40.

3K 281 297
                                    

El noruego dormía plácidamente en su cama cuando unos golpes a su puerta seguidos de una energética pero inconfundible voz lo despertaron.

--¡Despierten!-- anunciaba Matt desde el pasillo de fuera.

Se giró quedando sobre su espalda, miraba al techo aclarando su vista y rápidamente recordó que su celo había comenzado el día de ayer así qué tomó con su mano derecha el elástico del pantalón de pijama que llevaba puesto y lo levantó lo más que pudo para poder hechar un vistazo a su entrepierna.

--Maldición-- se dijo a si mismo al ver su miembro muy despierto y lleno de energía.


--¡Tord despierta!-- habló Matt abriendo rápidamente la puerta del cuarto ajeno.

--¡Matt por dios aprende a tocar!-- exclamó Tord con nerviosismo, estaba seguro que no había logrado soltar su pantalón de pijama a tiempo como para que el pelinaranja no lo viera revisando sus partes íntimas.

--¡Perdona! es solo que hay que apurarnos o perderemos valioso tiempo-- respondió inocente como siempre.

Suerte que Matt era despistado pues para él solo había a visto a Tord molesto por la mañana y nada más.

El pelinaranja cerró la puerta nuevamente, seguro despertaria a los demás.

El noruego se puso de pié y caminó hasta el baño dentro de su habitación, tomaría uno de sus típicos baños helados de cuando estaba en celo.

Se bañó y se vistió, llevándose un poco de tiempo en acomodar su miembro dentro de los boxers optando finamente por colocarlo de lado izquierdo para ocultar un poco la erección y bajó las escaleras.

Para su sorpresa era el único que faltaba pues todos estaban en la sala de estar esperando.

--¡Ya era hora!-- habló Tom sarcástico pero con una sonrisa en su rostro.

--Bien ¡todos al auto!-- anunció Edd alegremente agitando al aire las llaves de dicho vehículo.

Los chicos corrieron por la puerta principal al exterior como en una carrera, era costumbre para ellos el pelear por el asiento de copiloto.

--¡Maldición Matt!-- se quejó Tom tras perder la batalla por el asiento.

El noruego había dejado de correr a mitad de camino tras sentir un leve dolor e incomodidad a causa del rebote de su erección.

El amante de la cola salía de casa con su pequeña mochila color verde en la espalda.

--¿Tord te encuentras bien?-- preguntó Edd al verlo aún a medio camino de llegar al auto en una pose algo encorbado, él solía siempre ser el copiloto.

--Si solo me ha dado un calambre-- aclaró y se irguio.

No hubo quejas durante el camino, más bien todo lo contrario Tom y Tord aprovechaban que los otros dos chicos estubieran al frente algo distraídos para darse disimulados y rápidos besos.

Sus sonrisas eran cómplices.

--¡Llegamos!-- exclamó Matt en un grito asustando a la pareja que se daba un beso ese momento.

--Buscaré un estacionamiento, tranquilo-- habló Edd con una sonrisa, mirando a los alrededores.

La emoción provocaba que Matt pegara su rostro contra el cristal del auto, respiraba sobre este a la vez que el calor lo empañaba.

La fila para ingresar al parque era de poco mas de 12 personas, los tres chicos comenzaban a sentir algo de vergüenza ante la desesperación de su amigo pelinaranja.

Pocos minutos después que para Matt fueron eternos pudieron ingresar al famoso parque.

--Estoy en el paraíso-- habló el pelinaranja mirando hacía arriba las estructuras que componían las grandes montañas rusas del lugar.

Edd río por lo bajo, le encantaba la actitud del Beta que solía ser de esas personas que nunca abandonan del todo ese toque de inocencia como si estuvieran en una clase infancia eterna.

--Nada mal-- mencionó Tom mirando un gran edificio a un extremo del parque con un gran letro en letras neón: "Arcade".

--Dejemos el arcade para el final seguro cuando caíga la noche el interior se verá genial-- exclamó Edd animado.

Tom y los demás asistieron con la cabeza.

Y así fue como los chicos emprendieron su recorrido al parque de diversiones corrían a las filas de las montañas rusas y demás atracciones inclusive haciendo trampa algunas veces bajo las molestas miradas de demás gente.

El noruego caminaba un poco incómodo culpa de su celo, era el último en llegar cuando comenzaban a correr pero no lo negaría se estaba divirtiendo como en los viejos tiempos.

Estaban sentados en uno de los vagones de colores brillantes de cierta atracción, Tord se encontraba sentado junto a Tom y delante de ellos Edd y Matt.

Tord miraba distraído a su Omega justo antes de que el timbre de salida de los vagones sea activado en señal de que el recorrido comenzaría, tenía mucha urgencia carnal y de no estar su amigos presentes le rogaría a Tom el que le permitiera hacerlo suyo.

El timbre finalmente sonó, sintiendo un leve tirón la comenzar a deslizarse por los rieles.

Minutos después con el recorrido ya terminado logró apartar un poco aquellos pensamientos lujuriosos que no ayudaban en nada a mentanerlo tranquilo y se unió con sus amigos a la conversación sobre el que tal les había parecido aquella montaña rusa.

Las horas pasaron y los amigos ahora se encontraban dentro de un establecimiento de comida rápida dentro del parque.

--Coman más despacio-- advertía Edd al ver como tanto Tom como Matt se atragantaban con los alimentos.

--No tenemos tiempo-- decía Matt con dificultad gracias al gran trozo de Hot-dog dentro de su boca.

--¡Exacto!, si perdemos más tiempo comiendo la fila para la montaña rusa se hará más larga-- explicaba Tom para luego beber su soda rápidamente.

Mientras los chicos continuaban su carrera por comer y Tord reía al ver las expresiones sobre sus rostros, Edd se puso de pie debía ir al baño y rápido pues comenzaba a sentir su entrada mojarse y dilatarse en una clara advertencia de que el efecto de la pastilla supresora que había consumido en la mañana se había agotado y necesitaba otra.

En cualquier otro momento el amante de la cola hubiese tomado su pastilla para el celo frente a sus amigos, es algo a lo que ellos ya estaban acostumbrados, pero hacerlo ahí implicaría preocupación y sobre protección por parte de los presentes al estar en un sitio público.

Lo que él menos quería era causar problemas.

Sálvame » OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora