Danielle POVHablar con Kayla me hizo muy bien, pero es muy duro recordar todas esas cosas. Sean y yo nunca nos gustamos de esa manera, pero aún así quisimos intentarlo. Aunque yo lo veía más como un amigo que como un novio, pasé muy lindos momentos a su lado, el me hizo muy feliz. Recordé todos esos lindos momentos que tuve con el comenzando por la vez que me robó mi primer beso en aquel tobogán...
Flashback
Me la estaba pasando de maravilla, Sean es un gran chico, aunque haga los peores chistes del mundo.
-Tengo otro-Dijo Sean sacándome de mis pensamientos- ¿Sabes por qué se le llama tomate al tomate?
¿Qué?
-No, ¿Por qué?-Dije lista para oír su pésimo chiste.
-Porque toma té-Dijo riéndose.
Este chico está loco.
Me levanté del césped y fui a subir al tobogán.
-Baja, yo te agarraré-Dijo Sean mientras se ponía frente a la punta del tobogán.
Me dejé caer por el gran tobogán y cuando llegué abajo Sean me besó.
Fin del Flashback
Recordar esos momentos con el, sus caricias, sus pésimos chistes, su sonrisa, las noches de película todos los viernes...
Realmente duele.
Pero también recordé la noche en que el padre de Sean casi me mata. El se había dado cuenta de que estaba saliendo con Sean. Como el hombre tiene problemas gracias a la droga, el no quería que hubiesen personas en la vida de su hijo, así que mandó a varias personas a buscarme. Pasé días encerrada en un cuartito bastante sucio hasta que el enfermo de su padre decidió sacarme. Creí que iba a liberarme, pero solo quería matarme frente a los ojos de mi madre. El quería que mi madre sufra, porque según el, las mujeres no valen nada.
Creí que moriría pero cuando el padre de Sean soltó el gatillo de la pistola, un hombre saltó en medio, salvándome la vida.
Siempre quise saber quien era ese hombre. Pero nunca logré descubrirlo.
Quisiera poder agradecerle lo que hizo por mi familia...
Kayla POV
Entré en a mi habitación y lo primero que vi fue el piano que era de mi padre. Caminé hacia el y pasé mis dedos por las teclas, quitando los pequeños rastros de polvo que tenía. Hace mucho tiempo que no tocaba el piano, me había olvidado completamente de que estaba aquí. Cuando era niña, mi papá me tocaba distintas melodías, recuerdo que el siempre me decía que iba a ser mejor que el tocando el piano y que mi música entraría en muchos corazones porque sería hermosa.
Tomé la silla de mi escritorio y la llevé hasta el piano para así poder sentarme y tocar. Comencé tocando despacio, sintiendo esa emoción dentro de mí al tocar el piano después de tanto tiempo. Recordé cuando tenía solo seis años y no sabía que era un piano, cuando mi padre empezó a mostrarme los nombres de cada nota musical, el día que aprendí a tocar la canción del abecedario, la vez que mi padre me compuso una canción por mi cumpleaños...
Todos los recuerdos de este piano antes de la muerte de mi padre vinieron a mi cabeza de una manera increíble. Toqué esta vez más rápido y con más fuerza, dejándome llevar por la música que transmitía y por los recuerdos de mi padre.Dejé de tocar el piano, cuando escuché un sonido en mi balcón.
Sabía que era Andrew y no iba a abrirle, pero lo escuché quejarse y fui a ver que paso.
Vi a Andrew tirado en el suelo de mi balcón, quejándose de dolor.
-Creí que volverías a lanzar cucharas, nunca se me pasó por la cabeza que te lanzarías tu-Lo miré riendo.
-No es gracioso-Dijo Andrew poniéndose de pie.
-Para mi si-Reí y Andrew me miró mal-Te mereces eso y más-Agregué.
-Lo siento ¿si?, no volverá a ocurrir-Dijo el algo arrepentido.
-Claro que no volverá a ocurrir, no pienso volver a salir contigo.
-No exageres Kayla...
-¿Que no exagere?-Interrumpí- ¡Me dejaste sola y borracha en la fiesta solo para acostarte con una chica necesitada!
-Ya te pedí disculpas, ¿que más quieres que haga?
Me encogí de hombros y me di la vuelta para volver a mi habitación.
-Te compraré donas-Dijo alargando la última palabra.
-Estás perdonado.
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Sean
Fiksi RemajaDesde que su padre murió las puertas de la felicidad se cerraron por completo dentro de ella. Lloró como nunca antes lo había hecho, Sufrió como un bebé al que le quitaron su juguete favorito. Para ella todo estaba acabado, nada podía hacerla feliz...