CAPITULO 38 ALETHEA Y RUBENS

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Alethea salía de gimnasio donde había ido a entrenar religiosamente todos los lunes, miércoles y viernes cuando vio a Rubens esperándola recostado al capo de su auto.

— Y eso has venido por mi o por alguna p... con la que te acuestas

— Tu y tu lengua viperina-la reprendió- súbete tenemos que hablar.

Alethea ocupo su asiento y tras el pone en marcha el auto extendió su mano al reproductor pero antes pregunto.

— ¿Puedo?

— Siempre haces lo que quieres- reviro el mas que molesto es como si reconociera que ante ella perdía su voluntad.

— No todo- le recordó ella y el prefirió ignorarla, no quería volver a entrar en ella en un camino sin salida.

— Sabes hay un nuevo entrenador y es muy guapo- comento a propósito

— Se lo que tratas de hacer pero no despertaras mi celos, entiende Alethea solo podemos vernos como primos- señalo aparentando indiferencia pero las manos apretadas con fuerza al manubrio y la tension en sus rostro denotaba molestia.

— En fin- prosiguió sintiéndose dueña de la situación- Porthos que así se llama me invito a salir.

¡Pobre volante! ahora lo asió con mas fuerza y finalmente con el rostro desfigurado por la rabia la miro y puntualizo.

— Se quedara con las ganas, porque nos vamos a Milan

— ¿Nos vamos?- Aleteha se emociono olvidándose de darle celos- quieres decir que De Luca me acepto en Givenci

— Si, accedió vete pero eso no significa que ya te haya aceptado, primero quiere hacerte una entrevista y quiere ver tu portafolio.

— No tengo- recordó apesadumbrada.

— Por eso no iremos tres semanas antes para que Leonardo Ramse te haga tu portafolio.

— ¡Rubens me estas hablando Leonardo Ramse!, el mejor fotógrafo de Italia y el mundo- su emoción e incredulidad iba en aumento

— Si va a hacerlo que sea con el mejor- reconoció en con satisfacción de verla tan feliz.

— ¿Lo pagara De Luca?- pregunto cuando se detuvieron en el semáforo. Ahora Alethea le miraba con esa misma adoración de siempre que a el simplemente lo debilitaba.

— No

— ¿Lo pagaras tu?- pregunto aun mas emocionada - pero el debe cobrar una fortuna, como puedo agradecértelo,

El semáforo cambio a verde y siguieron y al pasar pro Staburk se le ocurrió una idea y le grito.

— Ya se, para aquí Rubens.

El detuvo el auto confundido y la vio abrir la puerta e informar.

— Ya regreso

A travez de la vidriera la vio pedir y luego la vio venir completamente feliz.

— Tu favorito- dijo entregándole la bebida.

El sonrio ampliamente y acordó.

— Me doy por satisfecho

— No, es el único pago.

— Ah no, a donde iremos ahora y que me compraras- pregunto intrigado y divertido.

Ante la sorpresa de Rubens ella se situó en sus piernas y fue en pos de su boca para un beso que aunque lo tomo desprevenido pronto se vio respondiéndolo con vehemencia.

ANASTASIA I "El Rey Soñado"Serie:  Reyes y PrincesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora