C I N C U E N T A Y D O S

130 14 1
                                    

_Sheccid_

Todo era calma, estábamos tan felices pero todo acabó, gritos resonaron por todo el lugar, conocía a quienes gritaban, mi pecho se estrujo en pánico y dolor, mis amigos, mi familia.

Nikolai y yo nos reincorporamos de inmediato, buscamos por el complejo, no había nadie, ¿dónde estaban?, el nudo en mi garganta apenas me permitía respirar.

- Nikolai... - él me miró angustiado, era tanto el miedo que no podía disimularlo, entonces algo en mí despertó, yo debía protegerlos, era mi deber, mi destino. - No te separes, y camina detrás de mí.

- Sheccid, ni se te ocurra... - lo callé.

- Es mi deber, soy la Diosa del equilibrio, quien destruirá al antiguo régimen, entiende, por favor, no podré hacerlo si debo preocuparme por ti, sabes que sería capaz de dejar arder el mundo por ti. - mis palabras parecieron hacer mella en él, así que accedió.

Caminamos por el pasillo de la entrada, pasamos la cascada, cuando llegamos al inicio del bosque, sentí una energía abrumadora, alguien sumamente poderoso, un dios.

Mis defensas se activaron, Donker debía estar aquí, el mal nacido de Demetri ya nos había del atado.

- Oh, hija, es un gusto verte al fin. - todo se congeló, aquella voz, era...

- Lig... - susurro con odio, Nikolai.

No, ahora todo comenzaba a tener sentido para mí, algo en mi interior me decía que Lig era el verdadero enemigo, que Donker sólo había sido un títere.

- ¿Tú? - lo enfrenté, sus ojos idénticos a los míos, pero mi hermana tenía más parecido con él que yo.

- Apuesto a que no lo esperabas, créeme iba a esperar pero eres demasiado escurridiza y mis inútiles vasallos no me sirvieron para nada. - eso sólo lo confirmó todo, los engranajes giraban en mi cabeza, y la rabia me inundó.

- ¿Dónde están?, dime maldito. - frunció el ceño y Nikolai se tensó.

- Más respeto, mocosa. - replicó con desdén, sonreí sarcástica.

- ¿Respeto?, tú deberías inclinarte ante mí, anciano. - rete con arrogancia, Nikolai maldijo por lo bajo.

Atrás de Lig, observé a mis amigos y atrás de ellos, libre, se encontraba el traidor de Demetri. Mis manos se volvieron puños.

- ¿Cómo osas hablarme así? - reclamo colérico pero se calmó inmediatamente, mmm, era irascible, ¡ja!. - Mira, yo que tú, me andaría con cuidado, podría matar a tus amiguitos.

Maldito hijo de puta, en ese pequeño descuido, sentí un golpe en la nuca y caí al suelo, de reojo vi a Nikolai siendo amordazado y atado.

No, a él no podían hacerle nada.

Iba a intervenir, pero la oscuridad me consumió.

***
Su cabello castaño se agitaba por la ligera brisa provocada por su andar, sus ojos caoba inspeccionaban el lugar, una sonrisa se abrió paso en sus rojos y carnosos labios, sus caderas se contoneaban ligeramente y los tacones resonaban al pisar el suelo.

Caminaba por los pasillos perfectamente decorados, disfrutando de una armoniosa mañana pero en ese instante, lo que más temía ocurrió, escuchó a dos personas discutiendo, conociendo perfectamente a los causantes de esto, suspiró cansinamente y tomó rumbo hacia donde la disputa tenía lugar.

Al ingresar observó a ambos castaños peleando, se preguntó cual sería el motivo de su conflicto en esta ocasión, sin más decidió intervenir.

Instintos © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora