- Como que se casaran, no es algo que me oponga, pero jamás, jamás me mudare a Estados Unidos.
Si algo caracterizaba a Anastasia es que no se guardaba nada, y explotaba si debía hacerlo cuando no estaba de acuerdo con algo.
Su madre y Marcus le habían informado que se casarían y que se mudarían a Estados Unidos y eso para ella era algo inconcebible
Marcus Roscheter era un hombre agradable, amable y que había hecho lo posible por congraciarse con ella. No lo odiaba, tampoco podía odiar a su madre por querer rehacer su vida, lo que detestaba era la idea de dejar Grecia, su tierra, sus afectos, temía a los cambios, e irse para Estados Unidos era un gran cambio, nuevo colegio, nueva vida y ella no era ni una joven muy social, o con un espíritu aventurero que lograra adaptarse a los cambios.
Por eso lo decidió, era definitivo ella jamás dejaría su natal Atenas, sus amigos, su escuela, su familia, todo lo que era común para ella, para irse tan lejos.
- Pero hijas debes entender que...
- Solo porque te casas yo debo dejar Grecia-la interrumpió llena de impotencia- mi escuela, mi familia, mi vida, todo por ti.- la acuso
- Anastasia deja el berrinche- la reprendió sumamente molesta Camille y Anastasia sabia que se había excedido.
Marcus preferiría mantenerse al margen, entendía que esto era algo que debían arreglar entre madre e hija.
- Me quedare con mis abuelos y primos- informo bajando el tono.
- No- negó con vehemencia Camille, ella jamás aceptaría separarse de su hija
Los hijos siempre hasta una edad prudencial debían estar con los padres, y ese lazo no se rompería por nada si era preciso ella renunciaría a su amor, aunque le doliera el alma.
- Eres mi hija y debes estar conmigo.- reviro su madre.- Anastasia cálmate y no rechaces la idea de plano. En todo caso- se volvió y miro apenada a Marcus- lo siento, pero si no puedo convencer a mi hija no podremos casarnos.
Anastasia abrió la boca estupefacta, notando en el rostro de su madre lo que le dolía esa decisión y como Marcus palidecía.
No, no podía ser tan egoísta y ser el impedimento para que su madre fuera feliz.
Si ella estaba dispuesta a renunciar al amor de su vida, porque había entendido que eso era Marcus para su madre, bastaba ver como en los meses que el apareció su madre que a pesar de llevar su esposo tres años muerto; seguía guardando el luto,
Con la llegada de Marcus su madre había florecido, había vuelto a sonreír, era feliz.
Ahora que veía como Marcus entrelazaba su mano a la de ella, con la angustia reflejada en su rostro, entendía que era ella quien debía sacrificarse por amor a su madre.
- Lo siento, siento el berrinche, madre, Marcus, pueden casarse e ire con ustedes a Estados Unidos, pero podre venir en vacaciones verdad
- Claro hija, aquí esta mi familia, vendremos siempre.
- Todas las veces que quieras.
- Entonces felicitaciones.
La jovencita abrazo a su madre, luego a Marcus y justo cuando iba a ocupar su asiento de nuevo su mirada se cruzo con la de un príncipe.
Si porque solo eso podía describir al joven de cabellos castaños, ojos color miel y mirada dulce que se estaba acercando ¿a su mesa?
- Ya llegó mi hijo- inquirió complacido Marcus por la llegada de su hijo menor
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ANASTASIA I "El Rey Soñado"Serie: Reyes y Princesas
RomansaPortada realizada por: Annie Morales Nunca fui de las chicas consideradas bellas o populares, yo vivía en mi propio mundo, y así era feliz. Mi mundo era mi bella Grecia, mi familia materna y paterna y por sobre todas las cosas mi madre, que era mi a...