Capítulo 30

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Ya se había olvidado de lo que era despertarse con dolor de espalda, pero esa mañana tras dormir sobre una manta, su cuerpo decidió recordárselo.

Hacía poco rato que había amanecido, pero ya estaban todos levantados, la mayoría dirigiéndose al castillo para desayunar. Porque podían haber dormido fuera demostrando que eran rudos, pero eso no significaba que no pudiesen desayunar en condiciones. Al verlos, Darsón y Asier se habían reído, pero ellos mismos acabaron yendo a desayunar.

Lizet había salido un rato antes con almuerzo para ella y Amanda, y juntas habían desayunado junto a un pequeño arroyo que había a unos metros dentro del bosque.

Estaban charlando cuando Analía escuchó un ruido, no le habría dado mayor importancia si no fuese porque nadie de su grupo había cogido los caballos. En silencio, las hizo levantar y las escondió detrás de un árbol, dejó la bandeja sobre una piedra a la vista y se escondió tras el árbol más cercano. Cada vez se escuchaban más cerca y al ver la mirada asustada de Amanda y como Lizet la obligaba a agachar la cabeza, supo que había acertado. No eran de los suyos.

Pasó de una mano a otra la piedra que había cogido y cuando los escuchó lo suficientemente cerca la lanzó dando de lleno en la bandeja que cayó al agua formando un gran estrepito.

Supo que se habían detenido cuando dejó de escuchar los cascos de los caballos. Sin dejarse dominar por el miedo, se agachó y cogió de su muslo la daga. Se movió despacio dando tiempo a las otras dos para escapar y antes de que el hombre que había ido a comprobar de donde provenía el ruido, pudiese avisar, ya tenía la daga sobre su cuello.

Analía lo miró y le hizo una seña para que se mantuviese callado. El hombre asintió y poniéndolo delante de ella lo hizo ir hasta donde estaba el resto. La joven vio los caballos y sobre ellos a un gran grupo de gente esperando. Eran muchos, en un vistazo, comprobó que superarían las cien personas, fue entonces cuando se dio cuenta de su situación. Había apresado a un hombre e ido directa hacia guerreros experimentados sin nadie que le cubriese la espaldas.

—¿Ya no saludas?

Esa voz. Era él. Se giró y dejando al hombre que había apresado a sus espaldas se lanzó hacia el hombre que junto a un caballo le sonreía con cariño.

—¡Maktub!

—Hola, pequeña.

Todo el mundo se relajó al ver como su señor abrazaba a la chica y como su hombre quedaba liberado. Analía acordándose se giró y le pidió perdón, pero él le quitó importancia y alagó su rapidez.

—¿Qué haces aquí? —inquirió mirando a su amigo, que ayudaba a una joven de su edad a bajar del caballo.

—Hemos venido a ayudar.

Analía lo miró con cariño antes de girarse con curiosidad hacia la chica.

—Te presento a Charmesh, mi prometida.

—¿Prometida?, ¿tú prometido?

—Sí, yo prometido y por lo que he oído no soy el único —contestó con una carcajada.

—Encantada —dijo poniéndose roja por lo que su amigo había dicho.

Analía sabía que debía volver al castillo, todos estarían ya avisados de la llegada de forasteros, lo que no entendía es como aún no había aparecido su abuelo espada en mano con Tullio a su lado regañándola por no escapar con las otras mujeres.

Maktub le detalló la llegada de un mensajero de su abuelo unos meses atrás con una petición de auxilio que él se había negado a declinar. Al principio iba a ir solo, pero Charmesh se empecinó en acompañarle.

Analía preguntó a él si eso no le preocupaba y él en broma le enseñó una cicatriz que le cubría todo el antebrazo, explicándole que la primera vez que su prometida lo vio, lo confundió con un ladrón y le atacó sin un atisbo de compasión.

Nada más salir del bosque vieron a todos los guerreros de Analía preparados para atacar y a los arqueros sobre la muralla también preparados.

—¡Quietos!

El grito de Asier al ver quien salía de entre los árboles hizo que todo el mundo se relajara, yendo el hombre hacia ellos. Saludó con cariño a Maktub y mostró sus respetos a Charmesh mientras le daba una disimulada colleja a su nieta por su imprudencia.     

Las torres de la mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora