Capítulo 5

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Matt

Al día siguiente, después de estar presente en una extraña reunión entre Jason y Astrid, me encierro en mi oficina para comenzar el primer día de trabajo como Administrador Delegado de Acounting Firm and Consulting. Tengo que revisar todo lo que mi madre dejó suspendido, tengo que dividir la lista de los clientes para poder separar el trabajo con Jason y sobre todo tengo que averiguar lo referente a Verónica.

Ya que en estos momentos estoy solo aprovecho para abrir el archivo. Tomo el expediente de Verónica y comienzo a leer atentamente.
Eaton Verónica, nacida en Nueva York el 31/05/1993.
No encuentro nada sobre sus padres. De acuerdo con lo que leo resulta que vivía en un orfanato y que fue confiada a siete familias diferentes en el transcurso de su infancia y de su adolescencia, hasta los dieciocho años. De su perfil leo que asistió a una universidad estatal aquí en Nueva York y se graduó con el máximo de puntos en literatura inglesa. Me pregunto cómo es que llego a este trabajo. Sigo leyendo y descubro que es soltera y que todo lo que sigue es su dirección y su teléfono celular. Guardo, como primera cosa, su número y suspiro por la irritación.

Jason, sentado en el escritorio al lado del mío, se está volviendo loco. Su nerviosismo me pone nervioso a mí también. Sigue viendo a Astrid desde el otro lado del estudio, tan es así que me veo obligado a pararme y poner una barrera entre ellos cerrando la puerta.

«Todavía la amo» dice momentos después, mirando un punto fijo en el suelo.

«Mmh, nada nuevo, entonces» le respondo.
Y luego se cierra en un silencio religioso.

Tengo que buscar más sobre ella. El pensamiento me viene sin darme cuenta, aunque está fuera de lugar en este momento.

Trato de distraer a Jason ilustrándole una visión de lo que nos espera en un futuro. Juntos nos dividimos nuestras tareas y nos dimos cuenta de que - si queremos ponernos al día con el trabajo - tenemos que quedarnos en la oficina hasta las ocho de la noche por el resto de las próximas dos semanas.

«Ni siquiera me regresa las llamadas» se lamenta, después de la novena llamada que le deja a Astrid.

«Amigo, debes entenderla. No te ve desde hace tres años y es normal que esté enojada contigo después de que la dejaste sin explicación alguna».

Y después, de nuevo silencio.

Voy directamente al trabajo que me falta antes de salir a almorzar. Pero mi mente está ocupada por una persona, entonces comienzo la búsqueda que me había prometido hacer sobre Verónica.

Escribo su nombre en la barra de búsqueda, pero no aparece nada de ella. Entonces, intento buscarla en Facebook pero - después de revisar unos veinte perfiles diferentes - renuncio porque ninguno de esos es el de ella. Así pruebo en otras redes sociales, pero el resultado siempre es el mismo. Así que ahora renuncio definitivamente.

Al menos tiene WhatsApp, pienso.

Abro su foto y la observo muy detenidamente. Parece una foto de identificación, esas que siempre salen mal. Su rostro parece apagado, como su cabello rubio, los ojos se ven mucho más claros, ninguna señal de sonrisa, ni en los labios ni en sus bellos ojos. Está sin una gota de maquillaje y mucho más delgada que ahora. Casi parece otra persona, pero nada que ver con la que he visto estos años. Siempre la he visto disfrazada con una coraza imposible de atravesar. Aquí, en esta foto, parece ser que está privada de protección. Y ya que estoy aquí, veo que su última conexión data a hace más de cinco años.
Extraño.

Debo sacar las dudas de mi cabeza así que pruebo a llamarla. Como lo esperaba, su celular resulta inexistente. Lo que quiere decir que cambió de número.

Soy distraído una vez más por Jason que está de nuevo en paranoia, pero, en cambio de estresarme, intenta cambiar de tema. Es un hecho que está muy distraído y sé que debemos encontrar una solución al problema Jastrid.

«¿Como te ha ido con la rubia misteriosa? Los vi bailar juntos. Finalmente» comenta.

«No lo sé. Te había dicho que era un gran enigma».

Evito a propósito contarle lo del extraño comportamiento de Verónica. Por algún motivo creo que no es justo gritarlo a los cuatro vientos.

«Entonces, ¿no te la llevaste a la cama?».

Muevo la cabeza en señal de negación. «Sabes que no se trata de eso».

«¿Y por qué?» sigue preguntando.

«Porque casi no me hablaba y después tuvo un momento de...», ¿perdición? ¿Qué debo decir para no revelar demasiado?

Pero Jason me interrumpe, mirando el reloj y escapando de la oficina diciéndome que hablaremos más tarde.

«Hey, Jase. Que no se te salga esta historia con nadie. La rubia es Verónica Eaton, la secretaria, así que no hables en frente de ella», digo

«Uh, ¿En serio?».

Asiento.

«Habrá que divertirse, entonces» sentencia.

Ya, eso es lo que yo también pensé, Solo que ahora no estoy tan seguro.

Decido que por esta mañana ya tuve suficiente, entonces salgo de la oficina. Ya en la calle, siento el ligero viento de septiembre que me despeina el cabello. Me encamino hacia el Dairy Queen más cerca de la oficina para almorzar y abro los primeros botones de mi camisa para estar más cómodo. Juro que amo mi trabajo, pero odio la vestimenta. Me siento un pingüino todas las mañanas y pienso en lo bueno que sería ir a la oficina con jeans y camisetas. Pensándolo, ahora soy el jefe, así que, si quiero puedo ir al trabajo incluso en pijamas. Me doy mentalmente los cinco por mi maravillosa idea.

Llego al local y me siento cerca de la entrada, en la espera que alguien venga a tomar mi pedido y es en ese momento que nuestros ojos se encuentran.

Verónica parece una gatita asustada que, cuando me ve, abre los ojos e inmediatamente se levanta de la mesa, escapando.

Me quedo perplejo cuando se levanta, pero me obligo a actuar, así, yo también me levanto para perseguirla, pero esta vez no escapará. Muevo la silla en la cual estoy sentado y voy detrás de ella.
«¡Verónica! Hey, ¡espera!» la llamo.

Veo que le dice algo a la camarera y después sale corriendo por detrás. Corro detrás de ella y, cuando alcanzo la salida, vedo que gira a la derecha. Pone un poco de distancia entre nosotros, pero persigo su cabello dorado amarrado en una cola de caballo alta. Cuando gira de nuevo en la esquina la pierdo completamente.

Respirando con pesar, regreso a mi mesa, ordeno mi almuerzo y me concentro en mis pensamientos.

¿Por qué se asustó así cuando me vio? ¿Por qué escapó? De mí. Le hablé una vez y media. No hay motivo para que se comporte de esa forma, o tener miedo. Pero de algo estoy seguro, en menos de dos horas nos volveremos a ver y me debe explicaciones.

Estoy jugando.

¿Y cómo rayos le hizo para escapar de la nada?

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