CAPITULO 44 NO LLORES QUE ME ROMPES

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Dedicado a: IgoraGonzalez

Después de dejar a David Anastasia había ido a casa de Ivonet, quien la recibió con los brazos abiertos y la aconsejo y consoló. Pero ya a golpe de las 5:30 pm decidió que era tiempo de volver a casa porque no quería preocupar a su mama, pero también dolía volver y ver la decepción dibujada en su rostro, así que decidió ir aun parque hasta que paso una hora y empezaba a oscurecer y propuso volver.

Habían empezado a caer gotas de lluvia y los taxis por ser la hora pico estaban difíciles y mientras caminaba bajo la inclemente lluvia arropándose con su sobretodo con capucha.

De auto negro se asomaron dos chicos empezaron a ir lento a la par de ella y empezaron decirles cosas subidas de tono y ella miro atemorizada que la calle por donde transitaba estaba un poco sola, hasta que un señor mayor apareció y vino en su auxilio.

— Váyanse si no quieren que llame a la policía- les advirtió en tono autoritario el señor que debía tener 70 años, a Anastasia le recordó a su abuelo Miros y se sintió a salvo.

Los chicos que no debían tener más de 20 años arrancaron de inmediato.

— Muchas gracias- agradeció con sinceridad y alivio.

— Que haces aquí jovencita esta toda empapada. ¿hacia donde vas?- pregunto mirándola empáticamente.

— No lo se, solo se que no quiero volver a casa- confeso con dolor.

— Mi esposa y yo somos los dueños de un café cerca de aquí, así que te invito a tomar una bebida caliente y hablamos, dicen que soy bueno escuchando a las personas.

— Esta bien- acepto de inmediato.

Caminaron dos cuadras mas bajo el paraguas del señor Mendez, hasta que llegaron a un café familiar, el cual tenia algo de concurrencia, se trataba de un lugar acogedor, pintoresco y al estilo mexicano.

— Me encanta el lugar- expreso ella con sinceridad adentrándose al lugar- son Mexicanos

— Si, pero ya tenemos mas de 20 años viviendo aquí pero las raíces no se olvidan- comento llevándola a una mesa que había vacía cerca de la ventana donde podía observar las calles desiertas.

Una mujer con poco menos años que Ramiro Méndez se acerco, brindándole una gran sonrisa y Anastasia también le recordó a su abuela y se sintió muy a gusto.

— Dime esposo quien es esta hermosa chica que has traído.

— La encontré mojándose bajo la lluvia, unos pubertes le decían cada improperio.

— Así que el señor Méndez me rescato- apunto agradecida.

— Cariño como te llamas- le pregunta Marion Méndez

— Anastasia

— Hermoso nombre, Ramiro porque no le buscas un chocolate caliente mientras hablo con ella.

Ramiro Méndez se retira y su móvil que había mantenido apagado toda la tarde y encendió hacia unos minutos repico y vio que era David, decidió ignorarlo pero siguió sonando insistentemente ante la mira escrutadora de la Sra Méndez y opto por ponerlo en vibrador y guardarlo en su cartera.

— Alguien con quien no quieres hablar- le pregunto mostrándose comprensiva.

— Digamos que estoy escapada de mi casa- dijo encogiéndose de hombros y tratando de no mostrarse tan afectada.

— ¿Qué edad tienes niña?- le pregunto Marion curiosa por su respuesta.

— 18, pero todos me tratan como si tuviera 12, he crecido muy sobreprotegida y cuidado, primero por mis padres, luego por David.

ANASTASIA I "El Rey Soñado"Serie:  Reyes y PrincesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora