O N C E

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~Sheccid~

Antes de que algo pueda pasar, algo que pueda arruinarlo todo, me separo de él.

Busco algo que decirle, no quiero sumirnos en algún silencio incómodo.

- ¿Y cuando hablaremos sobre "mi entrenamiento"? - digo a la vez hago comillas, él sonríe.

- Logan dijo que tenían que entrenarme desde ahora para estar preparada. - aclaro y él acomoda un mechón rebelde de cabello detrás de mi oreja.

- Después de la escuela, ve a mi casa e iniciaremos con tu entrenamiento, ¿estás lista? - indaga divertido y el nerviosismo me invade.

Quiero ayudarlos, soy quien debe hacerlo porque si no soy yo, ¿entonces quien? y sino es ahora, ¿cuando?

Ja, acabo de citar a mi ídolo Emma Watson.

- Lista, lo que se dice lista, no. - confieso nerviosa.

- Tengo miedo, pero supongo es normal. - suspiro y me pongo de pie.

Miro el camino que me llevará al patio y de ahí a mi salón, giro para despedirme de León.

- Adiós, nos vemos a la salida, gracias por dejarme conocerte. -
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A la salida, espero a que Logan salga de su salón, Luca me hace compañía, no quiso irse y dejarme sola.

- ¿Qué harás el viernes? - pregunta y lo miro interrogante.

- No lo se, ¿qué harás tú? - contesto, veo a lo lejos venir a León y Nicole.

Él sonríe mostrando sus hoyuelos y se acerca más.

- Iré a una fiesta y me preguntaba, ¿si querrías venir conmigo? - mis alertas se prenden.

- ¿Una fiesta? Es que no soy alguien muy fiestera, te aburriría seguramente. - me excuso, demonios, eso no lo veía venir.

Con la mirada busco a Logan, ayuda.

- No lo creo, me pareces alguien muy interesante. - me acorrala en el esquina del balcón afuera de los salones.

- ¿Ah si? - Nicole y León nos miran, me escapo de Luca, le sonrío.

- Ya será luego, Luca, no me apetece ir a una fiesta.- le contesto cortés.

Él hace una mueca y camina hacia mi.

- Vamos Shess, te divertirás, me asegurare de que lo hagas. - promete y bufo.

- Bien, pero solo un rato y si me dan permiso, ¿ok? - acepté, no quería que pensará que era una aguafiestas.

Se que no debería importarme que piensa Luca de mi, pero es que me cae super bien y no quiero que se aleje.

- Esta bien, es mejor que nada. - sonríe, me da un beso en la comisura de los labios y me quedo en shock.- Creo que te esperan.

Apunta hacia atrás, asiento y giro para ver a Nicole, Logan y León mirarme.

Luca se despide de mi y yo solo puedo asentir, llevo mis manos a mi comisura y mis ojos se abren como platos.

Me ha besado muy cerca del labio, casi en el labio, joder.

- ¿Te ha besado? - pregunta impactada Nicole, niego.

- Pero estuvo cerca. - digo sin aliento. - ¡¿Por qué demonios no salías Logan Rizzo?! ¿Cuánto tardas en guardar tus cosas e irte? ¡Si hubieras salido, no me vería en esta situación, joder, me ha besado la comisura!

Golpeo el suelo con mi pie derecho, y gimo de frustración, ¿por qué?

Logan mira a todos lados sin saber donde meterse, León está serio y Nicole parece estar cerca de sufrir un infarto.

- Vamos a los entrenamientos, no hay tiempo para esto. - dice León, da media vuelta y se comienza a ir.

Nicole y Logan me miran preocupados, corro hacia León e igualo su andar.

- ¿Estás molesto? - indago, se que tal vez diga algo me duela pero es mejor a ignorarlo.

- Claro que no, simplemente Luca no es de mi simpatía. - dice y me duele, pero ya lo esperaba.

- Que bien, estoy algo emocionada por los entrenamientos, pero a la vez asustada. ¿Quién me entrenará? - cambio el tema de conversación.

Él sonríe, funcionó.

- Nicole y yo te entrenaremos, no te emociones, seguro me odiaras después. - me guiña el ojo, mis mejillas se tiñen de rosa y mi pulso se acelera.

Jamás podría odiar a ese rubio que me roba el aliento y todos mis suspiros.
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- León, sólo pido cinco minutos. - suplico, estoy sudando a mares, Nicole tenía ropa deportiva lista para mí, no se, como sabía mi talla pero la acepté.

Comenzamos a entrenar con ella, practicamos meditación para concentrarme correctamente a la hora de tener que usar mi magia pero por más que lo intente, me distraía con el más mínimo ruido.

Después pensé, tal vez sea más fácil con León, estaba totalmente mal, es un entrenador estricto y nada compasivo.

Miro la piscina, la urgencia aumenta al ver el agua, dioses.

Quiero ir al baño, tomar agua y poder respirar con normalidad pero el maldito, no me deja.

Rueda los ojos.

- Si no puedes con esto, como vas a lograr soportar el entrenamiento de combate. - dice y yo bufo queriéndolo quitar de mi camino.

- León, hay tres cosas en la vida que si no me las dan, arde el infierno en la tierra; número uno: comida, número dos: libros y número tres: permitirme ir al baño. Y tú amigo, estás cometiendo un grave error al no dejar que evacue. - advierto.

Él me mira burlón y sonríe de medio lado.

- No logras aguantar diez abdominales, como vas a poder contra mi. - se burla.

Achino mis ojos, me concentro, junto todas mis fuerzas y lo empujo.

Abre los ojos desmesuradamente y cae a la piscina, corro como alma que lleva al diablo.

Entro a la casa, esquivo los obstáculos y entro al baño, pongo seguro, me apresuro a hacer mis necesidades fisiológicas.

Al terminar salgo y veo a un León empapado mirándome furioso.

- Si te hace sentir bien, te ves sexy mojado, resalta tu abdomen. - digo y me arrepiento al ver lo que he dicho.

Mierda, que carajos he dicho. Sonríe pícaro y me guiña un ojo.

- ¿Con que sexy, eh? - ruedo los ojos y me dirijo al patio.

- Cambiate y continuamos, tengo que llegar más tardar a las siete a mi casa. - le apresuro.

Cuando estoy afuera, veo a una chica hermosa con un vestido amarillo, que resalta sus curvas y luce sus largas piernas.

Su cabello es castaño y sus ojos son verdes, cuando sonríe, tengo suerte de que mi mandíbula no se caiga al suelo.

- Hola, disculpa, soy Anabelle, ¿se encuentra León Rizzo? - sonríe hipócrita y los celos me atacan cuando menciona a León.

- Si, ha ido a cambiarse. - contesto con hipocresía y me alejo.

Anabelle, el nombre le queda, me desagrada tanto como la maldita muñeca.

Instintos © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora