39| Mejor solo que mal acompañado

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Marcos se asomo por la pequeña ventanilla del carro cuando este paro, alzo la vista como pudo observando a los guardias hablar y reír, la puerta se abrió de golpe sobresaltado al chico.

-¡Bajate!- le ordenaron, este bajo lentamente y fue empujado por un guardia.

-¿Quién es el?- preguntó un guardia con uniforme distinto a los demás, portaba un traje negro completo, a diferencia de otros, que usaban verde militar.

-Carrow, Marcos- contestó uno y sonrió- El traidor por el que fuimos a Hogwarts, hijo del carroñero Amycus Carrow.

Oscar, como había escuchado que se llamaba el líder de ellos se acercó a el y le sonrió.

-¿Cuál es su cargo?- pregunto examinandolo.

-Traidor y es fiel seguidor de Voldemort- leyó uno.

Oscar sonrió con malicia y tomo a Marcos del brazo y con otra mano el rostro obligando al chico a verlo.

-¿Sabes que eso aquí se paga con muerte?- pregunto Oscar y le apretó el rostro, lo tiro al piso y rieron.

-¿En qué celda lo metemos Señor?- preguntó uno, Marcos alzó la vista con cuidado y dolor.

-Al la celda 666- contestó y sonrió.

-Pero Señor ahi esta...- habló uno

-No me importa, metanlo ahi, después de todo reconocerá a su compeñera- habló y se retiró del lugar.

Dos guardias distintos llamados Gaspar y Oracio alzaron a Marcos del piso y lo guiaron hacía su celda

-Perdona a nuestro jefe, no suele tratar con rehenes muy jovenes- se disculpó Oracio el chico regogerte.

-No hables con el- habló el más flaco, Gaspar

-Ay por que no- pregunto indignado observando a su compañero- Es un pobre niño

-Por que...- observó a Marcos quién observaba a ambos encadenado- Es ayudante de Quién No Debe ser Nombrado e hijo de un poderoso mortífago

-¿Voldemort?- pregunto el otro y fue golpeado de forma graciosa por su compañero.

-No seas tarado- habló y observó con temor el techo- ¿Que tal si lo invocas y morimos?

Caminaron por más pasillos hasta llegar a una puerta negra donde Gaspar la abrió con una llave dorada, entraron y varios rehenes gritaron al verlos

-¡Callense todos!- gritó Oracio y golpeó una celda.

-¿A que hora sales por el pan?- le gritaban y le chiflaban unos prisioneros.

Los guardias abrieron la reja y los hiceron pasar, este sin saber que hacer obedeció y entró.

-Eres un buen muchacho-habló Gaspar mientras cerraba- Lástima que tu vida será desperdiciada aquí.

Marcos sacó la mano por una de las rendijas y tomo del cuello al tipo quién con miedo lo observaban.

-¡Dame las llaves!- le gritó Marcos, este se safo del agarre del chico y caminó hacia atrás y río.

-Se lo que te digo, jamás saldras de aqui- rio.

-Gaspar, apurate; tengo hambre-habló Oracio desde la puerta.

Gaspar se giró hacía Marcos y le sonrió.

-Bienvenido a Azkaban, Marcos Carrow- habló e hizo una reverencia tonta y salió del lugar.

El golpe de la puerta principal cerrándose hizo que Marcos apretara sus manos entre los barrotes sucios de la celda.

-Pobre, pobre chico- gritó uno y río con demencia- Tan joven y ya encerrado.

Las risas sonaron de parte de todos mientras que Marcos se dejaba caer de rodillas al piso, el dolor en las rodillas que había recibido al caer no era comparado con el que sentía en su pecho.

-Y lo peor de todo- gritó otro y rio-¡Con quien le toco, si amanece vivo mañana, la libró!

Volvieron a reírse todos y se giró con cansancio y temor al escuchar una risa en la celda topándose con un par de ojos negros que lo observaban con diversion.

Marcos jamás creyó que moriría ante una sonrisa tan divertida.

HP| Cambio de Cara²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora