Capítulo 70

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Actualidad

Verónica

«Matt» lo llamo, alejándome con pesadez de aquel beso. «Tu padre nos está viendo».

«¿Y luego? Según yo estará contento de ver que al fin su hijo puede estar con la chica que le gusta».

«Me estás avergonzando» digo, empujándolo con delicadez en el pecho para separarlo de mí.

«Está bien, bombón. Quiere decir que nos divertiremos cuando estemos solos».

No le digo que sí, pero tampoco se lo niego. Pero en verdad quiero dejarme ir con él. Esta noche fue la que, para él, es la normal, aunque me recuerda mucho a los eventos a los que iba con Dmitriy, creo que me puedo acostumbrar. Al contrario de Colin, River me pareció un tipo simpático. Sus padres fueron gentiles conmigo durante toda la noche y el señor Jefferson también resultó ser simpático, con un buen sentido del humor. Estoy segura de que, en esta vida, después de todo, Matt no es Dmitriy. Lo supe desde el primer momento, aunque mi instinto fue el que no se acercara a mí. Huir, para ser precisos. Pero él hizo lo hizo todo, albergándose en mi pecho para luego llegar a la puerta de mi corazón; no entró, pidió permiso al tocar y yo se lo di. Sin darme cuenta, fue de tenerle cariño a engancharme a él. Se ve en la forma en la que correspondo a sus besos. Mentí hace poco, no quiero que deje de hacerlo porque me encanta como me hace sentir cuando no lo espero. Pensé que esta cita serviría para darle una advertencia para evitar otros malentendidos, pero no quiero. Todo lo contrario, quiero que Matt forme parte de mi vida en todos los sentidos. Quiero sentirme libre de abrazarlo y besarlo cuando quiera, quiero hacer todo lo que no he hecho en mi vida con él. Quiero que sea para mí, lo que nadie más ha sido.

Cuando me toma por la mano, le sonrío y me dejo conducir al interior de la villa.

«¿A dónde vamos?» pregunto.

«Te daré el tour de la casa. ¿Tienes ganas?».

Asiento y lo sigo. Parece que camino desde hace mucho tiempo porque, a decir verdad, la villa es enorme, hasta con un campo de golf. Después de haber recorrido el primer piso, Matt me lleva al segundo.

«Esta es mi habitación. Quiero decir, era».

Cuando entro, me impresiona el ver las paredes llenas de camisas de fútbol de los jugadores más famosos de Estados Unidos. De hecho, hay una con el número 13 con su nombre. Por un momento siento escalofríos, pero trato y logro de ignorarlos.

«¿Tú también juegas?».

«Jugaba en el equipo de la universidad. Era el capitán de Lion Jr.» dice, orgulloso.

«No me lo esperaba. Siempre te imaginé como el nerd de tu escuela» digo divertida.

«A decir verdad, no te equivocas. Siempre me gustaron los números más que otra cosa, más que el deporte».

«Vaya, entonces renunciase a todas esas chicas que pudiste haber tenido si hubieras tenido una carrera deportiva».

«No bombón. Algunas secretarías no están para nada mal» dice, llevando sus manos a mis caderas y acercándome a él.

Me molesto un poco por su respuesta, pero Matt me vuelve a acercas, asegurándome: «No quise decir eso. Nunca tuve una historia con una de mis secretarias, Verónica. A parte de ti».

Como, ¿lo de nosotros es una historia? Sé que no es una simple amistad, y mucho menos tenemos una simple relación de jefe/empleada, ¿pero es correcto definirla como historia?

«¿No estás de acuerdo?» pregunta, con el ceño fruncido. «No me digas que me lo estoy imaginando todo porque sería un golpe bajo para mi autoestima».

Sonrío. «¿Sólo para tu autoestima?».

«No, también para mi corazón» responde serio, viéndome directamente a los ojos. Ese espléndido iris verde que reflejan solo sinceridad.

Por lo que digo lo que pienso, tratando de ser lo más sincera posible. «Sabes que no es así Matt, en serio me gustas. Creo que ya los sabes, ¿no? ¿No fuiste tú quien me vigilaba por mucho tiempo? Habrás visto con cuantos hombres estuve y luego no olvides que te acabo de salvar de tu ex necesitada, así que esa también es una demostración de lo mucho que me gustas».

«Una demostración muy creíble» agrega, dándome un casto beso en los labios.

«A propósito, ¿por qué terminaste con Jennifer». Pronuncio su nombre como si fuera una grosería.

«Porque la encontré en la cama con un amigo mío. Pensándolo bien, tal vez quiso que la atrapara en esas circunstancias».

«Tuvo que ser un golpe fuerte...».

«No tanto. No la amaba, así que creo que eso fue lo mejor».

«Bueno, fue estúpido de ella el dejar ir a uno como tú».

«¿Qué quieres decir con "uno como tú"?».

«Uno bueno no solo por fuera si no por dentro» respondo, sin dudarlo y sin enredos. Quiero que Matt sepa lo mucho que me gusta como yo a él.

Su respuesta es la sonrisa más hermosa que puede regalarme y no puedo hacer nada más que responderle con sinceridad, también porque nunca nadie me había sonreído de esa forma.
Algo más que debo agradecerle a Matt es la capacidad con la que hizo que mi sonrisa apareciera una vez más en mis labios. Por eso es que decidí darle una oportunidad. Él no es Dmitriy, sigo repitiendo en mi cabeza. Desde el primer momento en que lo conocí supe que él era diferente. Es perfecto para mí, eso creo. Porque la última vez que pensé lo mismo estaba hechizada por alguien de quien no me di cuenta de que no era quien decía ser, sino que resulto ser todo lo contrario.

«Tú también lo eres. ¿Algún día me dirás lo que te pasó?» pregunta.

La sonrisa muere en mis labios, no porque tenga miedo de contarle mi pasado a Matt, pero por miedo a cómo reaccionará cuando lo sepa. Después de dos meses de conocerlo, después de su insistencia, al fin estoy lista para abrirme y contarle todo. ¿Pero cómo le confieso lo que hice? Le escondí mis orígenes, la razón por la que estoy aquí, mi verdadero nombre. Él me dice Verónica, y todos aquí me conocen como tal. Soy la misma, sí, pero ¿cómo reaccionarán cuando se enteren que he escondido mi verdadera identidad?
Pero Matt es lo que me preocupa, porque por la primera vez en mi vida tengo miedo de perder a alguien de quien estoy unida sentimentalmente.

«Sí, un día te lo diré. Pero necesito tiempo».

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