Sálvame » Omegaverse

15.

Tom tomó asiento sobre unos de los sofá rojos de la sala de estar, esperaba que Edd le diera la indicación de que ya podía subir a su habitación y luego de unos minutos la voz de Edd se escuchó desde las escaleras.

--¡Tom, ya puedes subir!-- anunció Edd.

Y con esfuerzo se puso de pie estaba a punto de empezar a caminar cuando de la cocina Tord salió corriendo y tomó al menor en brazos.

--¡Heey!-- exclamó Tom por la repentina acción del mayor.

--Yo me encargo-- dijo y subió las escaleras con el menor como si esté no pesara nada.

Tom no sabía que el mayor tenía tanta fuerza ni que podía aguantar su peso pues nunca necesitó que lo cargarán anteriormente, seguro es por que es un Alfa pensó. Se sintió débil.

--Descuida Tord, yo lo acompañaré ahora-- dijo Edd amablemente una vez que Tord terminó de subir las escaleras.

Bajó al menor de sus brazos. Un débil --Gracias-- salió de la voz de Tom.

Tord bajó las escaleras y se quedó estático en el último escalón, creía que Edd no confiaba más en él para acompañar a Tom hasta su habitación y la verdad sea dicha, lo tenía bien merecido pero quería remediar sus errores y lo haría cueste lo que cueste.

Una vez dentro de la habitación de Tom, Edd cerro la puerta tras ellos, el menor se sentó al filo de la cama y el castaño imitó la acción.

--¿Tom te encuentras bien?-- habló Edd después de unos segundos de silencio.

--Estoy mejor, duele un poco pero es tolerable-- respondió con la voz agotada mientras miraba el suelo de la habitación que se encontraba en la penumbra.

--¡Me alegro! pero... me refiero a psicológicamente-- Edd aclaró su pregunta.

Tras unos segundos de silencio Tom al fin respondió.

--Yo... No... No lo sé-- no levantaba la mirada del suelo ni tampoco le diría a Edd que se sentía débil que su vida era mejor sin saber que era un Omega pues eso lastimaría al castaño ya que compartían razas.

--Bueno estaré para todo lo que necesites no debes enfrentarte a esto solo, yo te ayudaré-- Edd le habló de manera cálida, se puso de pié frente a él y le extendió una caja pequeña, era rectangular de color azul cielo y tenía unas letras negras "Supresores" decía.

Tom extendió la mano y tomó el empaque, miró a Edd y le devolvió la sonrisa que el castaño le ofrecía.

--Gracias Edd-- susurró.

Edd caminó hacía la puerta y así con un último --Estaré abajo si me necesitas-- se retiró, cerrando la puerta y dejando a Tom con miles de pensamientos negativos en su cabeza.

Tom caminó a su armario y sacó algunas botellas de Smirnoff que ocultaba entre la ropa, volvió a sentarse en su cama y sacó una de las pastillas de la caja que le había dado Edd, había aprendido su lección debía tomar esto para ocultar su olor de los Alfas.

Colocó la pastilla en su lengua y bebió un gran trago de su botella de Smirnoff y bebió y bebió botella tras botella, ocasionalmente limpiando el líquido que escurría de su boca con la manga de su sudadera, estaba ebrio pero aún no lograba lo que quería y eso era el olvidar la violación pero sobre todo el olvidar que es un Omega.

Recuerdos llegaban a su mente atormentadolo, todas esas veces que discutió con desconocidos dentro de un bar y sobre todo las discusiones con Tord he incluso cuando terminaban ocasionalmente en golpes, las veces en las que él no sabía, ni tenía idea de que se enfrentaba a un Alfa que por ley natural triunfaría sobre todas las cosas y un Omega no puede competir contra eso.

De haber sabido desde un principio que era un Omega no se habría esforzado en formar una personalidad de caracter indiferente o intentar el ser rudo o valiente en algunas ocasiones, y mucho menos el molestar a Tord  pues el era un Alfa y él, un perdedor por naturaleza... así lo pensaba.

De sus ojos negros caían lágrimas sin control pero no emitía ni un solo ruido, el dolor emocional era demasiado, quería que parace, una idea cruzó su mente, se puso de pie y caminó hacia el baño de su habitación allí tomó la navaja gruesa que usaba para afeitarse luego levantó la manga de su sudadera y comenzó a hacer profundos cortes sobre la piel de su ante brazo derecho, realizó cuatro cortes de manera horizontal bastante profundos, soltó la navaja y está calló al suelo, sus manos temblaban del dolor pues era la primera vez que lo hacía.

Mucha a sangre salía de las heridas era demasiada que incluso se veía negra, jaló el espejo del baño hacía él revelando aquel botiquín de emergencias detras de este, sacó una venda y la colocó rápidamente sobre los cortes una vez bien sujetada ésta comenzó a absorber la sangre, bajó la manga de la sudadera y se dispuso a dormir con una sonrisa en su rostro. El dolor se había ido, al fin estaba en paz.