Maya
Domingo.
Observando las teclas blancas, tomé con algo más de fuerza el móvil y me concentré en la profunda voz de Min Yoongi.
- ¿Sigues enferma? No deberías forzarte si todavía no te encuentras bien.
- Estoy mejor, genio -apreté los dedos de la otra mano, frustrada por no poder acercarme más al instrumento.
Esa barrera seguía allí, impidiéndome tocar el piano. Aunque mi corazón estaba un poco más aliviado porque había logrado acercar un poco más la banqueta en la que me sentaba y ahora mi sombra de cernía lentamente sobre él.
- ¿Por qué no te termino de creer? -soltó un gracioso suspiro de exasperación. Cuando intentaba hacerme creer que no le interesaba algo, siempre lo hacía-. Eres más cabezota que yo, llorona.
- No creo que haya nadie más cabezón que tú, Min.
- Jaja -sonreí levemente y bajé los hombros. El sueño de volver a tocar se hacía tan lejano que ya no podía ni imaginarlo-. Por lo menos no estás deprimida. Eso es bueno.
- ¿Por qué debería estarlo? -reí con un tono demasiado amargo-. Que sea incapaz de tocar el piano no es motivo suficiente para ...
- Vamos, Maya -dijo él, dejándome con la palabra en la boca. A pesar de ello, su voz no era cortante ni afilada, sino suave y cariñosa-. Podrás tocar. Puede que lleve tiempo, pero acabarás por conseguirlo. Hazle caso a tus mayores.
- ¿Algún consejo de última hora para que tenga en cuenta durante tu ausencia, oppa? -casi podía ver las adorables mejillas de mi duro amigo sonrosadas cuando lo escuché bufar.
- ¿No dejarás de hacerlo, verdad? -mi risa fue la respuesta-. Bien, pues ... Podrías dejar la mente en blanco y dejarte llevar.
- Lo he intentado, pero no consigo dejar de pensar. Es imposible -incliné la cabeza hacia atrás y me dediqué a observar atentamente el techo de mi cuarto hasta que mi cachorro ladró buscando mi atención.
- ¿Tienes un perro o es que has aprendido a ladrar?
- Tengo uno -le confirmé alejando la banqueta del piano y tomando con mi mano libre al perrito en el regazo-. Me lo regaló ...
- Oh, déjame adivinar ... Ese chico ... ¿Tu mejor amigo? -sonaba divertido.
- ¿Desde cuándo eres un chismoso, oppa? -recordé, sin pretenderlo, la noche que lo trajo a mi habitación Kookie y no tardé en notar todo el rostro hervir. Ese recuerdo era demasiado bueno-. Pero, sí. Fue él.
Hubo un corto silencio al otro lado, el suficiente como para hacerme fruncir el ceño mientras acariciaba el pelaje de mi pequeña mascota. Hobi acababa de cepillarla.
- Creo que deberías pensar en algo que te haga feliz -sus palabras me hicieron dejar a un lado esas caricias y centrar toda mi atención en Yoongi-. Siempre que llegas a nuestras clases de buen humor suele ser por ese chico, ¿no? -con toda la cara coloreada de rojo, me encogí en mi lugar y dejé que el perro lamiera mi mano, avergonzada de que Yoongi se hubiera dado cuenta de ello. ¿Tan obvia era?-. Así que creo que deberías pensar en él y lo que sea que sientas. Puede que así encuentres calma.
Calma ... Yo diría que mi corazón era todo lo contrario con sólo pensar en Jungkook. Se revolucionaba con fuerza, dando tumbos de un lado a otro en mi confundido pecho, haciéndome entrar en un relajante y extraño estado de embriaguez.
- Es que ...
- El amor sana, Maya -dijo de repente Yoongi-. Y probablemente es lo que necesites cuando te pongas frente al piano.
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House Of Cards; jjk |+18|
FanfictionDonde Jungkook se enamora de la hermana de Hoseok, su mejor amiga de la infancia. -Te quiero, Maya -susurró a mi oído-. Te quiero y haré que te ames por lo que eres. Sin reproches. Sin miedos. Porque tú has sido la luz al final de mi túnel, la única...