Capítulo 29

4.4K 289 7
                                    

Seis años atrás

Oksana

«Entonces» comienza Karina, cuando salimos de la tienda de ropa. «¿Tu y Dmitriy aún no lo han hecho?».

Con Karina es así: no se anda con vueltas. Con ella se pasa de un extremo al otro y nosotras pasamos de "no salgas con Dmitriy" aun "cuéntame todo lo que hacen cuando están solos". Y ahora, indiferente a mi voluntad, busca sacarme toda la información que pueda. No es que no quiera contarle algo, pero no soy tan abierta con ella. Algunas cosas prefiero guardármelas, pero me doy cuenta que con una amiga como ella es imposible tener secretos. Por lo que, pongo mi mis fuerzas de "voluntad" y le digo la verdad.

«Aún no». Y me limito a decir solo eso porque es todo lo que ha pasado.

«Imposible» sentencia. «Casi todas las noches estás en su casa y cuando no estás con él, él viene a ti. Puedo entender que se quedan en su casa por Lyudmila y por mi, pero la casa de Dmitriy está vacía todo el tiempo. Algo habrán hecho».

En realidad, sí. Pero son detalles de mi vida que quiero guardarme, no gritarlo a los cuatro vientos. No quiero compartirlos con nadie porque son míos. Y así quiero que se queden, pero Karina parece no querer dejarlo así.

«Imposible» vuelve a repetir. «Dmitriy es un hombre con cierta experiencia, sabría como pasar el tiempo con una chica de dieciocho años. En cambio Igor...».

Cuando comienza a hablar de Igor, me tapo automáticamente los oídos. No tengo ganas de estar escuchándola mientras me da una versión de mi jefe un poco fuera de lugar. No miraría a Igor con los mismos ojos, sabiendo lo que ha hecho con mi amiga, por lo que llevo mis pensamientos a otra cosa.

Pienso en las casas que han cambiado en el último periodo. Tengo un trabajo que, aunque alguien no lo apruebe, me permite mantenerme. Agregué una nueva "pieza" a mi familia, compuesta actualmente por tres personas. Dmitriy es tal vez lo que faltaba en mi vida para cambiar a ser mejor. Agradezco el hecho de haberlo puesto en mi cambiado. Desde que salgo con él yo también me siento diferente, siento que cambié porque ahora tengo una razón más por la cuál vivir. Puede parecer un discurso patético hecho después de tan poco tiempo desde que nos conocemos, pero siento que él es el hombre para mi.
El correcto.

«¡¿Hola?!» exclama Karina, llamando mi atención moviéndome por la espalda. «¿Me estás escuchando?».

«Sí. ¿Estabas diciendo?» pregunto, siguiendole la corriente.

Ella resopla sonoramente y dice:«Estaba diciendo que Dmitriy está al final de la calle con otra mujer».

De golpe, comienzo a mirar a mi alrededor para asegurarme que Karna haya confundido mi hombre con otro pero, cuando lo veo, pongo mis pies en la tierra porque no logro dar un paso.

Veo bien la escena frente a mis ojos con la voz de Karina en el fondo que sigue repitiendo. «Nos podría ver. No tenemos que estar aquí quietas». Y tiene razón, por lo que, con un arranque repentino, antes de que el hombre infiel y su "amiga" puedan vernos, agarro a Karina por un brazo y la jalo conmigo hacia un carro. Sigo viendo todo a través del vidrio opaco del auto. Es como si estuviera distante, como si eso que veo no me tocase ni a la lejanía. Pero la verdad es que las emociones me cayeran encima todas al mismo tiempo con la fuerza de un tornado y mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas cuando pienso en las palabras de ese hombre que siempre me ha hablado con sinceridad. Al menos, esas eran mis impresiones. Ha sucedido, me he quemado. Veo la confianza que los une. Dmitriy no es el tiempo que se sienta en el bar a desayunar en compañía de mujeres, pero ahora lo veo frente a mis ojos que coloca su mano en la base de la espalda y la deja entrar primero en el local. Toman la mesa frente a la vitrina y desde aquí tendré pleno acceso a sus acciones. Ella, sentada con las piernas cruzadas, con la mano en el brazo de él. Se inclina un poco más cerca para hablarle y Dmitriy rie. Algo que nunca ha hecho, aunque yo se lo haya pedido varias veces. He hecho de todo para que se abra conmigo, pero es obvio que su comportamiento cambia a segunda de quien se encuentre enfrente. Sí, ¿por qué perder el tiempo con una adolescente cuando puedes tener a cualquiera? La mujer a su lado parece tener su edad. Emana clase por todos los poros, está bien vestida y parece ser una de esas top model que se ven el la tv, con su cabello castaño cobrizo y su físico sensual. Es imposible competir con alguien como ella y lo se muy bien. Por esto hubiera preferido la verdad - aunque si ya es muy tarde - a una mentira que ilusiona. Porque eso es lo que ha hecho él, me ha mentido. Y es lo más difícil de digerir cuando pienso que ese alguien nunca lo podría hacer. 

«Vamos, Sana. No merece tus lágrimas. Vamos, no vale la pena» me susurra Karina, secándome las lágrimas y comfortándome en su abrazo.

«Tienes razón» asiento.«Pero no tiene el derecho de jugar conmigo de esa forma».

He desperdiciado mi tiempo por algo unilateral, pero no me quedaré aquí a ver. Él no me verá nunca más, pero primero tiene que confesar sus errores. Y quiero escuchar esas palabras salir de su boca. Por lo que me pongo mi máscara de fuerza y tranquilidad, salgo de mi escondite y avanzo a paso redoblado hacia la mesa de Dmitriy.

«No lo hagas, Sana. No lo merece».

Cuando lo alcanzo, todo en la expresión de Dmitriy, hace saber que está en shock por verme ahí. Bienvenido al club, idiota.

«Oksana, ¿pero qué haces aquí?» pregunto lleno de sorpresa.

«Es gracioso, me estaba preguntando lo mismo de ti. ¿Es todo lo que me tienes que decir?».

© TODOS LOS DERECHOS DE AUTOR Y TRADUCCIÓN RESERVADOS

No eres mi dueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora