C I N C U E N T A Y U N O

117 9 2
                                    


_Sheccid_

Entramos en el lugar, cogidos de la mano, se siente bien, como si por fin encontrará el arcoíris después de la tormenta. 

— Ты моя богиня — le miro sorprendida, una sonrisa se plasma en mi rostro. 

— No se que dijiste pero me encanta escucharte hablar ruso. — cuando vamos a besarnos, veo una cabellera pelirroja aproximarse. 

Entonces recuerdo lo que descubrí de Demetri, quiero matarlo pero me contengo. Me aparto de Nikolai antes de que el Pelirrojo nos vea. Giro sonriendo y le saludo. 

 — Hola Demetri. — él sonríe. 

— Hola preciosa. — besa mi mejilla y se va sonríendole descaradamente a Nikolai. 

Nikolai me mira furioso y se va, le sigo rápidamente, le empujo a mi habitación cuando pasamos enfrente de ella y cierro la puerta. 

— Antes de que me aparezcas en Timbuktu, ¿puedes escucharme? — me mira airado pero asiente. — Ayer salí porque estaba siguiendo a Demetri, ¿Okey?, y antes de que pienses o malinterpretes, salió muy sospechoso, el punto es, porque me estoy desesperando, Demetri es un traidor, nos está traicionando. 

El enojo se esfuma de su expresión, parece en blanco me pego a la puerta para evitar que salga disparado a hacer una locura. 

Su mirada se oscurece, camina a mi dirección y fríamente me dice, — Apartate. — niego. 

— Debemos aprovechar la oportunidad de que sabemos que nos traiciona y él no, podemos utilizarlo, pero él no debe saber que estamos juntos. — aclaró, Nikolai me mira gélidamente. 

— No, por favor, no me mires así, estábamos tan bien, Nikolai, no hagas esto. — suplico sin moverme de la puerta. 

Avanza e intenta quitarme, me aferro a la puerta, esta iracundo, él no se enoja estallando más bien es callado y ataca sorpresiva mente. 

No se, como forcejeamos, para quitarnos el uno al otro, pero yo resbalo, como la torpe que soy y como la suerte de este maldito mundo me odia, caigo, Nikolai sale deprisa para que no lo detenga cerrando la puerta, él no parece notar que caí sobre mi mano derecha. 

Contengo un grito, me duele, mucho, me retuerzo, ¡Diablos! Debo detener a Nikolai. Me pongo de pie, mi muñeca punza, hago una mueca y salgo a buscar al peliblanco, lo veo avanzando por el pasillo. 

Estiro la mano izquierda, algo invisible jala a Nikolai a mi habitación, entro y cierro la puerta, si nos casaramos nuestras peleas serían épicas, me sonrojo ante mi propio pensamiento. 

— Déjame salir, Ahora. — ordena, frunzo el ceño. 

— No, estás loco, ¿qué no entiendes que podemos usar eso a nuestro favor? — replico preocupada, mi muñeca punza y aprieto la mandíbula. 

— Sheccid, es culpable de todo lo que ha pasado, desde el ataque a la mansión, tu secuestro, el ataque en el bosque, tu intento de homicidio... — le interrumpo. 

— De lo único que es culpable que me interese es tu muerte, y creeme que me muero de ganas por asesinarlo, pero debemos actuar con la cabeza fría. — declaro. — No podemos dejarnos llevar por la ira. 

Me apego a la puerta, con mirada decidida, hago una mueca por mi muñeca, creo que debo dejarla quieta. 

— Sheccid, por favor, no podemos arriesgarnos. – alega tratando de suavizar su voz pero aún suena furioso. 

— El que no arriesga, no gana. — contesto, le miro suplicante. — Por favor, Nikolai, ¿puedes confiar en mí?

_Nikolai_

Instintos © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora