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Capítulo 8.- Al Demonio Todo.

Solo fue un roce, delicado, casi imaginario. Pero suficientemente impresionante para que pensará en la locura.

—Yo...

¿Qué diría? ¿Qué pasara después? ¿Por qué no lo detuve?

—Cruce la linea —Murmuró—. La línea entre tu y yo, ahora todo será más denso.

Aun estaba aturdida por el beso, no procesaba bien sus palabras.

—No te comprendo.

—Dame tiempo y lo harás, te darás cuenta de que fue un error, pero también fue mi salvación y aunque no me guste aceptarlo necesito más de esto.

—Eres tan... bipolar.

—Soy realista, pero muchas veces me salgo de mi zona de confort y me pongo a imaginar cosas que no deberían pasar pero quiero que sucedan, quiero vivirlas y experimentar esa felicidad.

—De verdad tu logras revolver mis pensamientos —Confesé.

—No quiero hacerte daño —Susurró—. Pero tampoco quiero alejarme de ti.

—No lo hagas —Supliqué sin importarme que tan patética podría escucharme—. No me dejes.

Trago y me miro directamente a los ojos.

—Solo cuando me lo pidas, lo haré.

—Jamas entonces —Afirmé y sonrió, aunque esa sonrisa no parecía de alegría. Era forzada, con intención de esconder los verdaderos sentimientos.

—Eso dices ahora, sólo espera un par de semanas y desearás no haberme conocido. —Murmuró muy por debajo miestras se ponía de pie—. Vamos a casa.

Asentí, ignorado lo que había dicho hace unos segundos.

[. . .]

Giré en mi cama para encontrar una posición más cómoda y conciliar el sueño. Pero no, no funcionaba.

Bufé pesadamente y con cansancio me puse de pie, caminado medio raro hasta la cocina, llene un vaso con leche y tome un paquete de galletas con chispas de chocolate. Lo típico que hacía cuando el insomnio me atacaba. Me fui a la sala y encendí la televisión.

Lo bueno de esto es que, era sábado por la madrugada así que, no tendría problemas con la universidad.

Mis ojos estaban en el televisor, pero mi mente estaba recordado lo que paso hace unas horas.

En Shawn

En el beso

En sus palabras, que me confundieron y me llegaron a asustar.

Lo único que me saco de mis pensamientos fue mi movil, ese que estaba en mi bolso, ahora vibrando.

Perezosamente me estire para tomarlo, era un mensaje, era Shawn.

Shawn: No se porque, pero tengo la corazonada de que no puedes dormir.

Yo: Tú corazonada es cierta, no puedo dormir.

Shawn: No quiero ser molestia, pero ¿Puedes abrirme?

¡¿Qué?! ¡Estoy hecha un desastre! Corrí de vuelta a mi habitación, tome una liga y amarre mi cabello de la mejor manera.
Mi pijama no era tan mala. ¿O si?

Sacudí mi cabeza y camine a la puerta.

Abrí, y si, ahí estaba el, también con pijama, el cabello estaba desordenado y sus mejillas rodadas. Cuando veía eso en fotos, moría de ternura, ahora muero por tocarlo.

¡No Jade!, ¡Concéntrate!

—Hola —Sonrei y el también.

—Hola —Me hice a un lado para que entrara—. ¿Qué estabas haciendo?

—Nada importante en realidad, solo esperaba que me diera sueño otra vez mientras miraba la televisión.

Camino a mi sala, supongo que los departamentos se parecían y es por eso que sabía donde estaba todo.

—¿Infomerciales? —Preguntó con burla.

—Es lo único que hay.

—Por supuesto que no —Se rió y yo también.

Nos sentamos, con toda libertad tomó el control remoto y comenzó a cambiar los canales.

Al final se decidió por programa de comedia. Me acomode mejor en el sofa.

Como si eso fuera posible.

—¿Quieres una galleta? —Le dije.

—Te aviso que tomare más de una.

—Igual tengo más paquetes.

Sonrió y se inclino para tomar una.

—¿Para que querías venir?.

—Solo porque si. Pero te voy a preguntar algo —Lo mire—. Se que va a sonar raro pero el chico que dijiste que es tu amigo...

—¿Patrick?

—Si ese, ¿Tú y el han tenido algo?

—¿Te refieres a que si hemos salido como novios? —Aguante la risa.

—Si, hablando directamente si, me refiero a eso.

—Pues déjame decirte que el y yo hemos sido durante mucho tiempo muy buenos amigos, casi como hermanos —Me miro—. ¿Por qué la pregunta?

—No lo se, yo solo pensé.

—Pues déja de pensar tanto —Murmure para mi misma pero alcanzo a escucharme.

—¿Sabes? Tienes razón, tengo que dejar de pensar tanto las cosas, al demonio todo.

Abrí mis ojos de sorpresa, mientras el se deslizaba a mi lado, pasando su brazo detrás mio. Sin resistirme, apoye mi cabeza en su pecho y una oleada de calor me invadió el cuerpo.

Me sentía en casa, como si estuviera en un lugar ya conocido, como si nunca quisiera irme otra vez.

Como si nunca quisiera alejarme de él.