V E I N T I C I N C O

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Maratón 4/4

Corro por la jungla, los guardias del muelle me persiguen, mi respiración va más rápido que mis pasos y ruego porque los chicos hayan tenido suerte.

Me escondo detrás de un árbol y los Moordenaars siguen corriendo, lo rodeo para correr hacia el muelle pero me topo con uno de mis perseguidores.

Sonríe pero yo también, algo grumoso y oscuro se remueve en mi pecho, puedo sentir un vacío oscuro y sin fondo, levanto una mano y un hielo le atraviesa la cabeza, su sangre mancha mi rostro y ropa, mi semblante es serio, en el fondo reconocí esa sensación, una sensación de indiferencia, como si nada me importará.

Ahora sí, corro con cuidado de que nadie me vea, con la culpabilidad carcomiendo mi interior, llego al muelle y veo a Anabelle vigilando son un semblante preocupado y nervioso pero al verme el alivio la inunda hasta que el horror tiñe sus facciones por la sangre en mi ropa.

— No es mía. — aclaro sintiéndome mal por que no me importará acabar con él, mientras subo al yate. — Dile a León que zarpe.

Asiente para correr a la cabina donde se encuentran mis amigos. Observo el mar y luego posó mi atención en la costa, no tardarán en darse cuenta de lo que planeamos y que tienen que volver para encontrarnos con las manos en  uno de sus yates.

El navío comienza a alejarse lentamente de la isla para comenzar a acelerar, entonces los tipos llegan a la costa.

Demonios, nos perseguirán, corro al interior de la cabina. La mirada horrorizada de mis amigos hace me acuerde de la sangre que me manchaba.

— No es mía, es de un Moordenaars al que herí. — mentí, no quería afrontar la verdad, de alguna manera maté a ese Moordenaars como lo hice con los que nos atacaron, esa sensación como si no fuera yo, como si nada importará, es algo adictiva pero aterradora, por otra parte la culpabilidad hace mella arrasadoramente en mi pecho pero intento ignorarla.

Supongo que la frase que leí en aquel libro de Ariana Godoy en Wattpad es cierta, "Un poder absoluto, corrompe absolutamente.", empiezo a creer que el poder dentro de mí, está cambiandome de alguna retorcida manera.

Todos asienten convencidos de lo que digo y el cargo de conciencia llega por engañarlos, ¿y sí me estoy convirtiendo en una mala persona?

Entonces recuerdo mi incentivo anterior, nuestros perseguidores y sino logramos escapar futuros captores, las alarmas se encienden en mi mente iluminando todo con una luz roja y ese incesante pitido.

— Ya se dieron cuenta, vienen por nosotros. — digo rápidamente, espero que logremos escapar, no pueden detenernos, no tan cerca de la libertad.

Salimos de la cabina y observo como viene el otro yate a toda velocidad tras nosotros. León maldice y Anabelle rompe en llanto, balbuceando palabras inteligibles, dramática, Draak es el único que mantiene la calma para mirarme con una intensidad que me deja perpleja.

— Acabalos. — ordena y asiento sintiendo como mis labios se estiran formando una siniestra sonrisa, ese sentimiento extraño vuelve, mi cuerpo es asotado por una oleada de poder.

— Será un placer... — levantó la mano, una ola de agua se alza imponente, mi cabello es sacudido por la brisa que esta ha provocado, un frío recorre mi cuello y eriza mi piel.

Un rayo sale de mi mano golpeando la gigante ola, convirtiéndola en un arrasador ataque combinado de agua y electricidad, del que nadie podría sobrevivir o al menos completo.

La ola que brilla azul y destellando rayos, impacta contra la nave enemiga, destruyendo totalmente todo en su camino.

Bajo mi mano, provocando el fin del ataque, lo cual hizo una gran movimiento sacudiendo el yate ymi sonrisa se desvanece cuando me doy cuenta de lo que he hecho, las lágrimas ruedan por mis mejillas. ¿Qué demonios?

