ATENCIÓN. Este capítulo incluye escenas "violentas" y lenguaje explícito. Si eres sensible o sientes que no podrás con una lectura algo más FUERTE de lo normal, te recomiendo que no sigas leyendo. Pero si lo haces, asegúrate de leer la nota que dejaré al final. Gracias :)
Maya
10 horas más tarde
El parque estaba más vacío que la última vez que fui, de la mano de Jungkook. Recordé su llamada y el calor no tardó en subir a mis mejillas. Yo también lo echaba de menos y deseaba terminar con todo de una vez para volver a casa y esperarlo. Nadie tenía ni la menor idea de la desesperación con la que quería ver a ese chico. No podía esperar a ver su carita de felicidad cuando le dijera que veríamos Iron Man.
Con una sonrisa que no me molesté en ocultar a los pocos transeúntes con los que me topaba de camino al centro de aquel parque público, continué mi camino. Era extraño no tropezar cada pocos segundos con algún que otro niño corriendo por todas partes, pero no le di más importancia. El ambiente transmitía una paz difícil de explicar. Era agradable escuchar el suave ruido de las hojas gracias al viento de la tarde, que balanceaba las ramas y pintaba el paisaje con cientos de pétalos de cerezo.
Mi buen humor era inmejorable, lo sabía, por eso dejaría a Minho hablar con total libertad, y lo escucharía. Era lo justo después de todo, ¿verdad?
Si en ese momento, antes de adentrarme en el sendero de abetos, hubiese sabido lo que iba a ocurrirme si daba un sólo paso más, me habría marchado de allí. Una pena no haberlo predicho.
Cuando me encontré ya en la zona en la que Minho me había citado, eché una rápida ojeada al lugar. En primera instancia, sólo vi a un anciano junto a su perro, dando un tranquilo paseo cerca de la salida, pero tras dar otro vistazo a los bancos, casi ocultos por los árboles que se alzaban prominentes, divisé una figura más joven y alta.
No sabía cual era la razón, pero, caminando en su dirección, quise creer que todo lo que había escuchado eran mentiras, falsas historias contra un chico popular como Minho. Un chico que ni siquiera podía confiar en sus amigos porque estos sólo se dedicaban a insultarlo a sus espaldas. Mi mente aceptó ese embuste, haciendo gala de mi poca experiencia con tipos como Lee. Ojalá hubiese sido capaz de desconfiar más de él. Ojalá no me hubiese tragado esos cuentos.
- Hola -dije, a tan sólo unos pasos de distancia.
Minho dejó de enredar su cabello oscuro y se giró sobre sí mismo al oír mi voz tras él. Sus ojos me sonrieron, tan amables como siempre. No había nada distinto en él, en su forma de actuar, pero sí en su atractivo rostro. No me hizo falta acercarme más a él, pues los cortes marcaban sus facciones. No eran ilusiones. Su labio inferior estaba partido por la mitad, haciéndolo horroroso a la vista. En su mejilla también había un par de tajos, poco profundos, pero asegurando ser dolorosos.
Como una patada en mi estómago, recibí su saludo. Parte de su ojo estaba rodeado por una fea marca morada que ya empezaba a aclararse, dándole algo de color a su pálido semblante.
Minho estaba demacrado. Apenas parecía el Minho de siempre. Todo en él era oscuro y sombrío, ni siquiera su sonrisa podía arreglar la masacre que habían hecho en su cara.
El momento en que tomé la mano de Kook y él se quejó volvió desde mi memoria con fuerza. Dios santo, Jungkook.
Tragué saliva con dificultad. Todas esas cicatrices que tardarían en sanar fueron provocadas por mi mejor amigo. Kookie fue el que asestó una barbaridad de golpes a Lee el día que, supuestamente, tendríamos nuestro cita. Quise saber tantas cosas que la cabeza comenzó a dolerme, punzada tras punzada, castigándome por algo de lo que no tenía culpa. Aunque, lo que más lamentaba, era el no haber sabido de eso. Jungkook no consideró contarme la verdad, y eso era lo peor de todo.
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House Of Cards; jjk |+18|
Fiksi PenggemarDonde Jungkook se enamora de la hermana de Hoseok, su mejor amiga de la infancia. -Te quiero, Maya -susurró a mi oído-. Te quiero y haré que te ames por lo que eres. Sin reproches. Sin miedos. Porque tú has sido la luz al final de mi túnel, la única...