005| Agresiones.

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  En sus últimos momentos las personas muestran su verdadera cara.—Joker. 

Louisa Marie Evans era el nombre de la mujer asesinada.

Su identidad así como la causa de su fallecimiento fueron descubiertas durante aquella madrugada. Pero se desconocía el autor del crimen a falta de testigos suficientes, siendo yo la única persona que había presenciado semejante atrocidad y al no poder das más detalles que descripciones vagas de un hombre de espaldas.

Sostuve la carpeta, sintiendo como mi propio pulso se ralentizaba.

—¿Y su hijo? —murmuré en apenas un hilo legible de voz.

La oscura mirada de mi padre se tornó severa ante la mención del menor.

—Joshua Evans —pronunció— la policía ha registrado su casa y no hemos encontrados indicios de su paradero. No hay signos de violencia y ninguna cerradura de la casa fue forzada...

Sacudí la cabeza, incorporándome de la incómoda silla de la comisaría.

—Quizás porque el asesino sea su padre o algún conocido. No sería el primer caso de violencia machista de este estilo en la ciudad, ¡papá! Tiene que haber algo... debemos encontrar al niño.

El comisario de policía se masajeó las sienes con resignación. Cada gesto denotaba un cansancio residual que se agravaba ante un creciente dolor de cabeza. Tan siquiera había pisado nuestra casa en más de veinte horas y no dudaba que el tipo de actividades que llevaba a cabo no eran especialmente sosegadas.

—No puede ser su padre. Joshua fue gestado a través de un procedimiento de inseminación artificial. La señora Evans era una madre soltera y la única pareja conocida por sus allegados falleció hace meses en un accidente automovilístico —pronunció con resignación— Y lamento corregirte pero no debemos encontrar al niño, Emma. Debo hacerlo. La policía debe hacerlo. Lo más recomendable es que tú te mantengas al margen de la investigación.

El aire escapó bruscamente de mis pulmones frente a sus palabras. Un jadeo incrédulo se me escapó ante la incapacidad de pronunciar más de dos sílabas coherentes.

—Se lo prometí —repuse tratando que la firmeza y seguridad se filtrara a través de mi tono de voz— Sostuve su mano hasta que nos abandonó y le aseguré que su hijo estaría a salvo, ¡no puedo simplementemente olvidar la situación y seguir con mi vida!

Mi progenitor no dudó en su siguiente respuesta, incrementando el malestar que amenazaba con elevar mi propio tono de voz.

—No es una opción. No vas a inmiscuirte en una investigación de este tipo. Tu vida sigue, Emma. La universidad, tus amigos, todo permanece inalterable. Yo me encargaré de llegar al fondo de todo esto. El asesino terminará entre rejas y encontraré al crío.

Presioné los labios en una delgada línea mientras me desinflaba cual globo. Con lentitud compuse un movimiento abstracto con la cabeza y sin pronunciar ni una mísera despedida me marché de la comisaría.

La lluvia se descargaba sobre un Seattle lúgubre. Usando el paraguas como un mero apoyo que facilitara mis pasos caminé bajo el agua. Las gotas se precipitaban sobre mi rostro y se deslizaban con lentitud, impregnando mi ropa de humedad.

Un suspiro ahogado abandonó mis labios mientras seguía vagando sin un rumbo en concentro, disfrutando de la frescura del agua, esquivando a los acelerados viandantes.

Sabía que no podía obedecer a mi padre por una sencilla razón: era incapaz de obviar el rostro de aquella mujer mientras pronunciaba con desesperación sus últimas palabras.

Dark Clak [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora