V E I N T I T R É S

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Maratón 2/4

Sheccid duerme tranquilamente en mis brazos, veo mi auto detenerse en el autoservicio, supongo los chicos desean tomar un descanso pero yo prefiero llegar pronto a Uruapan.

— ¿Nos detenemos? — pregunta Draak observandome por el espejo retrovisor.

Niego. — Debemos llegar pronto, ahí estará más a salvo por ahora. — él asiente y continúa dejando atrás a mi hermano, amigos y coche.

De repente, la leve sensación de persecución se extiende por mi nuca y giro mi rostro para ver por el cristal trasero del vehículo.

Observo una camioneta negra detrás de nosotros, pero no le tomó importancia y al parecer, Draak tampoco.

Vamos tranquilos cuando de la nada, la camioneta nos embiste sacudiendo todo el auto, Draak maldice y Anabelle grita.

Sheccid se despierta aturdida, no escucho lo que dice, únicamente observo su rostro con preocupación, ¿puede ser la última vez que la vea?, no, claro que no, miro a Draak.

— No van a desistir, la quieren y no se rendirán. — alzo la voz sobre el ruido y Draak se tensa al escuchar mis palabras.

Lo sabemos, vienen por Sheccid y no les interesa lastimarla mientras puedan llevársela.

— Planean algo, si quisieran matarnos, ya lo hubieran hecho. — contesta y recibimos otro golpe que saca el auto del camino.

Lamentablemente decidimos viajar por la libre para que no nos rastrearan por la autopista, por lo que ningún coche además del nuestro y los que nos chocaron están.

El vehículo da vueltas en el aire, abrazo a Sheccid protegiéndola con mi cuerpo, los gritos de Anabelle perforan mis oídos para después escuchar un estruendo que me arrastra a la oscuridad de la inconciencia.

****
Mi cuerpo duele horrores pero nada que no soporte, gracias a mi estado Dier puedo sanarme muchísimo más rápido que un humano común y corriente.

Abro los ojos y observo el techo de concreto, distingo las pequeñas grietas de éste aparte de las motas de polvo en el aire.

Me siento y todo me da vueltas, observo una especie de celda con un cristal a reemplazo de pared, escucho sollozos al otro lado del muro.

— ¿Hola? — mi voz sale ronca y carraspeo para normalizarla.

— ¿León? — la voz de Anabelle me alivia, no estoy solo.

— Si, ¿Dónde estamos? ¿Qué pasó? ¿Cómo estás? — las preguntas abandonan como un río mis labios.

— No lo sé, pero creo que es algún complejo de Donker, acaban de traer a Draak... — un sollozo se le escapa y la preocupación me embarga.

¿Estará muerto? Se que no me agradaba pero tampoco le deseaba la muerte.

De repente, recuerdo a Sheccid, mi pecho se comprime y mi corazón se encoge al no tener ni idea de como esta.

Pero distingo una mata de cabello sobre una cama en la celda enfrente de la mía, veo que es ella pero duerme tranquilamente.

Giro dándole la espalda pensando en cómo demonios vamos a salir de esto.

*Actualmente... *

Grito de rabia cuando veo que se la llevan arrastrando por el pasillo. Golpeo el cristal con furia y escucho sollozar a Anabelle.

— ¿Qué haremos? Nadie sabe donde estamos, ni siquiera nosotros y estas malditas celdas están hechas aprueba de encantamientos o cualquier clase de poder. — me tranquilizo, tiene razón, no podemos esperar a que nos saquen de aquí

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