C U A R E N T A

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Hace dos meses que ellos se fueron, que desaparecieron de mi vida, como si jamás hubieran formado parte de ella. No me anime a preguntar a Draak sobre ellos, simplemente seguí con mi vida. 

Admito que les guardo rencor, por no despedirse, por abandonarme así, pero supongo que yo no era tan importante para ellos. 

Camino por el pasillo buscando a Luca, sí, él ya rindió sus cuentas y lo perdone pero antes le hice jurar por sangre que jamás me traicionaría de manera directa o indirecta, y según Draak esos juramentos ningún brujo, hombre o dios puede romper. 

— ¡Luca! Tu amigo debe estar en camino, debes salir ya. — grito exhausta. 

Un amigo de Luca vendrá a visitarnos, claramente éste no sabrá sobre qué soy o quién soy, dice Luca que él estaría dispuesto a apoyarnos contra Donker o cualquier dios, ya que es algo, temerario.

Veo al pelinegro salir y sonreír como niño que no ha rompe ni un plato, esa ni en un millón de años se la creo. 

— Demetri tardará unas horas más en llegar, seguro se demorará coqueteando con alguna chica. — rueda los ojos, yo suelto una pequeña risa. 

— Ten cuidado con él, Sheccid. No quiero que te lastime, es agradable y muy buena persona, pero también es un mujeriego y un cabrón de primera. — asiento, él sonríe y camina hacia mí. 

— ¿León ya regresó de su cita con la muñeca? — Niego mientras sonrío con diversión por el apodo de Anabelle. 

A Luca tampoco le simpatiza, creo que a nadie excepto León le agrada Anabelle, es igual que la maldita muñeca diabólica. 

— Bien, entonces vamos al bosque a dar una vuelta. — dice jalando de mí hacia las escaleras. 

— No, es peligroso. —  digo recordando cuando aquel tipo me atacó en el bosque. Nikolai me salvó aquella vez, pero él ya no está aquí. 

Un dolor atraviesa mi pecho, y mis ojos se aguardan, tomo un poco de aire para no romper en llanto, de alguna manera aún no superó lo de Nikolai, tampoco que las gemelas se hayan ido de esa forma. 

— No seas aburrida. — dice, ya nos encontramos caminando en el bosque. Suspiro, es peor que un niño chiquito. 

Vamos conversando cuando escuchamos pasos detrás de nosotros pero giramos y no vemos nada, Luca se pone alerta y yo igual, ahora llevo mejor mis entrenamientos con León quien es un instructor genial, al cual he llegado a patiarle el trasero. 

Entonces alguien me agarra de la cintura y me da un beso, me separa para reír, mi expresión debe ser un poema. 

Observo a un chico pelirrojo con ojos negros, pálido y con pecas en su rostro, un cuerpo atlético y una sonrisa burlona. 

— ¡Demetri! — grita Luca entre contento y molesto. 

Yo sigo shockeada, éste pelos de fuego acaba de besarme. 

— El mismo. Cuanto tiempo Luca, la edad ya se te empieza a notar, deberías relajarte un poco más, con ese ceño fruncido ya te pareces a mi padre. — bromeó Demetri. 

— ¿Me besaste? — pregunto por fin, él sonríe arrogante. 

— Si, ¿no era lo que querías? No sería prudente hacer algo más enfrente de Luca, él pobre no aguanta ver ni un abrazo sin traumarse. — mi ceño comienza a fruncirse. 

— En realidad, no deseaba un beso tuyo y mucho menos algo más, porque no vas a besar a esa ardilla de allá, se ve que lo desea, muggle. — Luca reprime su risa, el pelirrojo sonríe sin molestarse. 

— Tiene carácter, me gusta. — ruedo los ojos y me dispongo a ir a la mansión, definitivamente no voy a permitir que este chico pelos de zanahoria me moleste. 

Hace unos días que llego pelos de Zanahoria, no ha parado de tirarme indirectas o coquetearme a la más mínima oportunidad. 

Su maldita sonrisa arrogante comienza a seguirme en mis pesadillas, suspiro mezclando lo que cocino en la sarten. 

Salchichas a la mexicana, un platillo que hacía mi mamá y en algún momento empecé a hacerlo yo. 

En eso entra Demetri con su habitual "encanto", Nótese el sarcasmo. Me besa la mejilla y me pongo totalmente rígida, ven a lo que me refiero éste chico no tiene escrúpulos. 

— Hola cariño, ¿qué cocinas? — pregunta con diversión, gruño. 

— Sí me vuelves a besar, te mostraré cuando flexible puedes llegar a ser. — amenace girando para encararlo, chasqueo los dedos y la estufa se apagó. 

Me acorralo en ella, mirando con diversión. Nunca se sobrepasa, pero siempre trata de seducirme, y no puedo evitar pensar en Nikolai cada vez que veo a Demetri hay algo en él que me recuerda a Viento. 

Tal vez por eso no le paro los pies, porque me recuerda al chico del que estoy enamorada, y diablos como duele admitirlo, lo descubrí un poco después de que se fuera y aunque le guardo rencor por haberse ido de esa manera, seguramente si lo viera lo besaría y después lo golpearía. 

— Admite que te gustó, sino no me dejarías hacerlo, lo evitarías. — atacó, una mueca se formó en mis labios, tenía razón de alguna manera Demetri me servía de distracción, así no me enfocaba en cuanto extrañaba a las gemelas y a Nikolai, ello me hacía sentir culpable. 

— N.. No es cierto, simplemente soy muy educada. — me excuso y me libero de su acorralamiento. 

Salgo de la cocina con prisa, no deseo interesarme en nadie más de nuevo, no para que me abandone sin decir adiós en medio de la noche. 

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Curiosidad: ¡Qué! ¿Se fueron? ¿Qué pasó? Bueno, pues eso lo sabrán muy pronto, ¿o ya lo puse ahí? La verdad estos capítulos ya los tenía escritos así que ahora exactamente no recuerdo sí si lo mencioné o no, déjenme en comentarios si lo hice.
Descansen y sueñen con Nikolai, León, Luca, Demetri y Draak, ¡por todos los dioses! 😘

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