Capítulo 23

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Se sentó frente al espejo para desenredarse el cabello, con el camisón ya puesto, pero antes dejó el colgante de la mariposa sobre un joyero de plata que había en la superficie de madera encima de la chimenea.

Se levantó de la silla y, a paso lento, se acercó a la puerta donde unos toques llamaban su atención; ante ella, estaba David con una sonrisa de suficiencia en la cara, le devolvió la sonrisa y volvió frente al espejo.

—Déjame a mí —El chico cogió con delicadeza el cepillo y lo pasó a través de su cabello hasta que creyó que era suficiente y la ayudó a levantar.

A mitad de camino de la cama, la paró y tras apártale en pelo hacia un lado, depositó un beso en su cuello. Ella cerró los ojos ante ese contacto, pero los volvió a abrir cuando él comenzó a hablar.

—Analía, ¿qué había de cierto en lo dicho antes?

—Estábamos intentando distraerle David —intentó evitar dar una respuesta directa, pero viendo que él no lo iba a dejar pasar, susurró—. Todo o por lo menos gran parte de ello era verdad; necesito saber que vas a estar a bien.

—Sabes que tengo que irme.

—Lo sé. Y jamás te obligaría a lo contrario, pero eso no quiere decir que no quiero que te quedes conmigo.

—Analía —El susurró escapó de sus labios casi como una exhalación antes de besarla. La joven se acercó más a él hasta estar sus cuerpos completamente pegados.

Era un beso lento, de esos que te hacen cerrar los ojos y desear que no acabe nunca; pero los dos sabían que tenía que hacerlo, por ello, fueron separando poco a poco.

—Adiós Analía, espero verte mañana antes de irme.

—Allí estaré, en primer lugar, despidiéndote.

—Lo sé —aseguró acercándola de nuevo a él y besándola. Llegaba ya a la puerta cuando sintió que algo lo frenaba y al mirar hacia abajo vio como la mano de ella agarraba su brazo. Se giró y se lanzó a sus labios, ella lo recibió encantada y juntos fueron hacia la cama donde se tumbó sobre ella.

—Mirame—Analía dirigió sus ojos hasta los de él que la miraban con tanto amor que sintió que la embargaba—. Te quiero.

—Te quiero.

Las torres de la mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora