Capítulo 44

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Actualidad

Matt

En orden cronológico, así fue como sucedió todo con Verónica, desde esa mañana en adelante. Nos vimos en el restaurante del hotel donde la encontré – "acompañada" de las inevitables lentes de contacto – ya lista para la reunión de ese día. En total intercambiamos cuatro palabras sobre el clima (como si no tuviéramos nada de qué hablar). Sin hacer referencia de lo que pasó la noche anterior y el descubrimiento del color verdadero de sus ojos que – a mi parecer – los esconde a propósito. No me explico el por qué, pero creo que tiene que ver con el mismo tema que la perturba. En fin, en el segundo momento, cuando nos encontrábamos en la sala de reuniones de Tower Industries, todo el tiempo pensé en mantener una distancia prudente con Verónica. Patético, por el hecho de que la único que hacía era apoyar mi brazo en el respaldo de su silla, estando atento a no incomodarla, obviamente. Ese tipejo de Administrador Delegado no dejaba de comérsela con la mirada y lo único que me habría gustado hacer era arrancarle la piel y hacer que se la trague. No porque sea alguien violento, sino porque en su expresión había algo sucio, como si sus intenciones no fueran del todo nobles. Gracias a Dios, Verónica es una chica lista y ha evitado a Michael Wilson cada vez que tuvo la oportunidad. Terminados los asuntos laborales, cada uno se encerró en su respectiva habitación. Esperaba que ella viniera a tocar a mi puerta, pero literalmente se encerró. Y yo hice lo mismo. Cuando, esa misma tarde, bajo para cenar al restaurante, ella no estaba ahí y, como de "costumbre", asumo que se quedó encerrada en su habitación todo el tiempo. El día siguiente cerramos todo trato con Tower Industries y, sin perder tiempo, subimos al primer vuelo directo a Nueva York, saltando el tour de la ciudad. En el avión no hubo ningún "apretón de mano". Cuando llegamos al aeropuerto, Verónica tomó el metro, negándose aventón, a pesar de que íbamos al mismo lugar. Ahora, me encuentro en la oficina intentando averiguar lo que tengo que hacer o cómo comportarme con ella. Decido contarle todo a Jason, con la esperanza de que me pueda ayudar. Pero después de que veo su expresión, me doy cuenta de que haberle contado todo fue una pésima idea.

«Un momento» comienza, llevándose el índice al labio, como si estuviera pensando en algo. «Tú, Matt "Don Juan" Jefferson, ¿en serio me estás preguntando a mí como te debes de comportar?».

Cierto, tener un amigo que se burla de ti apenas pueda está de mierda cuando pides un consejo. Sobre todo, porque me acaba de definir como: «¿Don Juan?» pregunto, alzando una ceja.

«Sí, Don Juan» afirma. «Cuando estás con una chica bonita y juegas con ella descaradamente. ¡Eso es a lo que me refiero!»

«No te hagas el muy santo. Sé lo que significa y ya no lo hago». Insisto en recalcarlo, porque desde que conocí a Verónica, algo me dice que estar con alguien más significaría traicionarla, aunque ella aún no es mía.

«Amigo, estas creciendo. Estoy orgulloso de ti. Aun así, según yo, tenías que haber sentado cabeza desde hace tiempo. ¿Ninguna te ha reparado para "la correcta"?».

Río de gusto, escuchando esas palabras salir de su boca. Jason es mi mejor amigo y eso que, entre todos, desde este punto de vista, fue el primero que maduró. Conoció a Astrid en la universidad y desde que lo conozco, fui testigo de su cambio de comportamiento. Digamos que pasó de un extremo al otro. El Jason veinteañero era un chico lleno de agallas y chicas, luego, de un día a otro se convirtió en un "esclavo" – en el buen sentido – de una sola. Recuerdo cuanto tiempo jugué con él por eso, pero a fin de cuentas lo admiraba por lo que había encontrado tan temprano y por el sentimiento que le tenía a Astrid, aun cuando, por cosas de fuerza mayor, tuvieron que separarse.

«No, Jason. Ninguna me ha "preparado"» digo, haciendo comillas con los dedos. También porque no creí que "la correcta" llegaría a mi vida así de la nada. «Pero...» comienzo. «¿Quién dice que Verónica es la correcta?».

Mi socio enarca una ceja, dándole un aire de: ¿a quién quieres engañar? «Mira» comienza, Jason. «Es evidente que te gusta, de otro modo no estaríamos aquí hablando de eso. Segundo, a pesar de que Verónica y yo no nos llevamos mucho, no quiere decir que no haya notado su comportamiento».

«¿Qué tipo de comportamiento?» pregunto, lleno de curiosidad.

«Beh, en primer lugar, nunca me habla en la oficina y no entiendo si no le caigo bien o aprovecha cada oportunidad para acercarte a ti. En segunda, es evidente que le gusta lo mucho que bromeas con ella y cuando le haces apodos estúpidos. No me digas que no te has dado cuenta. Matt, se gustan».

En efecto, son actitudes de las que y también me he dado cuenta. Pensé que lo había confirmado en Portland, después del beso, pero me equivocaba. Tal vez fui yo quien la alejó nuevamente. Me prometí no hacer preguntas que le molestaran, pero fui un estúpido. No lo sé, pero cuando se trata de ella, tengo este extraño impulso de cuidarla y es algo que me resulta raro en mí. No estoy acostumbrado a preocuparme por los demás, fuera de mi familia, claro. Pero en ella, mis instintos, viajan fuera antes de pensarlo, por impulso, de una forma del todo irracional.

«¿Entonces? ¿Qué hago?».

«¿Qué hago? ¿Qué tienes que hacer, montar un espectáculo? Escucha, Matt, soy tu manual de instrucciones».

«No realmente. Eres mi amigo» corrijo.

«Bien. Y como soy tu amigo, creo que al momento no estoy en condiciones para dar consejos sobre relaciones. Solo, has lo que sientas, pero sin ponerla bajo presión o en dificultad, porque si ella no siente lo mismo...».

Jason deja la frase a la mitad, como si no supiera que si Verónica no me regrese – lo mismo que yo siento por ella – sería un asco. Tal vez es muy pronto para hablar de sentimientos, pero sé que entre nosotros podría nacer algo hermoso, si ella quisiera. Ya lo tenemos, pero no sé si estoy del todo satisfecho.
No mientras no me deje acercarme lo suficiente para hacerle entender que puedo ser el hombre correcto para ella, no cuando se limita a tener una simple relación de amistad.
Quiero más de ella.
Quiero que me pertenezca.

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