Capítulo 73

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Actualidad

Verónica

No me sucedía desde hace mucho. Despertar entre los brazos de alguien. Matt está detrás de mí, literalmente acurrucado, con las piernas sobre las mías y su mano derecha que, pasando por mi cadera, aferra mi muñeca. Estamos unidos por todos lados. Lo que pasó esta noche es algo que nunca suelo hacer, pero sabía que sería especial con Matt. Quisiera haberlo encontrado antes, seis años atrás, cuando estaba sola y asustada. Estoy tan bien con él, que me pregunto por qué no me dejé ir antes. Desde que lo conozco, Matt me ha pinchado con cortejos. ¿Cómo no me di cuenta antes? Tengo que decir que soy un asco en captar señales, pero más vale tarde que nunca, ¿no?
Lo que sentí ayer en la noche fue algo fantástico, algo que nunca había sentido. Cada caricia, casa beso o contacto, para mí fueron cosas nuevas. Temblaba por dentro, por todas las sensaciones que Matt me hizo sentir con cada toque. La manera en la que nos encontramos en la intimidad fue perfecta. Sabía que era lo correcto y, aunque espere demasiado, me hubiera gustado que pasara antes.
Lo que le conté a Karina no eran unas simples suposiciones, no era una incertidumbre, ahora estoy segura de que siento algo por Matt. Tengo que decir que hizo un buen trabajo. Supo hundirse en mi piel poco a poco, aunque todo esto me asusta un poco. Son muchas las similitudes que hay con Dmitriy. Por eso, al inicio me reusaba a salir con Matt. Durante mucho tiempo estuve atrapada en las cenizas de mi pasado y con su ayuda volví a ver la luz del sol, como si tuviera la oportunidad de renacer en otra vida.

«Buenos días, cariño» siento que me susurran al oído.

«¿Estas despierto desde hace mucho?» pregunto.

«No, desde hace un segundo. ¿Dormiste bien?».

«Muy bien» digo, girándome hacia él. Matt tiene los ojos cerrados, pero los abre al instante cuando lo beso en los labios. Me regala una sonrisa adormentada y eso lo hace aún más tierno. Me acerco más a él y me dejo envolver en sus fuertes brazos, escondiendo la cara en su cuello y disfrutando de su calor. ¿Cómo pude renunciar a esto por tanto tiempo?
No sabía que era amar hasta este momento, pero ahora que conocí a este sentimiento, creo que no podré librarme de él tan fácil.

Matt

Todo lo que me pregunto cuando veo a Verónica a mi lado es lo hermoso que sería si todo esto fuera para siempre. Puede parecer muy pronto para decirlo, pero cuando hay sentimientos de por medio, nunca es demasiado pronto para sacar conclusiones.
Ayer en la noche me sentí completamente a su merced y todo esto no solo tiene que ver con el sexo, no se trata solo de contacto físico, me refiero a la intimidad que se creó entre nosotros.
Ver los ojos de Verónica me ha hecho entender que he marcado algo en ella, algo de lo que antes solo sospechaba, pero ahora puedo confirmar con certeza. También ahora, mientras siento como se pega a mí, todo en lo que pienso es en qué hacer para que esto duré lo más que se pueda.

«Quisiera quedarme en la cama todo el día» digo, depositando un beso en su cabello.

«Podemos hacerlo, Matt. Hoy es domingo».

«Si pero, pensé en ir contigo al St. John, si tú quieres».

Cuando Verónica me ve a los ojos, en su rostro aparece una expresión de auténtica felicidad y luego pregunta: «¿En serio lo harías?».

«Claro que lo haría, bombón. Si pudiera estaría pegado a tu trasero todo el día».

«De nuevo esa expresión vulgar» me regaña con una mirada de desaprobación.

«Pensé que si te preguntaba que te vinieras a vivir conmigo hubieras reaccionado mal».

Al momento, la cara de Verónica cambia cuando escucha mis palabras. Pero ¿cómo demonios se me vino en mente decir eso? Estoy yendo demasiado, demasiado rápido. Salir con frases inoportunas es la mejor forma para hacerla escapar. ¿Enserio no sé cómo contenerme? ¿Por qué cuando se trata de ella el cable entre el cerebro y la boca no funciona?

«¿Estuvo fuera de lugar?».

«Un poco» dice ella.

Le sonrío, esperando que olvide mi inapropiada propuesta y la beso. Verónica parece haberlo superado y me corresponde sin pensar. Lo cierto es que sí tiene ganas de estar conmigo, pero no se puede hablar sobre hacer pasos de este tipo. La entiendo. Está lastimada por lo que le sucedió en el pasado y lo último que necesita es vivir con alguien a quien ha conocido apenas hace un mes.
Yo, mientras tanto, quiero disfrutar el mayor tiempo posible junto a ella. No lo sé, pero algo me dice que este momento de tranquilidad no durará por mucho.

Después de nuestro segundo round, detengo el auto frente al St. John y, cuando ponemos un pie en el edificio, de nuevo soy espectador de la escena en la que Verónica se encuentra en medio de niños de todas las edades. Algo que noto al instante es el niño – el mismo que vi el otro día – que está un poco alejado. Cuando todos los demás niños dejan respirar a Verónica, el pequeño se acerca y se deja levantar en brazos. Se ve que tiene un lugar especial reservado en el corazón de Verónica. Los observo mientras hablan como si estuvieran hablando de cosas importantes.

«Ethan, él es mi amigo Matt» nos presenta, cuando se acerca.

«Hola, hombrecito».

«Verónica es mi hermanita y siempre la protegeré» responde Ethan, con su vocecita tintineante.

«Entonces me parece que nos llevaremos bien porque yo también la protegeré siempre».

Y, con esta última frase veo a Verónica. Sus ojos llenos de alegría y amor, me quiero arriesgar. Quiero que sepa cuales son mis intenciones y sobre todo que no estoy jugando. Le guiño el ojo con una promesa: no la dejaré ir tan fácilmente.

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