Sentí que alguien me estaba lamiendo.
Que asco.
Abrí los ojos y vi a mi perrito encima de mí lamiéndome por completa.
-¡Mamá mi perro me está violando!-Grité para que mi mamá me escuchara.
La escuché riendo y luego sus pasos acercarse a mi habitación.
-Arréglate, se te está haciendo tarde-Dijo mi madre entrando a la habitación.
Bajé de mi cama y rápidamente agarre mis cosas y fui a arreglarme.
******
El colegio siempre me pareció un lugar interesante y algo aburrido para ser sincera, la persona que me alegraba los horribles días de colegio era Diana, realmente nunca creí que ella me traicionaría por semejante idiotez.
Y aquí estoy.
Perdida como cualquier alumno nuevo. Había dado millones de vueltas alrededor del colegio y todavía no encontraba mi salón.
Genial.
-Señorita, las clases ya han comenzado,¿qué hace usted fuera de su salón?-Me Dijo un hombre mientras se cruzaba de brazos.
-Lo siento, ya me iba, es solo que me perdí-Dije esperando que se ofrezca a ayudarme.
-Muévase señorita-Dijo el hombre antes de irse.
Viejo amargado.
Ni siquiera me ayudó a buscar mi salón.
-¡Hey!-Dijo una chica tocándome el hombro.
La chica era rubia y tenía unos grandes ojos azules que me miraban de una manera muy amigable.
-Hola-Dije sonriendo.
-No pude evitar escuchar tu conversación con el maestro Félix, ¿Quieres que te acompañe?-Dijo ella bastante contenta.
No gracias, me empalagas.
-Claro, ¿por qué no?-Dije sonriendo sin mostrar mis dientes.
******
Me la pasé todo el día con la chica rubia, cuyo nombre es Danielle. Ella es bastante cariñosa y muy parlanchina, al principio debo admitir que me pareció insoportable pero ahora era distinto, ya le estaba cogiendo mucho cariño a esta rubia. Me contó muchas cosas sobre ella y hasta me dió un tour por el colegio.
Ahora estaba sentada tomando mi última clase del día, física.
Odio la física.
Es terriblemente aburrida y sin sentido, ya que no ando por la calle calculando la distancia que me tomó llegar a mi casa o la fuerza que utilicé para levantar un vaso de agua. Simplemente no tiene sentido, a nadie le importa.
Para eso hacen aplicaciones.
-Creo que voy a morir-Dijo Danielle quejándose de la clase, y en verdad ella no era la única que pensaba así.
-Morimos juntas entonces-Dije recostándome de la mesa.
-¡No quiero morir soltera!-Dijo quejándose otra vez y yo solté una carcajada.
Mi compañera de asientos y nueva amiga Danielle, estaba realmente loca.
-Ya basta Danielle-Dije riendo al ver la cara de depresión de la rubia.
-Danielle y Kayla-Llamó el profesor-¿Por qué no pasan adelante a compartir sus temas con toda la clase?
-Le aseguro que no le gustará saber lo que hablábamos-Dijo Danielle con una sonrisa maliciosa.
El profesor la miró mal y continuó dando su clase.
¿Que acaba de pasar?
-Dani-la llamé-¿Qué pensabas decirle?
Ella me observó y luego rió.
-Conozco un secreto del profesor-Dijo ella recordándolo-El sabe que no tendría ningún problema en comentarlo.
-¿Qué secreto?-Pregunté con curiosidad.
-Era mi maestra de ballet-Dijo riendo-Solía pensar que era travesti.
La miré con ambas cejas alzadas y ella se encogió de hombros riendo.
¿Dijo maestra?
Ese profesor estaba bastante loco. ¿Por qué se vestía de mujer para dar clases de Ballet?
No quise preguntar y continué escuchando al maestro.
-Y por último, Kayla y Sean-Concluyó el profesor.
-¿Podría repetir todo?-Dije algo avergonzada por no prestarle atención en ningún momento.
-¿Que tal si en la próxima clase presta atención?
-Gracias Profesor-Dije con una sonrisa bastante falsa en mi rostro.
El timbre sonó indicando que nos podíamos ir a nuestros hogares y todos comenzaron a salir rápidamente de los salones.
Estaba recogiendo mis cosas del salón y me percaté de que no estaba sola allí dentro. Había un chico sentado en el fondo del salón con unos audífonos puestos. Seguro se durmió escuchando al amargado del profesor y no se dió cuenta de que ya había sonado el timbre.
Me acerqué a el y le quité los audífonos para que pudiera escucharme.
-¡Hey! creo que debes despertarte, el timbre ya sonó-Dije al chico con amabilidad.
El levantó la cabeza y me observó por unos segundos.
-Te hubiera agradecido tu buen acto si te hubiera pedido que lo hicieras. Pero oye, ¿Sabes algo?-Sonrió-No lo hice.
El chico se levantó de su asiento muy bruscamente y se fue chocando nuestros hombros.
Imbécil.
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Danielle en multimedia.
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Sean
Dla nastolatkówDesde que su padre murió las puertas de la felicidad se cerraron por completo dentro de ella. Lloró como nunca antes lo había hecho, Sufrió como un bebé al que le quitaron su juguete favorito. Para ella todo estaba acabado, nada podía hacerla feliz...