014| Rostro.

1.6K 227 31
                                        

En la vida, el camino a la oscuridad, es un viaje no un relámpago —Lex Luthor.

La delicadeza no era el punto fuerte de Dark Claw. O al menos esa idea me vino a la mente cuando me comí el suelo una vez que internamos en su caro, amplio y tétrico apartamento.

Jadeé aún confundida y adolorida por el golpe, en conjunto,por el viaje saltando de edificio en edificio como una versión maleducada de Spiderman.

—Podría convertirse en una bonita costumbre —pronunció aquella irritante voz a mis espaldas.

Refunfuñé, amasando mi mal humor al tiempo que me incorporaba con lentitud. Esta vez no tuve los reflejos suficientes como para interponer las manos en el momento exacto y parte del impacto lo había recibido en el mentón. Me sobé la zona afectada con una mueca de fastidio.

Era irritante.

—Tienes un concepto extraño de la palabra bonito.

Se limitó a enarcar las cejas sin añadir una palabra más al respecto. Me quejé en mi fuero interno por el calambre de dolor que se repartió por mi barbilla cuando ejercí presión en el punto indicado. Desde mi posición contemplé con creciente curiosidad como el hombre gato se acercaba a un largo escritorio de ébano oscuro donde reposaba, entre otros apartados, un reluciente y sofisticado portátil plateado.

—Vamos, niña —apremió al ver mi pasividad, señalando una de las sillas frente a la mesa.

Arrastré cansinamente los pies antes de dejarme caer en el asiento acolchado. El cojín se amoldó a mi trasero en el momento que me eché hacia delante para examinar el USB que había dejado sobre la mesa.

—Me siento generoso hoy —ronroneó, entrecerrando los ojos— te dejo el privilegio de leer lo que tanto ansías primero, con tranquilidad. Yo necesito darme una ducha —arrugó la nariz con genuino malestar— demasiado contacto humano para mi gusto.

Dicho esto y sin dirigirse a mí en ningún otro momento abandonó la sala. Suspiré, clamando por juntar la calma necesaria a fin de concentrarme en aquello. La situación era demasiado surrealista como para tratar de darle un sentido.

Un engendro de la naturaleza, mitad gato, mitad pantera, con extraordinarios habilidades y malos modales, había aparecido en Seattle. No había información acerca de su origen, ni nada que alumbrase luz al asunto de su mera existencia. Y para complicar el asunto... me veía envuelta en un asunto de asesinato y justo él optaba por tenerme como juguete personal.

—Es una locura.

Pero si al menos me ayudaba a llegar al fondo del asesinato de Louisa Evans... valdría la pena.

Estudié el informe con minuciosidad, apuntando todo lo que me parecía interesante, buscando el hilo del que habría que tirar. Mi mente funcionaba de forma trabajosa y acelerada, asimilando los datos, separando los aspectos sospechosos de lo meramente formal y burocrático.

Noche lluviosa.

Una curva cerrada.

Asfalto mojado.

Colisión frontal.

Rastros de alcohol en sangre.

Sin antecedentes penales.

Muerte en el acto.

Mordisqueé la tapa del bolígrafo releyendo los términos que había anotado una y otra vez. Un molesto zumbido se aposentó en mis tímpanos conforme me centraba más y más.

Parpadeé cuando una gota de agua se precipitó contra el papel, emborrando la esquina de una e. A esta la siguió una segunda, solo que en su lugar, esta hizo contacto con mi piel. Mis cejas se juntaron con incredulidad antes de que volviese a padecer un mini-infarto debido al susto.

Dark Clak [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora