba de hacer las comidas y las cenas. Ethan no se lo había pedido pero él rápidamente había adquirido el rol de omega de la casa.

En definitiva era un trabajo mucho más cómodo y menos forzoso que la panadería.  Y nadie había vuelto a golpearle.

La cocina de carbón aún tenía algunas ascuas ardientes pero utilizó la de gas.  Ethan no era partidario de las cocinas de carbón.  Tenía una teoría, que a Ethan le parecía absurda, de que los suministros de carbón eran finitos y además el humo era malo para los pulmones.

Vivir con un médico era complicado, pero le gustaba.

Encendió la radio mientras batía unos huevos.  Haría una tortilla de jamón y algo frío detrás.  Corto el jamón y cuando tuvo lista la mezcla la echo en la sartén y tarareo la canción que daba paso a la radionovela mientras cortaba rebanadas de la hogaza que él mismo había hecho.  Se negaba a comprar pan.

Entonces notó un movimiento en su interior.  Se colocó la mano sobre el vientre y el bebé volvió a moverse, cambiando de postura.

-¿Estás bien?

No había escuchado a Ethan llegar.  El alfa estaba a su espalda.

-No, solo... se está moviendo.  Ya puedo empezar a sentirlo y...

Ethan colocó su mano, enorme, encima de la del omega.  Sonrió.

-Es como un milagro.

-Espera sentado, casi tengo la tortilla...

-Espera sentado tú.  Ahora mismo voy.

Connor obedeció.  Se sentó en la mesa.  Ethan no apagó la radionovela, aunque sabía bien que no le gustaba absolutamente nada.

Ethan llegó poco después.  Dividieron la tortilla en dos trozos.  Connor no se atrevería nunca a decirle cuánto le gustaban esas cenas compartidas.

-Es curioso -dijo casi sin pensarlo, o no lo hubiera dicho – creía que no había alfas decentes.  Luego conocí a Harry.  Pero luego te conocí a ti y... eres demasiado bueno incluso para el mejor de los omegas. 

Ethan se tomó su tiempo para responder.  Comió dos trozos más de tortilla y se limpió el labio.

-La verdad mi esperanza es ser lo suficientemente bueno para él omega que me gusta, el mejor que he conocido.

Connor tuvo una sensación extraña.  Había hablado en presente. ¿Ya había un omega en su vida?  Se sintió absurdo porque reconoció los celos.  No podía sentir celos de alguien tan por encima suyo.

-¿Has conocido a alguien?

-Ya hace semanas que le conoci.

-Tengo ardor de estómago -dijo Connor levantándose y recogiendo su plato.

Ethan se levantó, recogió el plato y volvió a ponerlo en la mesa.  Luego le obligó a sentarse, pero con suavidad, sin autoritarismo ni violencia.

-Deberías ir al oftalmólogo.  Porque no puedo creerme que no lo veas.

-¿El que?

-Conocí por primera vez a un Omega que hizo a mi alfa retorcerse emocionado la primera vez que te vi.

Connor levantó la cabeza y se le quedó mirando.

-Acaba el plato -Ethan ocupó su silla – necesitas nutrientes.

Acendrado ||Narry||Ziam||Omegaverse|| Historical-Fiction||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora