Capítulo 41: Un omega juega solo

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Yo... estaba completamente segura de haber subido este capítulo pero ya no está, no se que pasó...
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El frío de la noche se clavaba en las mejillas de Harry como cuchillas afiladas.

Pero solo su rostro notaba el frío.

El resto de su cuerpo quemaba y tuvo que hacer el mayor esfuerzo de su vida alejándose de la casa de Niall, para no dar la vuelta, tomarle en sus brazos y hacerle el amor hasta dejarle sin aliento ni capacidad ninguna de reacción. 

No podía. 

El orgullo no se lo permitía. 





Niall dejó que la espalda resbalase por la pared hasta quedar sentado en el suelo.  Estuvo unos minutos ahí, esperando a que diese la vuelta hacia él pero el olor de Harry se alejaba más y más.

No iba a volver. 

Niall golpeó el suelo con una patada. 

Se levantó.  Tenía que calmarse.  Harry solo estaba jugando al alfa orgulloso.  Le estaba castigando por su error cuando tuvieron sexo.  Era normal.  Los alfas eran así.  Y él era un omega y su deber era ser paciente con esos arrebatos y esperar a que volviese al día siguiente y...

Y una mierda.  Gritó mientras tiraba un viejo jarrón contra la pared.

El estallido del cristal le resultó reconfortante.  Las flores se quedaron en el suelo. Siempre había odiado ese maldito jarrón pero era de la familia.

A la mierda con todo.  Como ese viejo cuadro de nudos marineros.  Era horrible.  Siempre se lo decía a su marido y él le agarraba la barbilla y le decía "es que mi padre lo amaba, sabes que fue marino".

Pero su padre estaba muerto, y George también y ese cuadro era horrible. 

Todos estaban muertos, tanta gente estaba muerta y Niall estaba vivo.

Subió corriendo a su cuarto. Había sacado el baúl y otras cosas pero ese cuarto era triste y aburrido.  ¿Quién iba a querer follar con él ahí? 

Se tiro bocabajo sobre la cama. 

Quería que Harry estuviese ahí.  Que ambos se riesen y mientras Faith dormía Harry le hiciese el amor.

Empezó a moverse, frotándose contra el colchón.

Harry estaría ahí, bajo el o sobre él.

Un alfa de verdad, un macho.  Un alfa fuerte que le metería su polla una y otra vez...

Se quitó la ropa. Se moría de calor. 

Necesita sexo y lo necesitaba de inmediato y Harry le había dejado así. 

Cerró la puerta con seguro.  No podía arriesgarse a que Faith le viera en ese estado.  Acalorado, desnudo.  Con una erección impresionante.  Y el trasero tan mojado que si se sentaba sobre algo estaba seguro de que resbalaría. 

Se frotó contra la pared.  Frotó su pene y gimió.  Harry era fuerte, podía empujarle contra esa pared y hacerle el amor así.

Siguió frotándose. 

Dios, eso estaba muy bien.  Nunca lo había hecho así.  Pero estaba muy bien y no quería detenerse.

-Harry... -jadeó contra pared.  Busco la entrada de su trasero con los dedos.  Metió dos.  Entraron muy fácil.  Demasiado fácil.  Hicieron un ruido húmedo, y eso le excitó más. Como debía hacerlo el pene del alfa abriéndose paso dentro de él...

Trastabilló apartándose de la pared y acostándose en la cama.

Más.  Su cuerpo necesitaba más, pedía más. 

Y no tenia lo que quería.

Gimió frustrado, sollozando contra la almohada.  Quería dentro de él algo mucho más grande que unos dedos.  Algo caliente y duro y...

-¡Mierda, Harry!

Levantó las caderas.  Desde esa posición le resultaba más cómodo.  Metió cuatro dedos y gritó contra la almohada.  Aceleró metiéndolos y sacándolos rápido hasta que al fin la liberación del orgasmo le saco la mayor parte de la tensión.

Pero no toda.

El nunca había sido amante de una sola ronda.

Necesitaba más y sabía que todo lo que hiciese esa noche le iba a dejar frustrado porque no era Harry haciéndole el amor.





-Harry ha ido directo a su cuarto.  Que extraño -dijo Josh.

Liam levantó la vista de la partida de ajedrez que estaba jugando con Zayn. 

-Dejále.

-Olía raro.

-Son cosas de mayores, Josh.





Harry cerró la puerta de su habitación y gritó de frustración.

Ese omega no había dejado las manos quietas, podía sentirlo en su cuerpo, podía sentir su atracción como un imán.

Y estaba luchando contra el instinto de ir y darle eso que tanto necesitaba personalmente.

Pero no lo haría.

Primero porque le daba miedo.  Fracasar otra vez sería lo peor.

Segundo por orgullo.

Se sacó el pene.  Tenía que bajar su calentura como fuese.  Tenía que hacer que su cerebro dejase de pensar en esas nalgas blancas y el paraíso oculto entre ellas.

Pero no podía.  Cada segundo que invirtió masturbándose lo invirtió pensando en ese omega.

Y cada segundo valió la pena.

Acendrado ||Narry||Ziam||Omegaverse|| Historical-Fiction||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora