N U E V E

385 19 0
                                    

~León~

Ruedo los ojos ante la pregunta de ella y me siento, ¿qué hace Luca Milani aquí? ¿Por qué se metió en esta escuela? Y lo más importante, ¿por qué demonios Sheccid esta suspirando por él?

- Nada. - me siento y la ignoro.

Ella me mira molesta y aprieta los puños.

- Creí que habíamos quedado bien, ya veo que no puedes ni siquiera alegrarte por mi, cuando un chico lindo y guapo se ha fijado en mi, después de que tú me rechazarás. - dice y la culpa se abre paso en mí.

Ella bufa, se pasa las manos por el cabello y me mira con sus caoba llenos de enojo.

- Simplemente no te entiendo, quieres elegir tú a tu pareja, o sea que no somos nada, pero te comportas como un idiota si un chico se me acerca, eres desesperante. - resopla.

Únicamente la contemplo, su cabello cayendo a los costados de su cara, la cual es redonda y le da un toque tierno e infantil, sus labios carnosos y rosas, sus manos inquietas que no paran de moverse al hablar y sus ojos rojizos que evitan mi mirada.

- Y no me vuelvas a llamar Mocosa Curiosa, rubio petulante. - dice para luego mirarme como si se le hubiera escapado algo que no.

Río ante el sobrenombre, ¿con que así me llama en su mente? ¿Rubio petulante?

Logan estalla en carcajadas y yo lo miro molesto, en serio, no se supone que este de mi lado.

Este chico siempre se divierte viendo que como algo me sale mal o alguien no hace lo que yo quiero, me molestan, etc.

- Olvida eso, ya me voy. - toma su mochila pero la detengo y su cara queda a centímetros de la mía.

Sus ojos se abren en shock y sonrío, le paso un mechón de cabello detrás de la oreja y le susurro.

- Adiós Mocosa Curiosa. - su corazón late acelerado y sus mejillas están rosadas.

La dejo ir y se va como alma que lleva al diablo.

- ¿Vas a permitir que Luca se quede con ella? - pregunta mi hermano y la rabia con algo más me recorre.

Lo miro en busca de alguna socarroneria, pero solo encuentro a un Logan curioso por saber que haré.

- Si es lo que ella quiere, no somos nada y tampoco lo seremos, es ella quien debe decidir, sabes que yo tome mi decisión. - aclaro tranquilo.

Pero por dentro me siento el mayor idiota del mundo, ni siquiera me tomé la molestia de conocer a profundidad a Sheccid.

Muchas personas pasan la vida buscando a su alma gemela, a mi la dan en bandeja de oro con diamantes y la rechazó.

Si tal vez soy el mayor idiota a nivel mundial, mi hermano parece notar mi estado de ánimo y cambia el tema.

- ¿Y si vamos a entrenar? Eso siempre te relaja. - sonrío y le revuelvo el cabello.

- Vamos enano. - me mira con el ceño fruncido.

- Solo mido tres centímetros menos. - bufa y me río.

Pasa el día el resto del día relajante, me olvido del tema acerca de Luca, Sheccid y mi idiotez.

Pero cuando llega la noche y me voy a dormir, mi mente me asalta con preguntas.

¿Por qué no le doy una oportunidad a Sheccid?

¿De verdad voy a permitir que Luca se quede con mi alma gemela?

¿Por qué soy tan idiota?

Con eso me duermo, pensando en cómo descubrir mis sentimientos hacia Sheccid y saber si somos almas gemelas destinadas a ser amigos o algo más.
.
.
.
.
.
En la mañana, veo a Shessa llegar y sonreír mientras escucha música, me mira y su sonrisa desaparece.

Eso me duele, pero me acerco y la llevo a un lugar alejado de las personas, la vegetación y la oscuridad sirven de camuflaje.

Ella me mira molesta, y cruza los brazos alzando su pecho.

- ¿Qué quieres? - pregunta y yo trago duro.

Vamos León, ¡Leonardo Rizzo dí algo!

- Conocerte, que seamos amigos, quiero que nos llevemos bien. - aquello la deja sin palabras.

- ¿Quieres que seamos amigos? O sea que ya no te molesta lo de Luca. - me tenso pero ignoro eso.

- No, si te hace feliz para mí esta bien. - digo y sonrío, ella asiente feliz.

- Gracias León, por mí esta bien ser amigos, bye. - se despide y se va.

Trato de calmar a mi acelerado corazón y regular mi respiración, ella altera todo mi mundo.

Amigos, ser amigos, justo cuando descubro que me siento tan jodidamente atraído a ella.

Así o más, estúpido soy.

Instintos © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora