[4.9] "Urin"

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Maya

El irritante sonido de la alarma inundó la habitación. Gruñí por culpa del insoportable y exasperante ruido, y alargué el brazo hasta la mesilla para coger el móvil con la intención de tirarlo al suelo mismo si hacía falta. Lo atrapé entre los dedos de mala gana y lo apagué. Hundí el rostro en la almohada de nuevo.

¿Era viernes? Mierda, clases otra vez no, por favor.

De pronto, sentí una mano por debajo de las sábanas, acariciando mi cintura. Yo me asusté y di un pequeño salto sobre mí misma, volviendo la cabeza hacia mi izquierda.

- Hace tiempo que no duermo contigo -dijo, dándome un respiro. Su voz era un sedante para mis nervios-, pero nunca creí que ... Me tendrías miedo.

La ironía en su tono me hizo suspirar. Entreabrí los ojos, entallándolos para poder ver un poco mejor. Kookie aprovechó para acercarse más a mí y deslizar su otro brazo para abrazarme. Un delicioso sentimiento estalló en mi relajado corazón en el instante en que él hundió su nariz en mi cuello. Yo me relajé, recordando lo especial que me sentía en sus brazos. Recibir sus caricias era lo mejor del mundo.

Lentamente, me dejé hacer por él, escuchando su sonora risa cuando me acerqué a su cuerpo. Kookie besó mi piel cariñosamente y yo choqué con su pecho. Sobresaltada, dejé las manos en sus pectorales tras descubrirlo sin camiseta.

Mis mejillas comenzaron a arder con intensidad, así que cohibida por estar tocando su tersa piel, alcé la mirada. Lo que ocurrió la noche anterior no tardó en llegar a mi mente. Casi pude sentir el placentero sabor de su boca al recordarlo, lo que contribuyó a que mi pulso se disparase.

- Kookie -lo nombré. Él sólo gruñó en respuesta, ocupado en delinear con sus labios mi barbilla-, tu ... Tu camiseta ... No está.

Jungkook rió al escuchar mis palabras y yo me encogí, pudorosa por los privilegios que me ofrecía con tanta facilidad. No iba a engañarme a mí misma; palpar su pecho era tentador y él no parecía reacio a que lo hiciera, pero los nervios me asaltaron con una rapidez asombrosa. No estaba lista para esas cercanías todavía. Seguía siendo una niña inexperta en cuánto a lo que me ocurría, en cuánto a lo que Jungkook me hacía. No quería precipitarme, no estaba en mis planes avanzar a pasos agigantados, sino disfrutar de él con calma.

- Cierto -murmuró, alejándose para buscar mis ojos y regalarme una hermosa sonrisa-. Vamos a tomarlo sin prisas, tranquila -besó mi mejilla, dejando un ardor estimulante en el lugar que sus labios rozaron. Apartó unos mechones de mi pelo y yo sonreí, agradecida-. Sólo fue el calor. Lo siento -hizo una divertida mueca, apoyando su frente contra la mía-. Me la pongo en un segundo. No te mue ...

- No hace falta -dije, avergonzada por estar más centrada en lo suave que se sentía su piel bajo mis yemas-. Ya te he visto sin camiseta, no es por eso. Es sólo que ... Es distinto tocarte. Ahora es como si ...

- ¿Como si hubiera más motivos para hacerlo? -tragué saliva, y tras pensarlo unos segundos, asentí, arrancándole a Kookie una bonita sonrisa que me ruborizó aún más.

Él ya había puesto sus manos en mí incontables veces y yo había recorrido con mis dedos gran parte de su blanca piel, así que no debería ser diferente a todas esas ocasiones, pero lo era. Su tacto se había convertido en algo que me enviaba descargas, gritándome que siguiera delineando todos sus músculos, sus principiantes abdominales. Ahora que los dos habíamos dado el paso más importante, se me hacía imposible verlo como siempre. Ya no era un simple roce entre amigos porque él quería más. Yo deseaba más. Las cosas habían cambiado, ambos sabíamos eso.

- Es extraño -dije en voz baja.

Jungkook dejó un casto beso en la punta de mi nariz.

Poco a poco, fui moviendo las manos hacia arriba, deslizándolas hasta llegar a sus clavículas. Las dejé allí, escuchando el profundo respirar de mi mejor amigo y sintiendo el ligero palpito de su corazón.

House Of Cards; jjk |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora