No eres mi dueño

Capítulo 58

Actualidad

Matt

La tensión se puede cortar con un cuchillo. A parte de las miradas indiscretas de mi madre, que van de Verónica a Conny, hace todo aún más claro. No sé porque siempre me encuentro en situaciones incómodas, es un hecho que es seguido. Sinceramente pensé que solo seríamos tres, porque la visita de Conny fue algo inesperada. Fue lindo el hecho de hacerme saber que las clases privadas le ayudaron, pero no estoy del todo de acuerdo con la invitación que mi madre le hizo. Pensé que podría pasar más tiempo con Verónica, cuando mi madre se fuera, pero ahora tengo que lidiar con Conny. No es una chica mala, es más, su euforia la hace linda, pero a veces me harta. Como en este momento, mientas habla con mi madre, que le está haciendo creer que me gustan los hombres.

Niego con la cabeza y llevo la mano a mi tabique cuando escucho sus palabras: «No tiene nada de malo».

Cuando cruzo la mirada con mi madre, me asombro cuando veo su rostro con una expresión de dolor. «No es como...» comienzo.

«No me asombro por el hecho de que seas gay, Matt Conny tiene razón, no tiene nada de malo. ¿Pero por qué me lo escondiste? Pensé que me contabas todo» dice con una mirada afligida.

Vamos, no entiendo como mi madre se creyó eso. Cuando regreso a casa no hago más que hablar de Verónica. Lo sé, digo sus virtudes para trabajar, pero se debió de haber dado cuenta ya que no hablo del mismo modo de Astrid. Digamos que, en cierto sentido, tuve su aprobación.

«Tranquilo, Matty. No te justifiques. Con el pasar del tiempo ellas también aceptarán tu situación» me tranquiliza Conny.

«No hay nada que aceptar. Mamá, en realidad, papá sabe que me gusta una chica».

Lazo una mirada a mi lado, donde Verónica no ha dicho nada, pero se limita a estar callada, viendo la escena que se desarrolla a su alrededor.

«¿Así que te abres con tu padre y no conmigo?».

En este momento mi madre parece herida, así que trato de hablar con mayor tacto. «No te lo tomes a mal, mamá. Papá es un poco más realista. Si te hubiera dicho algo, hubieras pensado ideas incorrectas y no quiero tener falsas expectativas cuando ni siquiera yo sé qué hay entre esa persona y yo».

Espero que Verónica sepa que me refiero a ella. Su comportamiento es un poco extraño porque se limita a estar callada. No me ve, es más, su mirada parece estar en Conny. ¿Es probable que piense que estoy hablando de ella? Cuando pongo mi mirada en Conny, veo sus ojos lúcidos que me ven con tristeza.

«¿Así que me mentiste?» pregunta.

«No te mentí, Conny, Tu lo diste por hecho» digo con dulzura, esperando no crear malentendidos.

«Nunca lo negaste».

«En realidad, sí lo hice. Pero no me creíste, o preferiste no hacerlo».

«¿Hablas de ella?» pregunta Conny con enojo, apuntando a Verónica. «¿Es por ella que cuando estamos juntos dejas todo y corres a su rescate?».

Las palabras parecen llegar a Verónica, quien frunce el ceño. Mi madre también parece ser tomada por sorpresa, pero no se atreve a decir algo.

«Conny» comienzo. «Siempre fui claro contigo. En más de una ocasión te hice entender que no estaba interesado».

Sabía que este almuerzo no se acabaría sin un problema, pero no imaginé que sería un grande problema. Por eso, cuando Conny huye de mi apartamento, la sigo hasta el suyo. No quiero que piense que no me preocupa. Quiero aclarar este asunto y hacerle entender que entre nosotros nunca podrá haber algo, pero no quiero perder su amistad.