028| Detalles espeluznantes.

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"El primer paso para controlar  tu poder es conocer su alcance." —Charles Xavier.

Me desperté con un profundo y agudo dolor atravesándome el cráneo. Me llevé las manos a las sienes como si esa acción colaborase a remitir aquella molestia y abrí los ojos con suma lentitud. Desorientada no supe definir el lugar donde me encontraba.

Poco a poco la niebla de mis pensamientos se aclaró lo suficiente y los recuerdos recientes desfilaron por mi mente. Me incorporé como un resorte respirando con dificultad.

Recordaba a Brett en casa de Alexander, su extraño comportamiento y después la nada más absoluta y oscura apoderándose de mi vista.

Me había desmayado y ahora estaba... estaba... ¿dónde demonios estaba?

Me encontraba tendida en una enorme cama de sábanas suaves y de color negro. La habitación se encontraba en penumbra pero poco a poco los contornos se fueron definiendo. Fruncí el ceño con extrañeza cuando mis ojos recayeron en la camiseta que llevaba puesta. Aquella no era la camisa del pijama de Alexander, si no una de un tejido más cálido y de color gris oscuro.

Tiré del dobladillo con los dedos y entonces un sutil perfume ascendió hasta mis fosas nasales.

Era una de sus camisetas. Olía a él. A Brett.

Vale, aquello era cada vez más desconcertante.

Me arrastré fuera del colchón. Las piernas me sostuvieron con algo de dificultad y me mareé en primera instancia pero eso no me detuvo en mi búsqueda de sentido de aquella singular situación.

La habitación en la que me encontraba estaba abierta y salí al pasillo tratando de ser lo más sigilosa posible. Mis pies descalzos se deslizaban con lentitud sobre la madera tibia del suelo y no se escuchaba ni un alma en las proximidades.

Caminé sin rumbo fijo durante unos minutos. Ya no quedaba margen para las dudas, aquel era el apartamento de Brett donde me solía dar de bruces cada vez que aterrizábamos en él. Pero no había rastro del híbrido por ninguna parte y no supe identificar si aquel detalle era alentador o inquietante.

Pasé de sala en sala sin encontrar nada de gran relevancia. Parecía un piso normal habitado por un huésped corriente. Uno con bastante dinero y gusto por las tonalidades oscuras pero nada más. Tampoco sabía muy bien que esperar de un híbrido mitad humano mitad pantera que se jactaba de ser un ser superior sin un ápice de humanidad en sus venas.

Estuve un rato más vagando por los pasillos hasta que encontré algo que captó mi atención de forma irremediable. Tirada en mitad de la sala estaba la camisa de Alex. No habría sido un detalle especialmente chocante de no ser por su lamentable aspecto.

La tela estaba hecha jirones alargados, como destrozada por un animal. Recogí uno de los fragmentos de lo que antaño fue una cara prenda de dormir. Los cortes eran limpios, precisos y lisos. Había visto sus garras con anterioridad pero no me imaginaba hasta que punto podían estar afiladas.

Aquello parecía cortado por Logan después de que el adamantio recorriese su torrente sanguíneo.

De forma inconsciente conservé uno enredado en mi puño y continué mi exploración con mayor curiosidad que antes. No sé que buscaba pero la cuestión es que eso hice: buscar, de forma concienzuda y meticulosa, pero sin resultado alguno.

Cada vez estaba más enfadada y confusa y en algún punto dejé de ser silenciosa. Caminé a pasos rápidos por los metros cuadrados de aquel endiablado ático una y otra vez, de arriba a abajo, inspeccionando las salas una a una.

Dark Clak [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora