T R E I N T A

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— Déjame ver si entendí, las dos son brujas por parte de su abuela Oralia y lo descubrieron, el último día que me vieron. Su abuela las trajo aquí y ese chico albino, ¿Nikolai?, es su tutor. — digo hilvanando cada cosa para ver como todo cobra sentido.

— ¿Y porqué él les enseña, sí su abuela es bruja también? — pregunto confundida.

Pienso para que pedir a alguien que les enseñe, si ella puede hacerlo.

— Porque no somos de la misma clase, ¿entiendes? — dice Karina y Karla asiente, ¿o sea cómo?

— ¡¿O sea hay más de una clase de brujos?! — exclamo sorprendida y un poco molesta, miro a Draak fulminante para luego pasar mi mirada a León.

— ¿Y ninguno de ustedes dos me dijo? — inquiero, siempre tengo que ser la única estúpida que no sabe.

— No es de tu incumbencia. — dice Anabelle y la fulmino con la mirada, si como en las historias de Wattpad, muere maldita.

— ¿A ti quien te habló muñeca diabólica? — frunce el ceño confundida por el apodo.

La ignoro y giro para seguir con las gemelas, las cuales me miran divertidas.

— No cambias, Shessa. — dice Karla, a lo que yo sonrío con orgullo.

— Perdería mi encanto. — le lanzo un beso y las tres reímos.

— Por cierto, te queda el blanco, ¿cuando te lo pintaste? — mi cuerpo se tensa y mi sonrisa se transforma en una línea.

Mi turno, vaya que nerviosa estoy.

— Bien, es suficiente. ¿Qué te hace pensar que puedes confiar en ellas? — dice enfadado León y yo ruedo los ojos.

— Es mi asunto, yo decido a quien confiarselo y a quien no. — aclaro firmemente.

— Te expones sin necesidad, es peligroso. — regaña, a lo que ruedo los ojos por... ¿Milésima vez? No lo sé, pero me maree.

— No eres mi madre, León, no me digas que hacer, sabes ni siquiera ella hace eso, bajale dos rayitas a tu manía por el control. — apenas dejamos lo de las almas gemelas de lado y vuelve a ser el idiota que me desespera.

— Él solo intenta protegerte, deberías estar agradecida. — se entromete la muñeca del mal.

Gruño exasperada, tengo suficiente edad como para tomar mis propias decisiones, según los maestros es hora de independizarse y yo los apoyo.

Karla la observa tranquila y Karina un tanto molesta, el chico albino super guapo, Nikolai la mira serio y Draak sólo suspira cansinamente.

— ¡Ya para de entrometerte, maldita muñeca endemoniada! Suficiente que compartas tanto parecido con la otra muñeca. — ¡Ugh! Nunca puede mantenerse fuera.

Es que un día de estos voy a tirarla de un tercer piso.

— Es mi maldito secreto, yo decido si develarlo o no; además pensé que ya habías aprendido a no meterte conmigo, Rodolfo el Reno. — alguien debería premiarme por mi creatividad, sólo digo.

¿Es que ustedes no la detestan? Es tan maldita, no soy un ángel y tampoco espero que me adoren pero al menos no soy como ella.

— Allá van de nuevo. — dice León cuando ve como Anabelle se me abalanza.

Abro los ojos con sorpresa cuando veo como no puede moverse pues de alguna forma quedo paralizada en pleno acto.

Volteo y veo a Karla mirándola con una tácita amenaza en los ojos. Ella la ha detenido, me ha protegido.

— Bien hecho, Karly, muy buena atrapada. — señala Nikolai con diversión. Anabelle parece apunto de explotar.

Draak se pone de pie, sacudiendose pelusas inexistentes y camina hacia nosotros.

— Leonardo sujetala, y llévala a fuera a calmarse, y no discutas, por favor, comportate como un adulto. — dice, el rubio asiente y se lleva a la loca en fuga.

— Sheccid, ¿en serio? Pudiste lastimarla. — me reprocha.

Bufo y ruedo los ojos, la molestia crece en mi pecho como una marea.

— ¿Yo? ¿En serio? Debes estar bromeando. — exclamo a la vez que doy un golpe al suelo. — Es ella quien se me ha aventado, yo soy la víctima.

Arquea las cejas, frunzo el ceño enojada y aprieto los puños.

— Si vamos culpame a mí, como todo mundo lo hace... Yo soy responsable de todo, el calentamiento global y de la muerte de Hachiko. — mi sarcasmo es mi mejor línea de defensa.

Un movimiento a mi derecha, capta mi atención, Nikolai se acerca con el ceño fruncido.

— No es su culpa, además no eres su padre, no puedes regañarla o decidir por ella, igual que aquel tipo, ella es bastante mayor como para tomar sus propias decisiones. — dice defendiendome, mis mejillas se calientan y una sonrisa se forma en mis labios.

Draak lo fulmina con la mirada, abre la boca para alegar pero Santiago le interrumpe, para decirle que debe hablar con él, en privado.

Bajo mi mirada al suelo abochornada.

— Gracias. — musito sin poder mirarlo. Seguro ahora doy mucha risa. Escucho las risillas burlonas de las gemelas. Malditas.

Levanto un poco la vista y lo encuentro mirándome divertido, asiente.

— De nada, ¿Sheccid, cierto? — asiento atontada, mi nombre suena fabuloso en sus labios.

Me sonrojo por lo que he pensado, ¿en serio, idiota? Acabas de "superar" a León y ya estás fijando tu objetivo en otro.

Tal vez lo de León no era tan real como pensaba, pero ahora no tengo tiempo para eso, a pesar de que me muero de ganas.

— Esto será interesante, se nota que le gusta.— murmura Karla a Karina, giro mi cabeza violentamente hacia ellas.

Se la mate a Emily Rose, para los que viven debajo de una piedra, es la protagonista del Exorcista.

— Eso no es cierto. — acoto, con la cara encendida, odio mi capacidad de parecer tomate por cualquier cosa.

Nikolai se ríe, y luego sacude la cabeza, entonces antes de que pueda objetar y defenderme, llega León.

— Ya nos vamos, Draak consiguió lo que ocupaba, despidete. — toda la alegría, calma y paz que sentía se esfumó.

Sentí todo caerme encima, no podía fingir que era una chica normal, porque esa ya no era mi vida pero el hecho de saberlo y aceptarlo, no minimiza el dolor.

Las gemelas me miran tristes y yo sólo intento mantenerme firme, no es justo, me alejaron de mi familia, y cuando reencuentro parte de esta, me la arrebatan de nuevo.

Mis brazos cuelgan con desgana, mi mirada se vuelve fría pero oculta un fuego ardiente no te dejes engañar.

— Bien, largo, no quiero que lo arruines.— digo y él hace una mueca pero se va.

Corro a abrazarlas, tal vez nunca las vuelva a ver puesto que puedo morir a manos de mi tío.

— Las quiero, no lo olviden, cuídense y nunca se abandonen, ok. — beso sus mejillas y me largo de ahí, con el cuerpo en el presente pero mi mente en el pasado.

No miro a nadie porque se que voy a estallar y los golpeare hasta que me canse, y no puedo darme el lujo de perder el control después de lo que paso en la isla.

Siempre sola y dejando a los que amo, parece que jamás seré feliz...

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Curiosidad: ¡Hola! Han pasado 84 años... Ok no, aquí les vengo con más drama, ¿creen que soy dramática?, todos me dicen que soy demasiado dramática.
Bueno, espero que les guste el capítulo, una personita me ha exhortado a escribir e incluso me ha regañado por "sólo subir 4 capítulos durante las vacaciones", ya imaginarán como fue... Yo riendo y ella enfurruñada.

Instintos © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora