Capítulo 89: Le petit morte

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Niall esperó a que su hija roncara.

Cuando fuese mayor le diría que roncaba.  Lo negaría y se escandalizaría y diría que las chicas no hacían eso.  Y Niall tendría que contarle que George también lo hacía.  De hecho, solía molestarle y le daba codazos. Había olvidado eso.

Volvió al salón.  Harry estaba leyendo algo.  Se acercó por detrás.  Era una novela, de esas que había leído tanto durante la guerra y ahora cogían polvo en las estanterías del mueble.

-¿Te gusta leer?

-No lo se -Harry cerró el libro.  Era un compendio de relatos de fantasmas.  Seguro que no le asustaría ninguno.  Nada asustaba más que la realidad que él había vivido – No tuve tiempo a saber si era aficionado a la lectura antes de que me pusieran un arma en la mano.  Solo leía los libros de la escuela.

-Eres culto, se te nota.  Estoy seguro de que leer te gustará.

Niall volvió a ocupar su sitio en el sofá junto al alfa.

-Harry... ¿qué opinas del bebé?

-Que no quiero que me hagas esas preguntas.  No me quedo porque sea lo honorable o mi obligación. Desde que te vi supe que eras mío.  Esa palabra, esa sensación que nunca había comprendido cuando mis compañeros con omega me explicaban...

Niall guardó un silencio que ocupó el tiempo de tres latidos de corazón.  No quería decirle que él también se sentía diferente.  Que había estado muy enamorado de George pero que lo que sentia con él era distinto.  Que no sabía que cuando estas cerca de tu alfa no solo sientes amor y seguridad.  También se te eriza el cabello y la ansiedad se te asienta en la garganta hasta que estás seguro de que te ha elegido.

Pero Harry eso ya lo sabía, y si no, no sería  Niall quien volviese a hablar de George en su presencia.

Se limitó a mirarle y Harry acercó su rostro lentamente, como un depredador que trata de no hacer daño a una presa.

Los labios chocaron.  Harry le besó varias veces la piel suave, y luego metió la lengua con suavidad.

Niall se tensó y Harry sonrió.  Su omega era muy caliente, y ambos estaban descubriendo eso.  Y también que era mutuo. 

Le colocó sobre su regazo.  Niall gimió y Harry empezó a desabrocharle la camisa.

-¿Estamos sólos?

-Cerré el cuarto de Faith y la empleada ha ido esta noche a ver a su hija.  Tienen un bebé.

Harry asintió, mientras volvía a besarle. 

-Antes yo... -Niall jadeó, hablando entrecortadamente – yo me creía que la respetabilidad era todo. Fui malo con Connor.  Le debo disculpas y...

-No quiero que hablemos de esas cosas ahora – Harry le colocó el dedo en los labios.  Le quito la camisa.  Esa piel tan blanca era tan hermosa... - me has preguntado por el bebé – le acaricio el abdomen.  Aún estaba liso y no presagiaba externamente el milagro que se gestaba en su interior – soy el hombre más feliz del mundo.

Su mano, enorme, cubría el vientre de Niall por completo.  Acaricio el ombligo y después descendió hasta la cintura de sus pantalones.

Le desabrochó la prenda y Niall dejó que se la bajara.  Eso y los simples calzoncillos de algodón blanco.

Volvió a besar a Harry, consciente de que la empleada tenía llave, de que estaba coqueteando demasiado con el escándalo.

Y su cuerpo respondió poniendo su polla aún más dura y derrochando líquido en su orificio trasero.

Los pantalones de Harry se mojaron.  Este murmuró algo acerca de quitárselos, y los pantalones militares acabaron en el suelo.  Junto con el resto del uniforme.

Niall notaba el tacto del cachemir de la alfombra en la nuca, la espalda y el trasero.

Era agradable pero aún más lo era el cuerpo grande, fuerte y cálido que se colocaba sobre el. 

Harry le besó para acallar los gemidos.  Niall estaba tan excitado que iba a tener que frotar mucho esa alfombra si no quería que la señora que se encargaba de eso viera las marcas.

La de su néctar lubricante y la de su primer orgasmo, que ya ensuciaba parte del vientre de Harry y la alfombra.

Niall cerró los ojos.  Volvió a abrirlos.  Una gota de semen caía sobre el pene erecto y duro del alfa.  De su semen.  Y volvía a estar excitado.

Volvió a mirar la puerta y una vez más la clandestinidad le excitó.

Harry acaricio su polla, desde la base, tocando con suavidad y un poco de presión la bolsa escrotal y definitivamente subiendo por la base de su pene hasta el glande.

Le dio la vuelta.  Niall obedeció.  Harry le colocó las caderas, elevándoselas.

Estaba tan lubricado que no hizo falta ningún extra. Y si hubiera hecho falta, el semen de su corrida anterior hizo el trabajo.

Harry entró por completo.  Su trasero golpeo al de Niall y en el silencio sonó la carne contra la carne acompañado de un ruido húmedo.

Niall quisiera poder gritar su nombre pero no podía despertar a Faith.

Pero si lo susurro varias veces, acompañando cada empujón.

En algún momento la inconsciencia le venció.  No se quedó dormido.  Se desmayó de placer.

Acendrado ||Narry||Ziam||Omegaverse|| Historical-Fiction||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora