Capítulo 34.- Baño.

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Trato de entender eso que me dijo, no le he dado motivos para que desconfíe de mi, porque eso son los celos, desconfianza e inseguridad sobre tu pareja o de ti al sentirse menos que otra personas, tener ese sentimiento de que tu pareja encontrará a alguien mejor y te dejará, pero vamos, ¿qué en la vida puede ser mejor que Shawn?.

Exacto.

Nada.

No hay.

No existe.

—Eso es  verdaderamente estúpido. —Después de varios minutos le digo eso.

—Lo es. —Murmura—. Pero no para mi, perderte, no es para nada estúpido.

—Que desconfies de mi, si es estúpido.

—¡No desconfío de ti! —Se altera y yo ruedo los ojos.

Pienso en todo tipo de respuestas que le puedo dar a eso mientras el sigue conduciendo por las calles de California.

Pero, aunque lo parezca, no estoy molesta, ni mucho menos dolida. Es mas bien un sentimiento de fastidio. O no lo se.

Yo nunca se nada, así es.

Me di cuenta de que ahora estábamos en el estacionamiento del hotel, entre nosotros había silencio, pero afuera parecía una fiesta.

—Lo siento, pero lo que digo es cierto, no desconfío de ti, se que me amas porque yo también lo hago, pero tengo la sensación de que Erick quiere acercarte a ti y no precisamente como amigo.

—El sabe que estoy contigo, además tu no lo conoces.

—Lo sé y se también que estoy siendo muy idiota.

—Eres un idiota guapo. —Sonrió.

—También lo se. —Dice y blanqueo los ojos.

Lo miro y tomo una de sus manos.

—Sabes que te amo, y si Erick quiere hacer lo que tu dices, se dará cuenta de que pierde su tiempo. —Le sonrió y asiente.

—Perdón si te hice sentir mal.

—No te preocupes, pero ahora quiero ir a dormir, ¿por favor?.

—Lo que tu digas y ordenes. —Abrió la puerta de su lado—. No bajes aun.

Salio y rodeo el coche para poder llegar a mi puerta y abrirla.

Me tendió la mano y la acepte.

—En los premios no hiciste esto. —Dije.

—Bajaste antes que yo. —Se burló.

—Fue la emoción.

Nos adentrarnos al hotel en silencio, su mano está entrelazada con la mía, siento como un cosquilleo me recorre la espalda por su tacto. Es tan suave, tan delicado, tan preciso, tan real... tan Shawn Mendes.

Cuando ya estuvimos en la habitación me quito mis zapatos y ni siquiera se a que lado los he lanzado.

—Le diré a Liyah que pasare por ella en media hora. —Me dice mientras se deja caer en el sillón de cuero negro que pertenece a la sala.

—Esta bien.

Me voy al cuarto, cuando estoy ahí entro al baño y me quito el vestido para después entrar a la ducha.

Mojo mi cuerpo completamente y tomo la esponja y el jabón para comenzar a lavarme.

Casi grito como nunca en mi vida cuando siento como unas manos toman mi cintura.

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