018| Escupitajo.

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Nuestra propia naturaleza puede ser una carga y a veces una maldición —Adam Warlock.

—Deja de mirar como una estúpida esa pantalla y dime que pone —exigió con una nota de impaciencia el individuo mitad pantera que tenía frente a mí— No fuerces mi paciencia, reina.

No percibí que contenía el aire hasta que comencé a marearme, aún con la vista perdida entre las líneas de aquel mensaje. Suspiré lánguidamente mientras le pasaba el dispositivo al ansioso Dark Claw que terminó de arrebatarme el teléfono con rapidez y engullir la información que mostraba el mensaje.

Sus cejas rubias se fruncieron con algo de desconcierto y arrastró sus curiosos ojos bicolor hacia mí. En el interior de aquel par tan desconcertante como atrayente capté un ligero malestar, como si el giro de los acontecimientos no resultase de su agrado. Presionó los labios en un tensa línea, sacudiendo la cabeza antes de recuperar la compostura.

Emitió una risa baja, casi satírica.

—Vaya, parece que comienza a impacientarse.

Hice un mohín de incomprensión.

—¿Cómo?

—Por supuesto, ricura —blanqueó los ojos con tedio— te lo explicaré despacio para que me entiendas. Hasta ahora no había dado señales de vida y se mantenía en un estado difícilmente localizable, ahora... ha titubeado. Se ha puesto en contacto con la familia, comienza a impacientarse. Es humano, es débil de mente, tarde o temprano él mismo nos conducirá hacia él.

Asimilé sus palabras asintiendo. Parecía plenamente satisfecho, como si se congratulara en aquel aparente tropiezo de nuestro asesino. A su alrededor era palpable aquel aura de magnificencia y superioridad en la que se desenvolvía con tanta comodidad.

—Pero... —pronuncié con la voz tomada por un oscuro presentimiento— en este proceso de descomposición psicológica podría perder el norte y matar a Joshua.

Ante esto se limitó a encogerse de hombros, con una simpleza y desapego tan basto que me estremecí hasta la última fibra de mi ser.

—¿Y? —interrogó con evidente diversión.

—¿¡Y?!¿¡Eso es todo lo que tienes que decir?! ¡Es un pobre niño en las manos de un absoluto demente! ¡Y a ti te trae sin cuidado que pueda morir a manos del mismo hombre que mató a sus padres! ¿¡Qué clase de...bicho eres?!

Aún tenía los vestigios del llanto y me encontraba más inestable emocionalmente de lo que era sensato. Grité cada una de las sílabas que abandonó mis labios, imprimiendo una rabia y repugna sin igual, a escasos centímetros de su rostro que no tuvo ni la decencia de inmutarse.

—No te aconsejo seguir por ese camino —dijo, controlado en tono sosegado.

Ni ti icinsiji sigiir pir isi cimini. ¡Tú siempre tienes respuestas tan frías y relajadas para todo! ¡La vida de un crío está en riesgo y parece que te importa menos que la existencia de una pobre mosca! ¡Agh! —sacudí la cabeza con vehemencia— ¡No te soporto!

Me incorporé tan de golpe que pequeñas chispas negras relucieron en mi visión, dificultando mi tarea de apartarme de aquel horripilante ser, rígido e inhumano. Avancé a pesar de ello buscando mi chaqueta y dispuesta a abonar aquel negro y desolador apartamento cuando algo se interceptó en mi camino.

O mejor dicho alguien.

Me asió con brusquedad de las muñecas con tanta fuerza que solté un agudo quejido que rompió las masas de aire. Las retorcí, entre sorprendida y ofuscada, demasiado alterada como para sentirme intimidada.

Dark Clak [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora