Maya
Un incómodo zumbido empezó a perforar mi cabeza, progresivamente.
La incomodidad me hizo hundir el rostro en algo mullido y blando, lo que deduje se trataba de mi almohada. La cabeza comenzó a dolerme y pequeñas escenas fueron alineándose en mi mente. Todas estaban relacionadas de una forma u otra con el dolor en mis extremidades, resentidas por la presión de unas manos extrañas.
Me volví hacia el lado opuesto a las ventanas, huyendo de los furtivos rayos de sol que se colaban por las rendijas de mis persianas, y esos horribles recuerdos fueron reemplazados por la calidez de un cuerpo contra el mío. A ciegas, tanteé por su lado de la cama, pero las sábanas allí estaban frías, inertes. Al poco, desistí en la idea de encontrar a Jungkook a mi lado, pues no había rastro de su calor.
Suspiré, llevando una mano a mi rostro para entallar mis ojos, todavía pegados por el reparador sueño que había tenido a lo largo de la noche. A pesar del creciente malestar en mi sien, sentía una tranquilidad de lo más rara. Casi podía escuchar la voz de Kookie en mi oído, prometiendo estar conmigo siempre, y eso contribuyó a un maravilloso despertar.
Con el pensamiento de buscar a Jungkook, me desperecé, enredada entre las mantas. Sin embargo, antes de poder abrir los ojos, una voz que empezaba a extrañar resonó en la seguridad de mi cuarto.
- Buenos días, dormilona.
Elevé los párpados, cansada por haber llorado hasta tan tarde en el regazo de Kookie.
Me costó enfocar correctamente mi armario, pero cuando lo hice, una sonrisa se apoderó de mis labios inevitablemente. Él me imitó, apoyado en la puerta corredera.
- Park Jimin -su nombre salió de mi boca en tono juguetón, consiguiendo que la dulce risa de ese chico llegase a mis oídos. Ensanché mi sonrisa al ver los bonitos mofletes de Minie sonrojarse-. Ya me preguntaba cuándo podrías hacer un hueco en esa agenda tuya para verme. ¿Te parece bonito olvidarte de mí?
Jimin, entre melódicas carcajadas, se irguió y caminó hacia la cama. Dejó caer su peso en el hueco que ocupaba Jungkook siempre que dormía conmigo y me miró. Sus ojitos desaparecieron al sonreírme e infantiles arrugas los adornaron.
Lo normal habría sido que sus rechonchos dedos corrieran a colmarme de caricias, mostrando que él también me había echado de menos. Pero no fue una sorpresa ver que mantenía ambas manos entrelazadas en su regazo, precavido.
Él ya debía saber lo había pasado, porque Jimin era, sin duda, el chico más amoroso que había conocido jamás.
No puedo negar que sentí algo de vergüenza, tan pequeña e indefensa a sus ojos. Pero, Jimin ... Jimin era un angelito caído del cielo. Él nunca me haría nada malo y lo sabía bien. Por eso, estiré el brazo en su dirección, rozándole el pantalón vaquero levemente.
Él pareció confundido en un primer momento, pero terminó comprendiendo y esbozó una triste sonrisa antes de tomar mi mano en la suya. La envolvió con cuidado, como si yo fuera un pedazo de cristal a punto de romperse, pero después de ese suave tacto, entrelazó con firmeza nuestros dedos, aliviando su palpable pesar.
- ¿Te encuentras bien? -su voz sonó como de costumbre, aunque había una pizca de pena en ella.
- Sí -hice de tripas corazón cuando los ojos oscuros de Minho regresaron de mi memoria y tomé con más fuerza su pequeña mano-. Estoy bien, Minie.
Jimin me observó preocupado, pero yo asentí, sosteniendo una endeble mueca en mis labios.
Me encontraba mucho mejor gracias a las atenciones de mi hermano y Tae. Por no hablar del embriagador cariño con el que me había protegido Jeon desde que lo supo. Siempre con una palabra para hacerme sentir como si estuviera en las nubes.
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House Of Cards; jjk |+18|
FanfictionDonde Jungkook se enamora de la hermana de Hoseok, su mejor amiga de la infancia. -Te quiero, Maya -susurró a mi oído-. Te quiero y haré que te ames por lo que eres. Sin reproches. Sin miedos. Porque tú has sido la luz al final de mi túnel, la única...