Me quedé observando al rubio con detenimiento. Me resultó extraño que este chico se estuviera preocupando por esta bruja que seguramente tiene un desastre en su cabello y la ropa toda arruinada.
-Si, estoy bien, Gracias- dije quitándome las lágrimas de los ojos.
-Soy Dave, y el es mi amigo Jonathan-dijo el rubio sonriendo mientras le daba un empujón a su amigo. Este solo me observó sin decir ni una palabra.
-Kayla-dije dando a entender que ese era mi nombre.
-¿Que haces aquí?, está lloviendo y este no es un lugar muy seguro-Preguntó Dave con un tono de preocupación.
-Creo que estoy perdida-Dije mientras intentaba arreglar mi cabello, ya que debe parecer un nido en estos momentos.
-Pues ven con nosotros-dijo Dave, y lo mire con desconfianza-Tranquila, por ahora no pensamos secuestrarte o algo por el estilo, queremos ayudarte, solo si quieres-Agregó.
Siendo honesta, la idea no me parecía mala, creo que era mejor que estar aquí en un lugar que desconozco mientras arriesgo mi vida.
Me quedé observándolos un momento, Dave era muy simpático y tengo que admitir que me daba seguridad.
Y luego estaba Jonathan.
No dijo ni una palabra desde que vino, parecía molestarle la idea de ayudarme.
Luego se acercó y me tendió su mano para ayudarme a parar.
No sabía si debía aceptar, pero no tenía mas opciones.
-De acuerdo-dije tomando la mano de Jonathan y levantándome del suelo.
******
Este es el momento en el que la frase "no hables con extraños" queda en la basura.
Ahora me encontraba en casa de Jonathan, junto a una niña que parecía tener cinco años y decía ser la hermana de Jonathan.
Dave se había ido porque su mamá lo estaba necesitando y me dejó sola con Jonathan y su familia. Tengo que admitir que la madre de Jonathan era bastante simpática. Me acogió de una vez y hasta me prestó ropa, porque la mía estaba hecha un desastre gracias a la lluvia. Pero la hermana de Jonathan si que era insoportable, preguntaba por todo. Amo a los niños, pero esta de aquí es un caso especial.
-¿que es eso?-preguntó la niña con curiosidad, mientras apuntaba a la lima que tenia en las manos.
-Es una lima, cariño-respondí.
La verdad es que desde que Jonathan dijo que iría a cambiarse de ropa y me dejó con su hermana, no había parado de limarme las uñas. Parecerá extraño, pero siempre que estoy nerviosa o estresada me limo las uñas.
Creo que era algo relajante.
-¿Me la prestas?-Dijo la niña con una sonrisa traviesa en su rostro.
-No
-¿Por qué?
-Porque la estoy usando yo.
-¿Por qué?
-Porque estoy estresada
-¿por qué?
-Porqu...-iba a contestarle, pero fui interrumpida por Jonathan.
-Ya basta Mia, vas a asustarla-Dijo Jonathan.
La hermana de Jonathan lo miró por un momento y luego se fue tarareando una canción que al parecer ella había inventado.
Jonathan se acercó y se sentó junto a mí.
-En tal caso, yo la hubiera asustado a ella con el asco de día que tuve-Dije con una sonrisa algo apagada.
El rió y luego se quedó observándome.
-No creo que haya sido tan malo, por lo menos no hasta que llegamos yo y Dave-Dijo con una sonrisa egocéntrica en la cara.
No pude evitar reírme de semejante estupidez.
-No lo dudes
Jonathan se levantó y tomó un llavero que había en la meseta de la cocina.
-¿Nos vamos?-Preguntó mientras movía las llaves.
No tenía idea de a donde se refería, pero me levanté del sofá y lo seguí.
******
Jonathan me llevó a comer helado, dijo que me sentiría mejor porque el helado nunca falla. No soy muy fanática del helado pero debo admitir que hoy lo adoré con todo mi ser. Le había contado todo lo que me había hecho Diana a Jonathan, el me escuchó atentamente y luego comenzó a hacerme anécdotas bastante vergonzosas de su vida.
Ahora estábamos camino a mi casa, amo a mi mamá pero cuando se entere de lo que pasó va a matarme.
-Aquí es-Dije señalando mi casa.
Jonathan se estacionó en frente y luego bajó del auto.
¿Qué estaba haciendo?
Bajé del auto y comencé a seguirlo.
El tocó el timbre de mi casa y en un abrir y cerrar de ojos mi mamá apareció en la puerta mirándonos bastante enojada.
Me espera una muy larga noche...
******
Dave en multimedia.
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Sean
Teen FictionDesde que su padre murió las puertas de la felicidad se cerraron por completo dentro de ella. Lloró como nunca antes lo había hecho, Sufrió como un bebé al que le quitaron su juguete favorito. Para ella todo estaba acabado, nada podía hacerla feliz...