No se veía a nadie. Se habían arrojado al suelo nada más oyeron el grito de Magnus.
El golpe había sacado el aire de los pulmones de Ana, y la había dejado sin voz. Ahora le dolían más los pechos del golpe que el culo de tanto cabalgar, estaba echa un asco, le dolía todo.
Estaba tumbada boca abajo en el suelo, y en vez de pensar que alguien quería atacarlos, no podía dejar de pensar que todo esto era culpa de su prima. Sí, Verónica era la culpable. Ella estaría tan tranquila bordando en casa de su tío, pero no, su querida prima tenía que casarse; pero no le valía cualquier lechuguino de Londres, no, ella se buscaba el marido en el quinto infierno. Y ahora ella estaba allí echada, esperando la muerte, y su prima estaría Dios sabía donde, seguro que calentita y sin un pelo fuera del sitio. Ufff.
Giró la cabeza para mirar a Marcus y vió que estaba tirado boca arriba en el suelo, muy quieto.
- ¡Ay madre!, que racha lleva este hombre, resopló, y poco a poco fue arrastrándose hacia él.-¡Marcus!¡Marcus!, susurró en su oído mientras lo zarandeaba levemente por el hombro. ¿Estas bien?,...contesta por favor...¡Marcus!
Volvía a oír esa voz de mujer. Era insufrible, retumbaba en su oreja y hacía que le doliera un hombro, ¿un hombro?. Marcus abrió lentamente los ojos y giró la cabeza hacia la voz. La veía. Una silueta borrosa de mujer. Cerró con fuerza los ojos y volvió a abrirlos lentamente. Si, era Ana, borrosa, pero era ella.
-¿Puedes dejar de gritarme en el oído por favor?, le dijo mientras se giraba de costado cara hacia ella con gran dificultad. ¿Porqué estamos en el suelo?, le gruñó con dolor.
-Alguien quiere matarnos. Nos han disparado una flecha.Marcus su puso boca abajo, y echó un vistazo a su alrededor mirando la zona. Estaban en una especie de claro del bosque. Eran un blanco fácil. Los otros dos hombres estaban también tirados en el suelo observando y esperando.
No se oía nada. Una suave brisa movía las hojas, y nadie había disparado ninguna otra flecha.Magnus estaba enfadado, a este paso iban a tardar una eternidad en llegar a casa, si lograban hacerlo. Frunció el ceño. Todo estaba en silencio y él no era de los que esperan la muerte indefenso, así que tomó impulso y se levantó.
No sucedió nada, nadie intentó acribillarlo, ni se oía nada.
-Creo que podéis levantados del suelo. ¡Donald!, le dijo mirando a su compañero, ve a por los caballos, quienquiera que nos atacara debe haberse arrepentido.
Marcus y Ana se levantaron y comenzaron a sacudirse los ropajes.
Ana no había estado tan cubierta de polvo en toda su vida, el pelo ya no era una maraña enredada, ahora también tenía tierra, piedras y Dios sabe que más, le preocupaba mucho que algún bicho conviviera con ella. Un escalofrío la recorrió de arriba a abajo. Se alejó unos pasos y comenzó a sacudirse el pelo como una loca.
Los tres hombre la miraban con asombro. La mujer estaba agachada desde media cintura. Con el torso inclinado hacia adelante y la cabeza hacia abajo, se había soltado el pelo y se lo sacudía con fuerza, mientras de el salía una nube de polvo y alguna que otra ramita, a la vez que ella parecía estar diciendo algo.
Magnus creía haber entendido, alimaña, bicho, cucaracha, araña,.....no....., se habría equivocado, o la mujer estaba desvariando por el golpe.Ana acabó de sacudirse el polvo, y agarrando su pelo en varios puñados se hizo una trenza, se arregló un poco, girándose para ver que hacían los hombres.
Los tres la miraban con diversos grados de desconcierto.
-¿Que pasa?, les dijo con sorna, ¿nunca habéis visto a una mujer acicalarse?...venga, dejad de mirarme como unos pasmarotes y vamos a ver si acabamos ya este desdichado viaje, que ya estoy comenzando a hartarme de tanta emoción, -les dijo mientras se dirigía con paso decidido hacia su caballo.
Los hombres dejaron de mirarla y cada uno se acercó a su montura.Entonces lo vió. Era un niño, un pequeño muchacho de 6 ó 7 años estaba parado al lado de una encina, llevaba un arco en la mano que le temblaba, su cara estaba muy roja y tenía expresión compungida. Detrás de él un chico un poco más mayor lo agarraba por el hombro.
-Lamento interrumpirles -dijo el chico. Pero mi hermano quiere decirles algo.
El niño miró con inquietud el rostro de los hombres pero sonrió levemente al mirar a Ana.
-Lo siento, vi un gorrión...y luego Tim me gritó...y luego cerré los ojos, y eso...pues...
El niño temblaba y balbuceaba.
-Lo que mi hermano intenta decir es que lamenta haberles disparado una flecha por error. Le estaba enseñando y ....-el joven se encogió de hombros.Magnus se acercó a grades pasos a los dos chicos y cuando llegó a su altura se agachó para hablar al niño.
- Debes tener cuidado la próxima vez. Para llegar a ser un buen arquero tienes que concentrarte y no ir asustando de muerte a unos pobres viajeros, y le dedicó una sonrisa deslumbrante. Se levantó y le se dirigió al muchacho mayor.
- Id, por nosotros no hay problema, pero tal vez en otra ocasión otros viajeros no serán tan complacientes. Nos habéis dado un buen susto, además del golpe que nos hemos dado, pero no pasa nada, nos vamos. Id con cuidado. Y Magnus se giró y se dirigió a su montura.Marcus miró a Ana y vió como miraba fíjamente a Magnus, parecía prendada. Frunció en entrecejo. Aún no les veía con claridad la cara, pero estaba seguro que la mente de la mujer ya estaba pensando como tentar a ese enorme guerrero. Se pasó la mano por la nuca. Esa mujer iba a ser su muerte. Y enfadado se subió al caballo.
Ana miraba atontada a Magnus, ese hombre había sufrido una transformación delante de sus ojos cuando se dirigió al niño. Era asombroso. Le había cambiado hasta el tono de voz. ¡Guau!.
Se giró sonriente para decírselo a Marcus, pero vió que él la miraba fíjamente enfadado. ¿Y ahora que le pasaba?, sería que no encontraba a su caballo, pero vió como se subía a la montura con un movimiento fluido. No, no era eso. Juraría que veía, pero no estaba segura, ese era el hombre más irascible, gruñón, y cabezota que había conocido en su vida.
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Una aventura inesperada (Historia Completa)
RomanceAna, acompañante de su prima Verónica, debe partir hacia tierras inhóspitas para que esta se despose. El viaje será largo y tortuoso, sobretodo por el constante mal humor que hacia ella enfoca Sir Marcus Ren, enviado por Lord Raven, Duque de Macro...