Lo que me hace sentir peor es que no me importa haberlos matado, mientras mis amigos estén a salvo, limpio unas cuantas lágrimas y corro al interior del yate, escucho a alguien seguirme pero acelero y me encierro en uno de los camarotes.

Pongo el seguro, me deslizo por la puerta para hacerme bolita en el suelo, abrazo mis piernas fuertemente tratando de darme fortaleza.

Necesito saber que me ocurre y porque cada vez uso mis poderes pierdo mi esencia o pareciera que dejo de ser yo misma y me reemplaza otra más fría e insensible.

Escucho golpes en la puerta, me pregunto quien será, ¿León? No seguro sigue con Anabelle, ¿Draak? Es lo más probable.

Abro la puerta pero antes limpio los restos de mis lágrimas para que nadie se dé cuenta de que he llorado.

— ¿Sheccid? ¿Estás bien? — dice abrazandome e inhalo su característico aroma varonil con un toque de menta.

Lo estrecho aferrandome a la única cosa que de alguna manera bizarra me mantiene estable, León.

— ¿Qué ha pasado allá? — indaga avanzando y cerrando la puerta tras de sí.

Estar sola en una habitación con él, la cual es un poco bastante reducida, mi estabilidad emocional tambaleándose y él preocupado por mí, provocan que mi razón se quiera tomar licencia mientras estampo mis labios con los suyos.

Entonces vuelve de Leolandia para poner los pies en la cruda realidad, mate Moordenaars, arrebate vidas, por supervivencia sí pero ello no lo justifica.

— Asesine a esos hombres, — mi voz suena tan frágil. — también a uno de los que me perseguían en la jungla, — mi garganta empieza a cerrarse formando un nudo. — y no me importo con tal de escapar.

Un sollozo escapa de mis labios al darme cuenta realmente de lo que he hecho, soy una asesina, mis manos están manchadas con sangre que ningún baño ni jabón podrán quitar.

— Tengo miedo... Miedo de volverme un mounstro... De que me odies. — mis piernas tiemblan cediendo ante mi peso pero León me toma en sus brazos, dándome un alivio inmediato al sentir su calor y cercanía.

— Tranquila, eso no pasará, no lo permitiré y jamás te odiare,— nos acomoda en la cama y coloca sus manos en mis mejillas obligando a que lo mire a los ojos. — te quiero demasiado como para poder odiarte.

Mi corazón late desbocado ante sus palabras, no puedo creerlo, ¿será un sueño? Si es así, que nadie se atreva a despertarme.

Nuestros alientos se mezclan y la distancia entre nosotros es cada vez más corta, sus labios rozan con los míos y cuando vamos a besarnos, cuando por fin estamos aceptando lo que sentimos...

Llaman a la puerta separandonos rápidamente, él se pone de pie e ignorando mis mejillas escarlatas, abre la puerta.

Anabelle ingresa en la alcoba y las ganas de rodar los ojos son muy tentadoras, la miro esperando a que nos diga que hace aquí.

— Les tengo una buena y una mala noticia. — capta mi atención.

— ¿Cuál es la buena? — pregunta impaciente León y lo miro molesta, ¿a que se debe su repentina prisa?

¿Va a largarse sin hablar ni un poco de lo que ocurrió entre nosotros hace unos minutos?

— La buena es que Draak descubrió donde estamos en el planeta, — asiento y ella suspira. — pero la mala es que... estamos en las costas del caribe.

— ¡¿QUÉ?! — gritamos al unísono.

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Curiosidad: Bien aquí termina nuestro maratón, espero lo hayan disfrutado tanto como yo, o incluso más, esta es la primera vez que hago algo así por lo cual espero haberlo hecho bien o por lo menos aceptable.

Eso es todo y nos leemos en el próximo capítulo. 😘

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