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Más tarde esa noche vi como Charlie bailaba alrededor de la fogata, rodeada de sus amigas de la infancia. Habían decorado su cabello con listones y plumas, todas vestían de blanco, sus vestidos moviendo a su ritmo y al del viento. 

Varios chicos aplaudían antes de bailar con ellas, entre esos chicos se encontraban los hermanos de Charlie, su amigo Stephen y otros chicos a los que había conocido horas antes.

Me encontraba un poco apartado de todos ellos, separado por algunos metros mientras observaba a los amigos de toda la vida interactuar: bailar, reír, bromear, divertirse, disfrutar. 

Una amiga de Charlie, a quien identifico como Daisy se acerca a mi y  estira su mano en invitación —Venga, únete, vamos a bailar, no tienes que estar aquí solo. 

No había coqueteo en su voz, era una invitación genuina a formar parte de su grupo y de su diversión. 

Sonriendo, pongo mi mano en la suya y le permito que me ayude a levantarme del suelo y después me dirija hacia la fogata y el grupo bailando. 

La hago girar sobre sobre si misma, ella suelta una carcajada y se aleja sonriendo. A pesar de que me encuentro rodeado de desconocidos, no me siento solo o incomodo. Me sorprende el hecho de que en realidad me estoy llevando muy bien con estas personas que incluso hace doce horas no me conocían y que ya me aceptan como uno de los suyos. 

Charlie se acerca hacia mi, toma mis manos en las de ella y empieza a llevarme.

Nuestras brazos se encuentran estirados frente de nosotros,  ella comienza a guiar mis brazos y los coloca detrás de mi nuca, suelta mis manos y las suyas se entrelazan detrás de mi cuello, por lo que bajo mis manos a su cintura. Ella sonríe, una gran sonrisa. Yo le sonrío de vuelta. 

Nos balanceamos al ritmo de la música,  ella mueve su cuerpo como una experta en baile -que para mi lo es- su largo cabello se balanceaba, agitándose con el viento que traía consigo un poco de briza del mar. 

  — Después de no haberte esperado, me alegra que hayas venido a pasar las vacaciones con nosotros —  me dice, sonriendo. 

— ¿En serio? —  una sonrisa se apodera de mi rostro.

Ella asiente, aun con su sonrisa —Sí, y me alegra que te estés llevando bien con todos. 

  — Tus amigos son muy agradables —  le digo de manera honesta— ,  ahora entiendo lo difícil que fue dejar tu vida atrás, pero también creo que eras muy valiente.  

  — Gracias —  dirige sus manos  hacia mi mandíbula y acaricia con sus pulgares mis mejillas. 

  — Charlie, yo... —  comienzo, pero me detengo cuando veo que unos brazos se enredan en su abdomen desde su espalda. 

Llevo mi mirada hacia el dueño de esos brazos y me encuentro a Stephen, quien sonríe divertido, Charlie suelta una carcajada mientras suelta mi rostro y echa su cabeza hacia atrás para posarla en el hombro de su amigo. Stephen da un paso atrás, lo que me obliga a soltar a Charlie, ya que ella despega sus pies del suelo y permite que él la lleve cargada en sus brazos. 

  — Me la robaré por un momento —  Stephen me informa sobre el hombro de Charlie, quien se deja llevar por él. 

Varias horas después, la fogata estaba casi consumiéndose por completo, de algún lugar cercano, varias personas habían traído mantas y ahora nos encontrábamos todos sentados en la arena enredados en ellas, esperando por el amanecer. 

Charlie se encontraba a mi lado, pero ella tenia su espalda recargada en el pecho de Stephen, que se encontraba detrás de ella. 

Drew llegó corriendo hacia nosotros, levantando un poco de arena cuando se aventó en ella y se acomodo en el abdomen de su gemela, quien inmediatamente comenzó a jugar con su cabello. 

  — Podría estar aquí por horas — Drew comenta, mientras se tapa con la manta hasta el cuello.  

  — Pero no al medio día porque el sol es horrible —  Charlie sigue jugando con el cabello de su hermano, despeinandolo hacia todas direcciones.  

  — Tienes razón —  Drew asiente, calla por unos segundos, pero después dice — : ¿Charlie? 

— Ajá. 

— Tengo hambre.

— Llegando a casa te prepararé el desayuno.

— ¿A mí también? — Stanton pregunta.

 — Si. 

  Spencer no podía quedarse afuera a si que también pregunta—:  ¿Y a mi?   

  — Si —  Charlie contesta riendo —  les prepararé el desayuno a todos en cuanto lleguemos a casa.

— Perfecto —  dice Drew sonriendo al haber cumplido su cometido. 

El sol sale en el horizonte, alguien cuenta hasta el número 3 de pronto todos comienzan a decir — :  Doy gracias por las noches que se hicieron mañanas, los amigos que se volvieron familia y por los sueños que se hicieron, se hacen y se harán realidad. 

  — Charlie, tu turno —  dice Stephen.

La veo ponerse de pie y quitarse el vestido, quedando solo en traje de baño, toma una profunda respiración.

— Tu puedes Charlie —  le dice Drew. 

Charlie grita — :  Vive bajo el sol,  nada en el mar y bebe el aire salvaje. 

Entonces comienza a correr hacia el océano, todos comienzan a gritar y se ponen de pie, siguiendo a Charlie y corriendo hacia el mar. 

Yo no sabía que iban a hacer eso, así que dudo un poco antes de ponerme de pie.  

Alcanzo a ver como al llegar justo a la orilla del agua Charlie duda un poco y justo cuando pienso que no lo va a hacer, se lanza hacia el agua y comienza a nadar en ella. 

Una enorme sonrisa de apodera de mi rostro. 

Al surgir del agua, Charlie levanta las manos y grita que lo logro, sus hermanos se acercan hacia ella y la abrazan.

Para ser honestos, comparto también su sentimiento de orgullo. 

Dime Algo Sobre TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora