F I N A L

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_Nikolai_

Jamás en mi vida entera me habían simpatizado los dioses, hasta que conocí a Sheccid, aquella chica que descubría su naturaleza divina me había hechizado, era una Diosa, si, pero poseía humanidad, algo que aquel ser no comprendía.

Maldije desde el momento que ella empezó a retarlo, quería besarla y hacerla gemir mi nombre por demostrar aquel temple, pero también quería tomarla y ocultarla del mundo para protegerla, cuando los vasallos de Lig me tomaron, golpearon a mi Diosa, mandándole al suelo.

Me miró aterrada, asustada de lo que pudiera ocurrirme, siempre pensando en los demás antes que en ella misma, siempre pensado en mí antes que en ella, me amordazaron para que no pudiera conjurar.

Sheccid permaneció quieta en el suelo, sin levantar la mirada, hasta que de repente todo tembló. En un segundo, ella ya yacía enfrente de Lig, con su ser irradiando poder, aún más fuerte que el del dios presente.

- ¿Crees que eres competencia para mí?, voy a acabarte, y se que mis amigos darían sus vidas para que yo lo logrará, no puedes asustarme. - Lig ardió en cólera, aunque su voz era apacible.

- ¿Me estás amenazando? - ella sonrío burlona, negó.

- Tantos años y aún no eres muy listo, esto se acabó, tu tiempo se ha acabado, tú no mereces ser un dios. - sin más Lig estalló, su cuerpo se desintegró dejando ver su verdadera forma.

Brillaba tanto como el sol, cerré los ojos inmediatamente, entonces sentí un golpe y luego estaba libre.

- Para servirte.- sonrió León apesar de notarse asustado, pobre niño, tener tanta responsabilidad, y no sólo él, mi Sheccid también.

Acomodé la mordaza como venda, ahora podía ver a Lig en toda su gloria, conservó su forma humana pero su cuerpo era como de seis metros de altura y parecía estar hecho de energía, la gente de Lig retrocedió, nosotros retrocedimos.

- Es la Batalla Final de los Dioses... - susurró Karly sin poder creerlo.

A unos metros de Lig, se encuentra Sheccid, pequeña, insignificante, y no digo que lo sea, sino que da esa impresión, o la daba cuando sus ojos brillaron, su cuerpo también se evaporó.

Dejando ver a la Diosa en su máximo esplendor, era de la misma altura que Lig, su cuerpo también parece de energía, pero a diferencia de Lig, ella poseía unos ojos negros como la noche al igual que una larga cabellera hecha de oscuridad infinita.

- Lamentarás haber nacido. - vocifero Lig y todos temblamos, apesar de todo, él era un dios.

- No, tú lamentarás haber asesinado a Shidecc. - aquello descolocó a Lig pero luego se lanzó contra Sheccid.

_Sheccid_

Me sentía poderosa, imparable, infinita, pero no podía distraerme en la mar de emociones que me provocaba este estado, debía matar a Lig, era ahora o nunca.

Luchabamos como si no hubiera mañana, y de hecho, no lo habría sino ganaba esta última batalla, esquivaba sus golpes, tal como León me había entrenado, era más complicado esquivar sus ataques de poder, pero yo sabía que los míos le dolían más.

Cuando empezó a notar que no podría conmigo, que estaba demasiado motivada, comenzó a girar, no entendía que hacía, tarde en darme cuenta del ataque de lanzó a mis amigos.

Me lancé y detuve parte del ataque, esperaba todos estuvieran bien pero cuando me gire a verlos, lo que vi sólo me hizo desear destruir en ese instante a Lig.

Anabelle, Karina, Karla y Nikolai yacían muertos en el suelo, el ataque los había aniquilado, todo en mí, dolía, mis amigas, Nikolai, Anabelle, a pesar de todo, no le deseaba la muerte.

Me trague mi dolor, sabía que esto pasaría pero de alguna manera no lo creí.

...
- ¿Estás dispuesta a sacrificar a la persona más importante de tu vida para salvarlos a todos? - preguntó la antigua diosa.

Con dolor y pena, asentí, sabía que era lo correcto, y si Nikolai pudiera moverse, él también estaría de acuerdo.

- Sólo sacrificando tu corazón, podrás salvarlos a todos. - sentenció.
...

Lo lamento tanto, la risa de Lig me sacó de mis recuerdos, me pongo en pie y camino hacia él, sintiendo el enorme deseo de destruirlo.

- ¿Y bien?, ¿qué vas a hacer, niña tonta? - su arrogancia iba a ser su fin.

- Yo convocó al león y la pantera, el destino lo escribió, sólo con la ayuda de las creaciones hechas por los arrogantes dioses, yo, Sheccid, el caos hecho persona, Diosa de la Destrucción. - aquello congeló la risa del idiota. - Destruire al antiguo Dios.

Al momento en que pronuncié completas aquellas palabras, el poder de León y Draak, se proyectó en mí, mire a Lig con odio puro.

- Muerte al falso dios. - murmure, y así dejé ir todo nuestro dolor.

La ola de poder recorrió el mundo entero, como un terremoto mundial, el cielo se nubló volviéndose casi negro.

Nuestro poder tomó todo lo que alguna vez Shidecc le regaló y sin eso, Lig empezó a desmoronarse, con tranquilidad veo como muere lentamente.

- Todo acabó. - dijo León y yo negué, decidí volver a mi forma humana, Lig jamás volvería a ser un problema.

- No, aún no. - aparecí a Demetri, quien me miró aterrado, mi mirada debía expresar odio, rencor y dolor.

Acabo de perder a muchas personas importantes para mí, todo por culpa de ese maldito traidor.

- Por tus crímenes, tu castigo será vivir eternamente en soledad sintiendo siempre el mismo dolor que los que murieron bajo tu mano, y sólo terminará cuando una persona de corazón puro vea bondad y arrepentimiento en ti. - Maldije, Demetri me mira con horror, en su mano se forma una S.

- No, no puedes... - le mire con ira, se calló al instante y se marchó.

- Fue piadoso lo que hiciste. - dijo con enojo y tristeza, León, aunque pude detectar un pequeño atisbo de orgullo en su voz.

- Después de todo, era hermano de Nikolai. - suspiré, me sentía rota, vacía, muerta. - Lo lamento tanto.

León me miró con dureza, sabía que no era su intención culparme, sólo estaba sufriendo, y lo comprendía.

- Hiciste lo que pudiste, no es culpa tuya. - dijo Draak, su mirada apesadumbrada me hizo sentir como una escoria.

Luca lloraba al lado del cuerpo de Karla, la abuela de las gemelas, lloraba igualmente pero los miraba como si ya lo supiera.

- Deben ir a donde pertenecen. - habló la anciana, sabía a que se refería, pero, ¿y Donker?

Draak pareció leerme el pensamiento. - Los Diers y Moordenaars, lo buscarán, ahora que eres la Diosa Suprema, deben obedecerte, y cuando lo encuentren que lo lleven ante nosotros.

Asentí. Mire los cadáveres, me acerque a Nikolai y lo besé por última vez en los labios.

- Siempre serás el amor de mi vida, y si vuelves de alguna manera, búscame, llámame, guíame. - susurro.

Con eso, partimos al hogar de los dioses, claro, la abuela de las gemelas nos ayudó, no es como si de pronto pudiera hacer de todo.

Observé una última vez la tierra, los cuerpos de nuestros amigos a lo lejos y me dirigí a mi nuevo hogar junto con mis guardianes, todo por fin había terminado.



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