Magnus estaba parado a las puertas del castillo esperando a sus nuevos invitados. Mientras esperaba que llegaran los veía a lo lejos, un hombre y una mujer iban delante y cuatro soldados iban detrás, una comitiva pequeña. Estaba pensando en su padre, desde que había llegado había delegado en él la mayoría de las obligaciones del castillo, cosa que no le apetecía mucho hacer, se tocó el puente de la nariz, estaba harto de las mujeres. La noche anterior se había encontrado a Enid, la esposa del herrero en su cama, estaban locas, todas locas, y la única que no lo miraba embobada porque estaba atontada con otro, no le estaba ayudando en absoluto. Quería dormir.
Raven y Lidia desmontaron de sus caballos al llegar a la puerta de castillo. Rav miró fíjamente al hombre que los esperaba, era un hombre enorme, seguro que era Magnus, el hermano de Alana. Suspiró, no parecía fácil de convencer, pero bueno, él tenía a Lidia para distraerlo.
Lidia miraba con desconcierto al gigante, era enorme, como una montaña, bueno, todos eran grandes para ella, con su metro y medio de estatura, era la más bajita de su familia, y parecía que también de la familia que vivía en el castillo. A esa distancia no le veía claramente, tendría que estar a un palmo para verlo bien, pero si veía que tenía el cabello rubio. Esperaba que esa aventura llegara a buen puerto y Rav no se llevara un buen golpe del gigante, porque quedaría bastante maltrecho. Y encogiéndose de hombros se dispuso a encontrarse con su anfitrión.
Magnus saludó a los recién llegados. El duque de Macron parecía un hombre agradable y campechano, y parecía tenerle un afecto especial a la mujercita que la acompañaba. Era bajita, su coronilla apenas le llegaba al pecho, delgada, y llevaba unos enormes anteojos que parecía que le absorbieran la cara. Bueno, por lo menos no lo miraba como una tonta redomada, de hecho no lo estaba mirando en absoluto. ¡Qué refrescante!.
Entraron todos al salón donde se reunieron con el resto de invitados del castillo.
-¡Marcus!, dijo Raven sorprendido, te esperaba en mi castillo, que sorpresa encontrarte aquí. ¿Estais todos? Hummm...¿esta aquí mi prometida?. Raven sentía que se ahogaba. Esto es lo peor que le podía pasar, las dos mujeres en su vida juntas ¡Dios mío!.
-Hola Raven, sí, supongo que has venido a conocer a tu futura esposa. Los caminos han estado intransitables estos días, los carros llevan mucho peso y dificultan el viaje. Marcus estaba preocupado, ¡madre mía!, Verónica y Guy desaparecidos y el duque se presenta de improviso. ¡Que lío!.Lidia miraba la estancia con interés mientras escuchaba la conversación de su hermano. Rav apreciaba enormemente a Marcus, lo observó con atención, recordaba perfectamente como era, había sido un amigo muy querido por años, ¿sería bueno como novio de madre? No, demasiado joven, y demasiado pobre. Ya investigaría por el castillo.
Ana observaba al prometido de su prima, un hombre muy agradable, y agraciado por cierto, con ese pelo pelirrojo oscuro y brillante, sí, mirándolo con ojo crítico, su prima tenía suerte, su prometido era muy agradable a la vista, y parecía bastante simpático, ¡ay madre!, y ahora tendría que decirle que la loca de su prima se había fugado con otro hombre, uno de su confianza, ¡pobre hombre!¡que lío!. Miró a Marcus, daba igual que los otros hombres fueran más jóvenes, a ella le gustaba él, sentía calores extraños en partes desconocidas del cuerpo, y lo único que deseaba era pegarse a él y besarlo por todas partes. ¡Por Dios!, se estaba poniendo colorada solo con mirarlo, le pasaba algo muy grave, si, definitivamente estaba enferma. Se acercó a la dama que venía con el Duque y que parecía desconcertada, ya que miraba con interés a su alrededor.
-Hola soy Lady Ana, la prima de Lady Verónica, creo que en breve seremos familia. Le dijo tocándole un brazo.
-¡Oh!, si, claro...estaba observando el salón, tiene una arquitectura singular...claro, encantada, ¡vaya!, esto...no esperábamos verles aquí.
-Ah...¿no?, bueno...pues yo pensaba que venía por nosotros...hum...que raro.
-Mi hermano tenía que hablar con alguien del castillo, perdona, le dijo acercándose a Ana, ¿sabes si el gigante es peligroso?.
-¿Magnus?, bueno, normalmente no, pero supongo que como es un guerrero tendrá su peligro. ¿Es hermoso verdad?, dijo mirando al hombre.
-¿Hermoso?, bueno pues no se, es grande, pero no me he fijado, la verdad, ¿tiene biblioteca este castillo?, estoy deseando echarle un vistazo, sonrió con alegría, a la vez que se quitaba las lentes para limpiarlas.
Me encantan los libros, ¿sabes?, puedes vivir miles de aventuras....perdona si he sido muy directa, le dijo volviendo a colocarse las lentes.
¡Vaya!, ¡era preciosa sin lentes!, -pensó Ana-, las gafas le daban un aspecto raro, pero cuando no las llevaba era realmente bonita con esos enormes ojos grises bordeados de pestañas negras.
-No te preocupes, a mi también me gusta la lectura. Y ahora discúlpame, tengo que ir a hablar con Magnus. Le dijo sonriéndole.Magnus estaba hablando con su padre cuando vió acercarse a Ana, se disculpó con él, y caminó para interceptarla.
-¿Has podido averiguar algo?, le dijo Ana a Magnus, estoy preocupada, susurró.
-Faltan tu prima, Sir Guy y dos caballos, creo que no hace falta muy tonto para saber que deben haberse fugado juntos.
-Sí, eso me temo, voy a ir a hablar con su criada para ver si se ha llevado ropa, o si sabe donde pueden estar.
-Te acompañaré, quiero ir a ver porqué no ha bajado al salón mi hermana.Marcus echaba humo, estaba hablando con Raven, cuando vió a Ana hablar muy cerca de Magnus, parecían una pareja de tortolitos, y para colmo se iban juntos del salón hacia los aposentos. ¿Le daría a ese lo que no quiso darle a él?. Notaba que comenzaba a enfadarse, se le nublaba la mente, quería asesinarlos a ambos, si eso era el amor, ese era un sentimiento horroroso, quería desprenderse de él para no sufrir, y quería dejarlo libre para amarla y ser correspondido.
-¿Estás bien Marcus?, te has quedado callado y tienes cara de querer matar a alguien. Por cierto, no he visto a Guy por ningún lado, tengo ganas de ver al muchacho. Le dijo sonriéndole.
-Voy a buscarlo, y Marcus salió como alma que lleva el diablo, no sabía que responderle, y quería ver lo que hacían esos dos allá arriba.
ESTÁS LEYENDO
Una aventura inesperada (Historia Completa)
RomanceAna, acompañante de su prima Verónica, debe partir hacia tierras inhóspitas para que esta se despose. El viaje será largo y tortuoso, sobretodo por el constante mal humor que hacia ella enfoca Sir Marcus Ren, enviado por Lord Raven, Duque de Macro...