CAPITULO 27 BESOS QUE ROBAN LA VOLUNTAD

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Eran las cinco cuando recoge sus cosas y se despide de Gerald e Ivonet, pues tiene clase en al universidad y va retrasada y reconoce que David tiene razón, le encanta lo que hace, su trabajo, ver la moda en su esplendor y glamour, pero ama el detrás de cámara, todo ese proceso creativo interno y lo que es la producción.

Cuando va a salir por la puerta se topa con David que está de pie en el marco de la puerta; lleva la chaqueta puesta y, mirándola con seriedad le dice.

—Te llevaré a la universidad.

Esta dolida porque el sigue empeñado en mantener esa muralla que ha erigido.

— Me iré en taxi —le suelta con todo su orgullo

— No seas infantil, voy de salida como tu, ¿Cuál es el problema que te lleve a la universidad?, deja de actuar como una niña inmadura.

¡Ella era la inmadura!- pensó con furia, cuando era el quien había decidido aplicarle la ley del hielo, cuando la miraba con desprecio y profería palabras que la lastimaban, solo porque ella había decidido tomar sus propias decisiones, aunque ella sabia que había algo mas y era el que se sentía lastimado porque ella no correspondía a sus sentimientos, aunque si lo había hecho a su beso.

Quien dijo que madurar, crecer, dejar la adolescencia era lo mejor que pudiera pasar a una chica. En su caso deseaba detener el tiempo, o volver a cuando tenía 13 años y no había conocido a David y a Liam, donde su vida era tan sencilla en su bella Gracias, donde su corazón no latía al mismo tiempo por dos hombres diferentes.

— Lo soy- reconoce rabiosa- soy totalmente inmadura, inocente, tonta y muy estúpida- bufa porque le ha congelado en el alma oírlo hablarle así y decidida pasa por su lado con la intención de alejarse de el.

David le da alcance en el pasillo y agarrándola del brazo, la mete en el ascensor

—Está muy equivocada si piensa que voy a dejar que vaya sola cuando yo puedo llevarte sin problemas, ¿no somos hermanos? ¿amigos?- bufa cada vez mas molesto —entonces si tu borras de tu mente el beso como quieres, yo también lo hare, y no ha pasado nada, ahora te vas conmigo y eso no se discute-

—¿Pero a ti qué te pasa, David? Déjame en paz, creí que ya no te importaba.

El no tiene intención de responder, marca planta baja y solo se recuesta contra la pared de metal, con los brazos cruzados y mirándola con peligrosa calma e indolencia.

Ella iba a refutar, despotricar contra el, cualquier cosa que la liberara de ese cumulo de sentimientos contradictorios pero la puerta del ascensor se abre y entra tres personas y es el momento que ella aprovecha para salir e ir por las escaleras.

— Sigues con esa actitud muy madura- dice una voz desdeñosa a sus espaldas, es David que la ha seguido y realmente se le escucha mas y mas furioso.

Anastasia sigue bajando con rapidez, pero sabe que el la sigue al mismo paso apresurado y cuando llegan a su destino, ella se detiene para respirar profundo y ralentizar su respiración por la carrera y sus emociones en conflictos.

Sabe que el esta detrás de ella y no dice nada, solo espera por ella. Finalmente ella se vuelve y lo enfrenta con los ojos ya nublados de lágrimas para decirle:

— Sabes que no puedo con esto, no soporto ver como marcas distancia, como me miras con tanta frialdad, como me lastimas con tus palabras, como me dejas desamparada, cuando prometiste siempre protegerme, no entiendo porque me besaste y tienes razón no quiero saberlo, porque solo quiero que todo vuelva a ser como antes, solo esos deseo, y ...

ANASTASIA I "El Rey Soñado"Serie:  Reyes y PrincesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora